Al sol, antes de la batalla
La «nueva política» ha muerto. A sus carismáticos líderes se les subió el triunfo a la cabeza y, pensando que era fruto de su sonrisa o su elocuencia, comenzaron a actuar de forma cesarista
A pesar de que Pedro Sánchez ha bendecido el cambio de criterio y posición política como una mera mudanza de opinión en función de circunstancias variables, hacer hoy quinielas acerca de qué prebendas están dispuestos PP o PSOE a conceder para ganar la presidencia del Congreso –porque, en política, como en las relaciones internacionales, ya no hay principios, sólo intereses– o especular con el nombre de la persona que pueda llegar a ostentar ese honor es un ejercicio que conducirá indefectiblemente a desacreditar al que lo escriba en el plazo de una semana. Los periodistas sabemos lo que nos cuentan, pero desconocemos si es veraz o interesado. Incluso, lo más probable es que, al hacer de correa de transmisión de esa información, acabemos por convertirnos en instrumento de presión del que la filtra. Por tanto, en tiempos líquidos como los que estamos viviendo, parece aconsejable centrarse en los hechos, apartando la tentación de hacer cábalas.
Hecho. La «nueva política» ha muerto. A sus carismáticos líderes se les subió el triunfo a la cabeza y, pensando que era fruto de su sonrisa o su elocuencia, comenzaron a actuar de forma cesarista. Fue el principio del fin de Ciudadanos y Podemos y el aviso a navegantes para Yolanda Díaz y Santiago Abascal. ¡Ojo con adjudicar el escaño de Tania Sánchez tras la columna del Congreso a Ione Belarra! ¿Son Vox y Sumar nueva política? Son remedos de marketing que venden en el siglo XXI movimientos del XX. La pregunta es si han evolucionado.
Hecho. Los despistados que no entendieron qué problema había en que Meritxell Batet cerrara el Congreso en pleno confinamiento, tienen una nueva oportunidad para descubrir el poder que encierra la presidencia del Poder Legislativo. La madre de todas las batallas del inicio de la legislatura la veremos el 17, en la votación para designar a los miembros de la mesa de la cámara baja. Son los encargados de poner en marcha el reloj de la cuenta atrás hacia una repetición electoral y de ordenar los debates en el hemiciclo.
Hecho. Hemos puesto de nuevo en valor el secreto. Los que reprochaban a Mariano Rajoy las negociaciones en reservados de restaurantes y hoteles, reivindican ahora la confidencialidad para recabar los apoyos que necesitan para investir a sus candidatos. A voz en grito, como acostumbra, lo ha reclamado la ministra de Hacienda.
Hecho. El poder es el mejor pegamento en política. Las nulas expectativas de Iván Espinosa de los Monteros de llegar al gobierno, tras la renuncia de su partido a reclamar al PP una coalición, y las escasas probabilidades de promoción en su propio partido, en el que le han dejado sin equipo, han precipitado su abandono de la política. Su formación y su desahogada situación financiera, tal y como acreditan sus declaraciones de bienes, le dan una libertad que no tienen muchos otros para hacerlo.
Hecho. La gobernabilidad de España no está asegurada. Es posible que Alberto Núñez Feijóo sea investido presidente. Es posible que Pedro Sánchez pueda ser investido presidente. El PP no tendrá suficientes apoyos para aprobar siquiera un presupuesto. Al PSOE, si logra concitar quorum necesario, le piden precios que no puede pagar, porque son inconstitucionales. Y la tarea que tienen por delante es ingente, importante e ingrata.
Hecho. Con permiso de Tezanos, a la mayoría de los españoles lo único que les preocupa hoy es cómo llegar al final de la semana sin haberse derretido de calor. Hay playas en las que no cabe un alma más.
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