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01 de mayo de 2024

Cartas al director

El horror de las guerras: estupidez e hipocresía humana (II)

¿Para qué se constituyó la ONU? Para que hubiera paz, progreso y justicia en cada rincón del planeta.
La fuerza interior de ser humano provoca la irritación e impotencia ante la sinrazón, y nos vuelve más fogosos e imaginativos. Se debe iniciar un orbe enteramente nuevo, un concierto totalmente diferente en todos los ambientes de la sociedad.
Las manipulaciones, corrupciones en todos los poderes, el ansia de dominio, el no respeto a las normas democráticas que se pactaron después de la segunda guerra mundial por los líderes internacionales no se llegan a cumplir de forma generalizada.
¿Cuándo se acabará la hipocresía en nuestro mundo?
Al recordar el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas me pregunto: ¿para qué se creó esta institución?
La pena, la vergüenza y el dolor que siento al analizar cada uno de estos párrafos que reproduzco, merecedores de agasajo y cordura, si realmente se ejercieran.
Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles, a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes del derecho internacional, a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad, y con tales finalidades a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos, a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará; la fuerza armada sino en servicio del interés común, y a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos, hemos decidido aunar nuestros esfuerzos para realizar estos designios.
Señores dirigentes mundiales, gobernantes:
¿Cómo es posible que olvidemos tan pronto la historia?
Pónganse de acuerdo en cuestiones críticas para el mundo. Aprovechen las circunstancias que estamos viviendo, al tener más percepción de la equidad, la libertad y la protección a los más vulnerables, a los pobres.
Eviten la confrontación y manténganse firmes en las convicciones democráticas. Reformen rápidamente, el caos mundial que nos asola. Sean modelo para todos mejorando las relaciones de aprecio entre todos los países del planeta.

José Ramón Talero Islán

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