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Al bate y sin guanteZoé Valdés

Cobardía

La única tierra de Oriente Medio donde no brota a chorro el petróleo, y que sin embargo ha sido uno de los países que ha dado a la humanidad mayor cantidad de científicos, de escritores, de gente talentosa, de premios Nobel; la única verdadera democracia de Oriente Medio, la garantía de Occidente en la región

Actualizada 01:30

Es de cobardes apoyar a la tiranía iraní, lo subrayo, es de muy cobardes apoyar a criminales. Es de muy poco humano apoyar a unos mulá que cuelgan de grúas a mujeres adúlteras –según sus criterios–, que ahorcan a homosexuales también colgados de las grúas, que asesinan a mujeres por el mero hecho de enseñar un mechón de pelo por encima del velo. Es de insensibles apoyar al régimen que tiene acobardado al mundo, que pretende la desaparición de Israel, y el exterminio de las costumbres y de la cultura occidental.

Es de cobardes, todo hay que decirlo, el salir ahora a exigir la liberación de rehenes después de tres años de olvido oneroso; tal como ha hecho el presidente Emmanuel Macron. Es de cobardes haberlos dejado abandonados a su suerte y ocuparse más de otros que no son franceses que de esos rehenes; y es de cobardes sólo expresar temor por su supervivencia cuando Israel decide una vez más defenderse ante la posibilidad no ya tan remota de que Irán obtuviera las armas nucleares, porque Israel pudiera poner esas vidas en peligro. Por favor...

Sí, porque Israel está haciendo el trabajo que ningún gobierno, ni siquiera el norteamericano –mucho menos el norteamericano en tiempos de Barack Obama y Joe Biden que le entregaron millones para que pudieran hacer todas las bombas nucleares que los ayatolás anhelaban– se ha atrevido a hacer, tampoco el de Donald Trump, que al final, sí, mucho bembeteo, pero nada de nada.

Es de cobardes apoyar y engrandecer a una tipa como Rima Hassan, la eurodiputada francesa de origen palestino, nacida en Siria, cuyo padre sirio perteneció a las altas esferas de Bashar al-Assad, fue terrorista, y ella misma está vinculada a la Hermandad Musulmana, tal como ha denunciado en X y en la televisión el célebre periodista y presentador Paul Amar.

Es de muy cobardes olvidarse del escritor francés de origen argelino, de ochenta años, enfermo de cáncer, en prisión en Argelia, no demandar su liberación con la firmeza requerida, sin embargo exigir de otro lado la de Hassan, que no estuvo en prisión en Israel tras ser interceptada en una embarcación turística cuando se dirigía a Gaza, sabiendo que jamás llegaría, sólo haciéndolo para su publicidad como islamo-comunista de la banda de Jean-Luc Mélenchon, ni tampoco estuvo más de una hora sin zamparse todos los bocadillos de pastrami que le ofreció Israel, vistas las fotos que se divulgaron, en donde ella sonriente los acepta y golosa se los traga sin masticar.

Es de cobardes afirmar, como lo hizo el comunista Mélenchon, que antes hace sólo unos años opinaba una cosa bien distinta de Israel (a favor y en contra de Irán), y hoy dice otra, porque no es lo mismo 200 mil votos judíos que 6 millones de votos musulmanes, tal como manifestó, que Rima Hassan es la Victor Hugo de estos tiempos; comparando el regreso del exilio del escritor en Guernesey, y además alentar a los jóvenes franceses a ser como ella, a seguir su ejemplo. El ejemplo de una terrorista. Es así como se desbarata un país.

Es de cobardes ponerse del lado equivocado, del lado en el que la razón, la vida, la existencia misma probaría que debieras situarte, por el mero hecho de ser un ciudadano de un mundo en el que debiera imperar por encima de todo la humanidad y el deseo de un futuro claro y sano para nuestros hijos.

Es de cobardes culpar a Israel, e inclusive es de cobardes –y de ignorantes– volver a sacar una historia manipulada con relación a Jesucristo, a Judea, a los romanos, a los judíos de entonces, que como bien ha dicho alguien no son los de hoy. Es de gente muy roñosa, y lo diré sin ambages, es de antisemitas directamente, de los que anhelan el fin del Israel, la desaparición de una tierra que es de Israel, porque la historia misma da fe de pertenencia. La única tierra de Oriente Medio donde no brota a chorro el petróleo, y que sin embargo ha sido uno de los países –aunque tan pequeño– que ha dado a la humanidad mayor cantidad de científicos, de escritores, de gente talentosa, de premios Nobel; la única verdadera democracia de Oriente Medio, la garantía de Occidente en la región.

Sí, es de cobardía lastimosa y notoria, pero qué vamos a hacer, vivimos en un mundo pusilánime, de una inhumanidad pavorosa.

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