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Pecados capitalesMayte Alcaraz

El pornofeminismo

Escuchar las conversaciones que la UCO ha incluido en su informe para el magistrado instructor del Supremo Leopoldo Puente es el camino más corto al vómito y un monumento a la indignidad, la vulgaridad y al delito más abyecto

Actualizada 01:30

Corría 2019. Pedro Sánchez llevaba casi un año en el poder. Un mes después de que se celebrara el 8-M, día Internacional de la Mujer, con Begoña Gómez y todo el Gobierno feminista y de las sonrisas profidén a la cabeza, se produce una sórdida conversación entre dos compañeros del metal de las manifestantes, que saltito va saltito viene y vestidas de morado, lo ofrecían todo por nosotras. Hermana yo sí te creo y bla bla bla. Ultraderecha machista y bla bla bla. Nosotras parimos nosotras decidimos y bla bla bla. La prostitución es esclavitud y bla bla bla. Qué importaban entonces las saunas del papa y del tío carnal. Qué más daba que la consorte estuviera edificándose un negociete y una carrera académica entre los seguros muros de Moncloa procurados por el cargo de su marido. Paparruchas al lado de la misión histórica que tenían entre manos.

Begoña y cuatro ministras se recogen después del 8-M, tras dejarse la garganta con los cánticos feministas, a leer cómo la prensa vendida cuenta lo bien que ellas defienden a las mujeres y lo malo que es el heteropatriarcado. No lo sabían -o sí- pero se estaban manifestando contra ellas mismas. Begoña conocía bien los pingües dineros que se hacen con el negocio carnal, y mejor sabía cómo la vía marital es el camino más corto al éxito mercantil. Pero para mercantil el reparto obsceno de mujeres que un mes después de esas manifas pactaban el todopoderoso José Luis Ábalos, el adalid de la regeneración y la defensa de la igualdad, y su lugarteniente, Koldo García, el eficaz portero de prostíbulos que lo daba todo por el socialismo y el progresismo.

Escuchar las conversaciones que la UCO ha incluido en su informe para el magistrado instructor del Supremo Leopoldo Puente es el camino más corto al vómito y un monumento a la indignidad, la vulgaridad y al delito más abyecto. La mano derecha de Pedro, el marido de la feminista señora Sánchez (de soltera Gómez, hija de don Sabiniano), prepara con Koldo el 12 de abril de 2019 un viaje a Jaén, donde arrancará la campaña electoral que seguiría a la moción de censura contra Rajoy. Ellos quieren procurarse una nochecita completa para relajarse de la tensión de los mítines. «Si vienen aquí, tienes a Ariatna y a la colombiana nueva», anuncia Koldo al ministro. «No sé, la Carlota se enrolla que te cagas», duda Ábalos. «Pues la que tú quieras -resuelve Koldo-. O Ariatna y Carlota y a tomar por culo». A grandes males, grandes remedios, les faltó añadir.

Dudaban entre Murcia y Málaga no por razones de campaña o de eficacia del mensaje político, sino por la logística femenina. Bien estaba tener que hacer discursos feministas en los mítines, todo sea por Pedro, pero ni hablar del peluquín que eso impidiera disfrutar de prostitutas para aliviar el estrés. Echar a un presidente legítimo del poder sobre los cimientos de una gran mentira desgasta tanto que hay que repasar el catálogo de meretrices para hacer soportable una empresa tan pesada e histórica como librar a España de los fachas, del machismo y emprender un camino hacia la arcadia feliz progresista.

Ábalos y Koldo son pura delicadeza y respeto por las mujeres. Dice el aizkolari: «Mira, si vienen aquí, ya sabes quién va a venir, eso lo tengo claro. Si viene aquí, tienes a Ariatna, que está bien, que está recién, está bien, está perfecta». Las mujeres, divididas entre las que están recién y las que no, las que están bien y las que no, las perfectas para consumir por todo un señor ministro y secretario de Organización del PSOE, y las que quedan para segundos niveles. Y, además, todas inmigrantes. Paradójicamente, Pedro Sánchez, el responsable moral de toda esta basura, había mandado diez meses antes a medio gobierno a Valencia para que recibiera al buque Aquarius y cambiara el rumbo de la política migratoria. Ábalos acudió presto al puerto de Valencia y prometió que su Gobierno «tendrá sensibilidad con los inmigrantes» y criticó la indecencia moral de Italia «por no afrontar el gran problema de la inmigración con humanidad». España se comporta, dijo José Luis, «con decencia y moral». También había dicho que «el feminismo está en el ADN del socialismo».

Ardo por asistir al próximo sarao feminista del Gobierno. Me invade la misma impaciencia por conocer qué les parece a Montero, Díaz, Redondo, Margarita, Diana, y al resto de rosas del consejo de ministras este nauseabundo diálogo. Sugiero que hagan fabricar camisetas de José Luis enfundado en su prenda zarrapastrosa de Orlando y echen a lavar ya los ropajes morados. Y si pueden, que rescaten el tanga de leopardo que olvidaron en un Parador los gudaris del feminismo. Con esos avíos, triunfan seguro el próximo 8-M.

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