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29 de abril de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Y ahora ¡las monjitas!

Hay que animar a Tezanos a que siga escribiendo a ver si consigue que se le caiga a los votantes del PSOE el velo con el que cubren sus ojos para poder negar la evidencia de lo que sucede.

Actualizada 00:30

Mi buen amigo colombiano Camilo Bautista tenía un excelente equipo de polo con un nombre curioso: Las Monjitas. Yo no soy aficionado a ese deporte, pero hace unos veinte años vi a Las Monjitas jugar el campeonato de Sotogrande en agosto. Era todo un espectáculo. No sé yo si José Félix Tezanos no estaría pensando en esas monjitas cuando ha tenido el valor de poner por escrito que la victoria del PP en las elecciones gallegas se ha debido al «enorme activismo» que movilizó a «monjitas organizando el voto de sus asilados e internos». Ya comprendo que no es probable que Tezanos estuviera pensando en el equipo de polo, pero me reconocerán que, frente a este disparate de atribuir la victoria a la movilización de las monjas, cualquier explicación alternativa parece sensata.
Aceptando como hipótesis que fuese cierto que las monjas se hubieran movilizado ¿sabe alguien cuántos asilos de ancianos regidos por monjas hay en Galicia? ¿Cuántos residentes tienen esos centros? ¿Tantos como para dar al PP tres escaños más de la auspiciada pérdida de la mayoría absoluta que anticipó sin cansancio del CIS de Tezanos? Y profundizando en la hipótesis de mi paisano cántabro ¿qué tiene de malo que un cuidador de una persona le haga propaganda electoral? ¿Tiene algún dato que permita descartar completamente la posibilidad de que celadores de otras residencias sin adscripción religiosa hayan hecho propaganda en favor de la candidata del Bloque o el del PSdG? Porque lo de «las monjitas» suena al típico tonillo anticlerical que en cierta izquierda se da incluso con aquellos religiosos que dedican su vida a cuidar de quienes no tienen a nadie que les cuide.
Esto me ha recordado, volviendo a un ejemplo colombiano, a la consulta sobre el acuerdo de paz de Juan Manuel Santos con las FARC. Recordarán que la mayoría de los votantes que fuimos a las urnas dimos la victoria al «no» al acuerdo. Después se hicieron muy sesudos análisis de por qué se había producido ese resultado y recuerdo debatir en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con un investigador del Real Instituto Elcano que decía que el problema era «que las comunidades evangélicas se habían movilizado por el ‘no’». Como si el voto de los evangélicos fuera de peor calidad que el voto de los católicos o el de los ateos. Cada vez que se menciona la fe en un contexto político es para descalificar a quien la profesa.
No contento con eso, Tezanos también habla de algo que no teníamos conocimiento de que ocurriese en España desde hace más de un siglo: la compra del voto. Por escrito y con toda claridad afirma que se dieron «gratificaciones extraordinarias a las mariscadoras». Aparte de la gravedad que implica decir que alguien recibió dinero a la hora de fijar el sentido de su voto, sorprende todavía más que emplee el género femenino. Don José Félix, no va usted con los tiempos. Yo soy partidario del uso del masculino como genérico para ambos sexos. Ya comprendo que usted no y en sintonía con su partido diría «mariscadores y mariscadoras». Pero al decir sólo «mariscadoras» ¿insinúa que son más fácilmente corruptibles esas mujeres que los hombres que faenan a su lado? Éste es el verdadero progresismo del PSOE.
Hay que animar a Tezanos a que siga escribiendo a ver si consigue que se le caiga a los votantes del PSOE el velo con el que cubren sus ojos para poder negar la evidencia de lo que sucede.
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