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HorizonteRamón Pérez-Maura

¿Qué nos queda por descubrir?

Más de 28.200 euros al mes. Yo no sé si eso son muchos o pocos euros para las dietas de un ministro. De lo que sí estoy seguro es de que son muchísimos para unas dietas injustificadas

Actualizada 01:30

Por más que el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada intente convencernos de que aquí sólo hay un caso de corrupción, que es el de José Luis Ábalos y que eso puede pasar en cualquier parte, porque en el fondo, Sánchez casi no le conocía, lo cierto es que cada día que pasa, la profundidad y extensión del grado de corrupción del sanchismo se acentúa. Y eso que no sabemos qué nos queda por descubrir. No hay una sola buena noticia para el entorno del presidente. Y pocas veces hemos visto un presidente con un entorno tan amplio.

Ayer nos contaba Alejandro Entrambasaguas en El Debate que otro de los avales que tuvo Begoña Gómez en sus pinitos empresariales fue el de Beatriz Corredor, la presidente de la mejor infraestructura de electricidad del mundo como nos acaba de decir. Fue en un proyecto de repoblación que Begoña quiso promover con Víctor de Aldama. Lo mejor de cada casa: Gómez, Corredor y Aldama. Está claro que Begoña Gómez hacía carrera por méritos propios. No paramos de mejorar.

El que no aparece en esa lista del proyecto de repoblación es Ábalos, que era más de lo suyo y menos de beneficiar a los demás. Pero la última aportación de la UCO es verdaderamente deslumbrante. En sólo año y medio, desde junio de 2018 a diciembre de 2019, la UCO estima que el ministro de Fomento –que era la denominación del Ministerio entonces– cobró 508.000 euros en dietas injustificadas. Es decir, más de 28.200 euros al mes. Yo no sé si eso son muchos o pocos euros para las dietas de un ministro. De lo que sí estoy seguro es de que son muchísimos para unas dietas injustificadas. Y de que, además, habría otras dietas justificadas. Pero que el ministro se llevase ese dinero sin justificar recuerda a las historias de los GAL cuando Amedo y Domínguez se llevaban el dinero de la caja de la policía y se iban a investigar a los bares con lucecitas rojas.

Y como ocurre constantemente con el caso Ábalos y su Ministerio, hay que volver a recordar la actuación de su sucesor, Óscar Puente, que nada más llegar al Ministerio anunció una auditoría sobre las actuaciones de Ábalos y no fue capaz de encontrar nada. Vamos, que es como si hubiera entrado en la cueva de Ali Babá y los cuarenta ladrones y no hubiese sido capaz ni de tropezarse con una de las lámparas que había tiradas por el suelo. Quizá sea útil poner un poco más de interés, señor ministro. Pero ya sabemos que las distancias del sanchismo respecto de Ábalos son muy difíciles de definir y entonces todavía pensaban que era mejor tenerlo cerca.

Y luego tenemos el caso de don Alvarone, nuestro inefable fiscal general del Estado, que en las últimas horas es el único que ha tenido algo un poquito parecido a una buena noticia. Las multinacionales de comunicación que han investigado los mensajes borrados de su móvil no han encontrado mensajes comprometedores. Pero lo que sí pueden confirmar es que se borró. Y se borró muchísimo. ¿Alguien se cree que ponerte a borrar mensajes justo cuando te van a incautar el teléfono es por cumplir un protocolo como dijo el fiscal? ¿De verdad la Fiscalía tiene un protocolo para cuando la Guardia Civil les interviene los teléfonos?

No me cansaré de repetirlo. Nos toman por imbéciles. Y casi siete millones de españoles les aplauden por ello. Y eso sin hablar del apagón sobre el que volveremos.

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