La flotilla de La Ceja

La flotilla de La Ceja
Ha entregado sus navíos
Porque les dieron un susto
Cuatro pesqueros judíos
Que capturaban en redes
Anchoas y langostinos.
Para mí, que el plan no era
Nada reivindicativo,
Buscaban el cachondeo
Lo cual es siempre legítimo,
Unos triunfaron a bordo
Y a otros les falló el gatillo,
Que también el gatillazo
Es moruno y es marino.
La flotilla de la Ceja,
Ya cerca de su destino
Divisó en la lontananza
Unos recortes de niño
Como los que corta Albares
En sus tardes de ministro,
Seis navíos de Israel
Que no precisó ni un tiro
Para advertir a los golfos
Que estaba, pasar, prohibido.
Aprovechó Ada Colau
Para bañarse en el frío
Proceloso mar de otoño,
Y los pesqueros judíos
La subieron en sus redes
Con gran esfuerzo, entre gritos,
Como si fuera un atún,
Ese pescado tan rico
Que compran los japoneses
Por una fortuna y pico.
Pero al ver a la Colau
El negocio se deshizo.
Desde la Moncloa, Sánchez
Preguntó por el destino
Y el triunfo de la flotilla,
Pero sintió un gran vacío
Cuando le informó llorando
Su confidente elegido.
–Hemos arriado el pendón,
–O sea, nos hemos rendido.
–¿Al menos, está bien Greta?
–Muy bien, pero se ha vencido.
–¿Alguna víctima más?
–Un atún de unos cien kilos
que los expertos nipones
rechazaron por podrido.
–¿Prisioneros españoles?
–Treinta y siete, pero dignos
de su Galgo de Paiporta
manchando sus calzoncillos.
–O sea, que un fracaso más
que me atribuirá el fascismo.
–Pues creo que así será
mi presidente amantísimo,
lucero de la mañana
aunque no me hagas ministro.
–Todo llegará Almodóvar
cuando se aclaren mis líos
que a mi esposa están a punto
de llevarse al cuartelillo.
No te apures, mi buen Pedro
Que pronto serás ministro
Para que te subvenciones
A tu gusto y sin permiso.
–¿Puedo decir una cosa
mi presidente amantísimo,
crepúsculo anaranjado?
–Sí, pero corto y sucinto
que hablas mucho y pierdo tiempo
para España y su destino.
Pues que esta chapuza flota
te ha puesto, Pedro, en ridículo.
–Hasta luego y que te den.
Si fuera por el culísimo…