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HorizonteRamón Pérez-Maura

El Papa y la masonería

Somos el único país de Europa que ha celebrado dos funerales laicos por las víctimas de la Covid. Ambos en la plaza de la Armería, entre el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, siguiendo rigurosamente los protocolos masónicos

Es fascinante el entusiasmo con el que se ha tomado la izquierda la elección del Papa León XIV. Ya veremos cómo les van las cosas con el nuevo pontificado, pero creo que hay muchos hechos muy reveladores que apuntan a que las cosas no son como algunos de los grandes capos de la izquierda española parecen verlo. Yo no podré olvidar el silencio provocado por el desconcierto de los periodistas de Televisión Española que transmitían el anuncio del nombre del nuevo Papa el pasado jueves. Éste no estaba en su guion. Simplemente porque a ellos les habían anunciado un hombre de una tendencia diferente. Como siempre, hay vaticanistas de nueva generación que saben de todo, pero en realidad no saben de nada. Por algo ahora en Moncloa se agarran a la esperanza de que Monseñor Parolin continúe en la secretaría de Estado.

No he visto mencionado en ninguna parte que el pasado 11 de febrero en la Capilla Magistral en Roma, el Gran Maestre Frey John Dunlap recibió en la Soberana y Militar Orden de Malta con la dignidad y el rango de Bailío Gran Cruz de Honor y Devoción, al cardenal Robert Francis Prevost O.S.A., prefecto del Dicasterio para los Obispos. La Orden de Malta sufrió muy serias crisis durante el pontificado de Francisco, que la descabezó. Y aun así, hace sólo tres meses, el futuro León XIV quiso dar un paso al frente y significarse junto a la orden hospitalaria que es identificada —superficialmente— como una orden de las elites de la sociedad Católica.

Y no sólo eso. Ya se ha dicho reiteradamente que la elección del nombre del nuevo Papa es casi como el anuncio de un programa de gobierno. Y por eso ha sido tan relevante la elección del nombre de León. Se ha hablado mucho estos días de la indiscutible trascendencia de la encíclica Rerum novarum de León XIII que enunció la Doctrina Social de la Iglesia y al hacerlo además condena categóricamente el socialismo y el capitalismo en su forma más extrema. Pero casi nadie ha mentado la encíclica Humanum genus que el mismo Papa promulgó en 1884, siete años antes de la famosa Rerum novarum. La traducción de Humanum genus es Género humano y estaba dedicada a hacer una condena frontal y sin matices de la masonería, el naturalismo subyacente, lo que entronca también con las obsesiones ecologistas, climáticas y otras. Pues bien, lo que ahora manda es el socialismo, el capitalismo desbocado —como el de China— el naturismo y la masonería. Todos enemigos de los principios inmutables de la Fe católica y todos denunciados por León XIII.

Cuentan los corresponsales en la Casa Blanca que cuando el jueves se anunció el nombre del nuevo Papa en el Despacho Oval se oyeron gritos de júbilo. Cuando después se estudió con un poco de detalle la trayectoria de Prevost, se les bajaron los humos. Sospecho que a Televisión Española, la voz por la que podemos adivinar el entusiasmo de la Moncloa, se les va a bajar muy rápido el suflé. Verán el alipori de Bolaños cuando se entere de que en la cruz que lleva al pecho el Papa desde que fue creado cardenal tiene 3 reliquias: una de San Agustín; otra de su madre, Santa Mónica y la tercera del agustino beato fray Anselmo Polanco, el obispo de Teruel al que adivinen quién asesinó el 7 de febrero de 1939.

Como decíamos, la encíclica Humanum genus es un firme alegato contra la masonería. Y sospecho que eso no va a ser una cuestión menor para León XIV. Y hablo de la preocupación en Moncloa por el nuevo Papa, porque tenemos un Gobierno tan infestado de masones como los de la II República. Y ya sabemos en qué derivó ese periodo para la Iglesia. Somos el único país de Europa que ha celebrado dos funerales laicos por las víctimas de la Covid. Ambos en la plaza de la Armería, entre el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, siguiendo rigurosamente los protocolos masónicos. Y tenemos mandilones firmemente asentados en los lugares más relevantes de nuestro Gobierno acumulando carteras.

Ojalá empiecen a cambiar las cosas.

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