Una patente para forrarse

Existen varias patentes españolas admirables. El ingeniero militar aragonés Manuel Jalón inventó a finales de los cincuenta la fregona, ahí es nada, el prodigio técnico que nos liberó de fregar agachados. En 1937, mientras convalecía en un hospital catalán durante la Guerra Civil, mi paisano coruñés Alejandro Finisterre ideó el futbolín, que inexplicablemente todavía no es deporte olímpico (a pesar de lo mucho que hemos entrenado algunos en los bares).

Sueño con aportar mi granito de arena a nuestra saga de inventores con una aplicación con la que pienso forrarme: el Traductor Pedrolés-Español. Se trata de una innovadora app que traduce la verborrea del régimen socialista-nacionalista a la verdad. A continuación, una demostración práctica, basada en las explicaciones de Sánchez en el Congreso:

Exposición de Mi Persona en idioma pedrolés: El apagón fue un éxito. Casi valdría la pena repetirlo todos los lunes, porque gracias a la gestión del Gobierno progresista y el heroísmo del pueblo español, la jornada arroja un balance muy positivo. Hubo una «crisis del sistema eléctrico», pero el hecho de que volviese la luz prueba la «resiliencia» del modelo y refleja que es uno de los mejores del mundo. Además, bajaron los accidentes de tráfico y los delitos y subió el consumo. Los cinco muertos, las pérdidas y trastornos son notas a pie de página.

En cuanto a las razones de esta «crisis eléctrica», resulta dificilísimo saber qué pasó. Estamos investigando a tope, pero antes de tres meses, nada. Pero eso sí, ya tenemos clarísimo que las renovables no tienen nada que ver y que la nuclear no habría arreglado nada, porque es muy chunga, carísima y propiedad de unos ricos malísimos que se forran sangrando al contribuyente. Por último, el Gobierno de todos y todas trabajó a destajo e informó en todo momento.

Traductor del pedrolés al español: Red Eléctrica, compañía semipública controlada por el Estado y presidida desde 2018 por exministros de Zapatero, había recibido reiterados avisos de que el sistema era muy inestable, debido a un precipitado aumento de las renovables sin haber hecho las inversiones necesarias para evitar apagones. El irresponsable cambio del mix energético fue fruto de las obsesiones ecologistas de Teresa Ribera, la misma fanática que por «ecologismo» no limpiaba ríos y barrancos, ni acometía obras hidráulicas de prevención. La propia Red Eléctrica avisó al Gobierno a finales de enero de la inestabilidad del sistema. Pero no se hizo nada.

Todos los expertos tienen claro que el apagón se debió a un exceso de renovables sin medidas para compensarlo. El apagón provocó cinco muertos, dejó a 30.000 personas tiradas en trenes, suspendió las jornadas de trabajo, obligó a cerrar fábricas y oficinas.

El Gobierno de Sánchez desapareció durante seis horas, sin ofrecer información alguna a una ciudadanía desconcertada. El presidente se negó, una vez más, a declarar la emergencia nacional y tomar el mando. Provocamos incluso que el apagón se extendiese a Portugal. Ofrecimos ante el mundo una imagen tercermundista.

El Gobierno manipuló lo sucedido culpando a las eléctricas y manteniendo abierta hasta hoy la hipótesis de un ciberataque, negada hasta por la propia Red Eléctrica. Incompetencia, mentiras y prioridad propagandística en pleno caos. Pero aquí no dimite nadie.

(PD: El sábado, todos a Colón. Hay que echarlos. Son muy malos).