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06 de mayo de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Llanto y crujir de dientes

La sentencia británica, como es obvio en un caso de este tipo, no puede decir que el Rey Juan Carlos haya hecho todo bien, o algo bien y algo mal. Lo que sí dice es que no acepta ni uno solo de los argumentos de Corinna Larsen, la demandante

Actualizada 18:44

Así que llegó la sentencia tan esperada de la única causa que tenía abierta el Rey Juan Carlos. Y, ciertamente no fue la que algunos avizoraban. Habrá quien piense que eran muchos los que creían y esperaban que el Rey fuese condenado y tuviera que satisfacer una demanda de 146 millones de libras –que se dice pronto. Yo no sé qué nivel de vida le dan a esta señoritinga sus amistades. Lo que sí podemos saber es que la High Court británica ha desestimado el caso con una contundencia sorprendente. Imagino las redacciones de medios españoles y los despachos oficiales en los que hay llanto y crujir de dientes. Sánchez lleva años vendiendo en cierto ámbito que él está protegiendo al Rey Felipe frente a la inmensidad de problemas que acarrea Don Juan Carlos. A día de hoy no queda nada. Pero intuyo que en los próximos días o semanas se activará cualquier otra cosa para seguir teniendo al Rey Felipe rehén del presidente del Gobierno al que en Granada ha vuelto a humillar relegándolo protocolariamente en un acto tan relevante como el Consejo Europeo. Aquí sólo cuenta Sánchez.
Habrá medios mal intencionados que digan que la corte británica rechazó el caso por falta de jurisdicción. Cierto y falso. Como se explica con claridad en los fundamentos de la sentencia, hay falta de competencia, pero si esa competencia estuviera en las manos del juzgado londinense, también hubieran rechazado el caso por falta de absolutamente ninguna prueba como se especifica con toda claridad en la sentencia.
La sentencia británica, como es obvio en un caso de este tipo, no puede decir que el Rey Juan Carlos haya hecho todo bien, o algo bien y algo mal. Lo que sí dice es que no acepta ni uno solo de los argumentos de Corinna Larsen, la demandante. Todo lo que hemos vivido a lo largo de los últimos años para acabar en absolutamente nada es para reflexionar. No sólo por parte de la demandante, también por parte de los múltiples medios de comunicación del mundo entero, especialmente españoles, que reprodujeron las tesis de la amante como si fuera un verdad revelada.
Aquí sostuve en el funeral de la Reina Isabel II que el Rey Carlos III había hecho un favor a Juan Carlos I al sentarlo entre todos los Monarcas asistentes. En un momento en que Corinna intentaba enviar el mensaje de que Don Juan Carlos estaba descartado, el Rey Carlos III demostró que todavía es uno de ellos. Y otro detalle de la sentencia, que me ha parecido maravilloso. En el encabezado del resumen hecho por la High Court, el demandado es «Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón». En la abreviatura de su nombre, el tribunal se refiere a él como«HMJC» His Majesty Juan Carlos.
Y, por cierto, soy poco partidario de usar referencias de género que no son necesarias. El juez es el juez, sea hombre o mujer, como el Gobierno tiene un presidente, sea hombre o mujer. Pero en este caso, no me resisto a mencionar que el juez que archivó la demanda de Corinna Larsen de supuesto acoso y abuso de ella, de una mujer, es... una mujer.
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