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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Montero, camino del degolladero

La cosecha de la mujer que ha atesorado más poder en la política española es demoledora. Por eso, intenta asomar la cabeza lo menos posible; ayer volvió a insultar a la inteligencia manteniendo que el cupo catalán favorecerá a Andalucía

María Jesús Montero reapareció ayer para volvernos a sumir en una pregunta sin respuesta hasta el momento: ¿cómo es posible que alguien como ella haya llegado a vicepresidenta primera del Gobierno? Y, antes que esta cuestión, otra, que es la primera de todas las incógnitas: ¿cómo es posible que terminara de consejera de Hacienda andaluza una licenciada en Medicina sin más conocimientos económicos que los que permiten sacar dinero en el cajero? Pues sí, señores, fue jefa de la Hacienda andaluza y terminó siéndolo de la española. Y acumula en su persona seis cargos que solo podrían ostentarse, en un ecosistema político serio, si previamente se contase con altísimas habilidades y competencias. Además de vicepresidenta y vicesecretaria del partido, es ministra de Hacienda, diputada nacional, secretaria general de los socialistas andaluces y su candidata a las elecciones autonómicas. Todas esas responsabilidades en alguien que tiene dificultades hasta para hacerse entender ante los ciudadanos no pueden más que abocar a lo que ya conocemos: una caricatura mediática, un meme político, que ella alimenta gracias a su escasísimo sentido del ridículo.

Ayer el CIS andaluz, dependiente de la Junta, constató un hundimiento de las expectativas electorales de Montero que harían temblar a cualquier candidato. Encajada en el PSOE andaluz a base de empellones dirigidos desde Moncloa, la ministra consigue devaluar hasta la nada los apoyos electorales. Tanto es así que es incapaz de remontar los malísimos resultados de Juan Espadas en 2022, que dejó bajo mínimos a su partido. Las elecciones, que están previstas para el año que viene, arrojarían un resultado pírrico para Sánchez y Montero: tan solo un 19,8 por ciento de suelo social, lo que representa la pérdida de más de cuatro puntos respecto a Espadas, al que echaron para colocarla a ella. En comparación con el PP de Juanma Moreno, la jefa de Hacienda lograría menos de la mitad de los sufragios del PP que, aunque no perdería la mayoría absoluta, también se deja una pequeña representación, en favor de Vox, que se dispara.

La cosecha de la mujer que ha atesorado más poder en la política española es demoledora. Por eso, intenta asomar la cabeza lo menos posible; ayer volvió a insultar a la inteligencia manteniendo que el cupo catalán favorecerá a Andalucía. Si habitualmente le cuesta explicar el saqueo del fisco español a las clases medias, ahora es incapaz de hacer creer a once comunidades autónomas, entre las que está la que ella aspira a gobernar, que el privilegio de Cataluña, que les quitará 47.000 millones de la financiación de sus servicios públicos, es una medida patriótica a la que podrán sumarse las demás. Hasta los inspectores de Hacienda, un cuerpo de funcionarios que se ven amenazados si se rompe la caja única para beneficiar al nacionalismo catalán, han pedido su dimisión, una proeza que no ha alcanzado ninguno de sus predecesores. Ella lo achaca a la manipulación de la Prensa.

Así que la candidata que muy probablemente tendrá los peores resultados de la historia de su partido en Andalucía, y eso que esa formación tocó fondo por la trama de corrupción de los ERE, es nada menos que la presidenta en funciones de España cuando Sánchez se ausenta del país. La misma que da saltitos todos los 8-M y pone la mano en el fuego por compañeros habituales consumidores de prostitución, aquella que difunde bulos contra el jefe de la oposición y cuando son desmentidos es incapaz de pedir perdón, la misma que fue la superiora directa de Santos Cerdán en Ferraz y que, por tanto, vio cómo la corrupción anegaba el despacho que tenía al lado, la misma que con esos dudosos méritos se sube ahora al carro contra Cristóbal Montoro, tenemos la suerte de tenerla al frente de la Hacienda y de la coordinación política en España.

Somos muchos los que nos maliciamos que lo de mandarla allende Despeñaperros ha sido una de las venganzas perfectas de su jefe que, aquel abril de 2024 en pleno retiro para reflexionar sobre el amor que sentía por su consorte, tuvo que escuchar de Begoña Gómez los lamentos que profería, porque reprochaba que desde Ferraz no se la había defendido suficientemente en su imputación por corrupción. Entonces, cuentan algunos socialistas, Pedro decidió que su segunda en el partido iría al degolladero a Andalucía: a ella le costó aceptarlo, pero sabía que si el César lo había decidido no había más que hacer. Mientras el líder socialista tenga a Illa dándole votos en Cataluña, le importa menos Andalucía, si la suma le da con los votos de todas las excrecencias del Congreso. Previendo el futuro, el monte Taigeto espera la vuelta de María Jesús, la chiqui, muy chiqui, de Pedro y Begoña.

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