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02 de mayo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Los fascistas del PSOE

Y Rufián se vanagloria ante toda España de que los independentistas pueden imponer su voluntad a Sánchez. Y, lo que es peor, Sánchez les obedece para poder mantener su sillón. Verdaderamente memorable

Actualizada 02:55

La semana no ha podido ser peor para Sánchez. Ya se ha comentado por extenso el desastre que fue el debate del pasado lunes, que produjo el milagro de auparle en las encuestas del CIS de Tezanos al que, afortunadamente parecen quedarle pocas horas de manejo de esa institución. Y esperemos que el nuevo presidente del Gobierno pida a la Fiscalía proceder contra la gestión del presidente del CIS saliente.
Pero la reacción de Sánchez diciendo que todo lo que le sostuvo Feijóo en el debate era mentira, tuvo su momento culmen el pasado jueves, cuando el director general de tráfico e histórico socialista, Pere Navarro, salió a confirmar los peajes de las autovías españolas que Núñez Feijóo criticó ante Sánchez y el presidente descalificó como mentira del candidato alternativo. Peajes de los que el Gobierno español había informado a la UE. Hasta el equipo del presidente del Gobierno evidencia sus mentiras. Lo nunca visto.
El pasado jueves el segundo debate entre los portavoces de los siete grupos parlamentarios guardó otro minuto de gloria para el PSOE, cual se demostró con cómo se le demudó la faz al representante socialista en ese encuentro: Patxi López. Salió el representante de ERC, Gabriel Rufián, a cuyo partido tanto debe el PSOE en esta legislatura y recordó que ellos han conseguido que el Gobierno de Pedro Sánchez indulte a los nueve condenados por el golpe de Estado en Cataluña. Fue una puñalada en el corazón. Con el agravante de que Sánchez sabe que si existe alguna remota posibilidad de que pueda volver a formar Gobierno, el apoyo de ERC será imprescindible. Y Rufián se vanagloria ante toda España de que los independentistas pueden imponer su voluntad a Sánchez. Y, lo que es peor, Sánchez les obedece para poder mantener su sillón. Verdaderamente memorable.
Pero el remate de la semana llegó el viernes con la difusión del documental El Autócrata de Carlos Hernando. Yo no he visto un perfil mejor de Sánchez. La descripción de su personalidad y su autoritarismo es espeluznante. El ministro de Cultura ha impedido la certificación del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales para su comercialización en salas de cine. Así que el director y productor lo ha difundido en la red de forma gratuita. Pero gratuita de verdad, porque no se ha hecho con nuestros impuestos, sino con el dinero del propio productor. Y durante nueve días, como han podido apreciar los lectores de El Debate, se puede ver libremente en la red.
El valor del documental reside en que el perfil que se hace de Sánchez está dibujado exclusivamente por compañeros que han tenido diferentes cargos públicos bajo las siglas del PSOE. Ya sabemos que, como se dice en el documental, para Sánchez los socialistas que discrepan de él también son fascistas. Personas como Joaquín Leguina, con un largo historial de oposición al general Franco, próximo a Salvador Allende, resulta ahora que es un fascista por denunciar la autocracia de Sánchez. Fascistas para Sánchez somos todos los españoles que denunciamos sus políticas.
Y lo que es peor, también se nos considera tales en la inmensa panoplia de medios afines a este poder. Como bien dice Rosa Díez, otra de los «fascistas» que aparecen en el documental, en España hay, básicamente, dos tipos de medios de comunicación: los medios públicos y los medios concertados. Y todos ellos, más o menos, reman en la misma dirección. Y como dice Rosa Díez, las excepciones a ese panorama mediático son muy pocas. Y destacadamente –esto lo digo yo– El Debate.
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