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17 de mayo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Las mentiras se comieron a Sánchez

Si cuatro días de intenso trabajo de Sánchez dan un resultado como el que nos mostró en Atresmedia el lunes por la noche, qué no ocurrirá cuando se prepara las cosas un poquito menos

Actualizada 01:30

El del lunes por la noche fue un espectáculo memorable. El entorno mediático del sanchismo intenta ahora reducir su importancia aduciendo que los presentadores lo hicieron muy mal y no supieron dirigir el debate. Es la mejor forma que se les ha ocurrido para intentar disimular la apabullante derrota de Sánchez, con el agravante de las muy altas expectativas que habían generado Sánchez y su entorno sin ninguna necesidad ni fundamento.
Era el propio sanchismo y su entorno mediático el que resaltaba la importancia del cara a cara en la certeza de que Sánchez se iba a comer a Feijóo. Y clamaron a los cuatro vientos que el presidente se encerró cuatro días, ¡cuatro!, para preparar la confrontación. Si cuatro días de intenso trabajo de Sánchez dan un resultado como el que nos mostró en Atresmedia el lunes por la noche, qué no ocurrirá cuando se prepara las cosas un poquito menos.
Uno de los aspectos más interesantes del cruce de datos, reproches y descalificaciones fue el número de veces que Sánchez espetó a Núñez Feijóo que los datos que le citaba eran mentira. Que un presidente que tiene la plusmarca mundial de mentiroso, que ha convertido la mentira en un instrumento político aparentemente legítimo en el debate político, se atreva a intentar descalificar al rival diciéndole que miente, es como de opereta bufa. Y al final, las mentiras se comieron a Sánchez.
Sánchez intentó acorralar a Núñez Feijóo con un asunto: Vox. Le echaba en cara políticas de Vox que no son competencia de Feijóo. Pero sobre todo Feijóo jugó con maestría la carta de la lista más votada y el querer pactar con el PSOE la abstención de quien quede segundo. Ahí es donde está la clave para poder gobernar con Vox si precisa de su apoyo parlamentario. Porque el argumento es bien sencillo: si gobierna la lista más votada, no es necesario un pacto con Vox. Pero si hay que lograr una mayoría absoluta para poder gobernar, porque Sánchez no acepta que gobierne la lista más votada, la única opción es pactar con Vox. Y yo apuesto a que lo hará.
Hasta ahora, en esta campaña, el acoso mediático a Vox por parte de los medios afines al poder ha sido muy efectivo. Pero eso termina el 23 de julio. Entre otras cosas porque con una nueva mayoría, esos medios empiezan a cambiar de rumbo y a procurar estar, no sé si a bien, pero desde luego menos mal que hasta ahora, con el nuevo poder.
El gran cambio que se dio el lunes en el debate fue que con el daño que se ha hecho Sánchez a sí mismo, los resultados pueden ser peores de lo que ya anuncian algunos sondeos. Y si la ventaja entre el PP y PSOE se agranda, podemos llegar a ver en las Cortes Generales una «mayoría Ayuso 2021»: un PP con más escaños que toda la coalición Frankenstein sumada. Y en ese caso, Feijóo podría aspirar a un Gobierno en solitario. No nos precipitemos.
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