Sánchez se lo pone fácil a Feijóo
Metiendo la pata una vez tras otra, Sánchez ha conseguido que los malvados fachas, que son todos aquellos que no piensan como él, sumen hasta 189 escaños en unas teóricas elecciones
Aunque lo ocurrido en aquellas elecciones del 23 de julio nos hace desconfiar un poco de las encuestas, tampoco se puede cerrar los ojos ante una realidad que es cada vez más palpable. Sánchez no puede salir a la calle, no puede hacer un solo acto sin el amparo de militantes socialistas, porque acaba abucheado, increpado e incluso apaleado como ocurrió en Paiporta. Y esa percepción, quiera o no el presidente del Gobierno, se traslada a las urnas.
No ayuda tampoco a la baja popularidad del líder del PSOE el último desastre del Gobierno con las pensiones, por mucho que se haya tratado de culpar al PP. Es el precio que se paga por vender tu alma al diablo y dejar la gobernabilidad de España en manos de quien quiere resquebrajar el país. Si alguien en Moncloa confiaba en la palabra de Puigdemont es que tienen que estudiar un poco más la personalidad del prófugo, el mismo que prometió dejar la política si no ganaba las elecciones catalanas o que asistiría a la investidura en lugar de volverse a fugar -con el permiso de Marlaska- a Waterloo.
Pedro Sánchez, no obstante, tenía la opción en su mano para no dejar caer las pensiones. Simplemente tenía que cambiar de opinión -qué más da una vez más que menos- y presentar la revalorización por separado, sin otorgarle ningún palacete al PNV ni subir los impuestos, cosa que bien poco tiene que ver con la nómina de los jubilados. Pero claro, ese cambio de estrategia significaría demostrar que la oposición tenía razón y que Su Sanchidad se equivocaba, así que quedaba descartada.
Y así, metiendo la pata una vez tras otra, es como Sánchez ha conseguido que los malvados fachas, que son todos aquellos que no piensan como él, sumen hasta 189 escaños en unas teóricas elecciones. Habrá que ver qué se inventa Moncloa, porque eso no se arregla ni alentando el fantasma de la ultraderecha durante la campaña electoral. Lo que está claro es que se van a tener que cargar de paciencia, porque, con los números en la mano, nos queda Sánchez para rato. No habrá elecciones hasta pasado el verano de 2027.