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Cartas al director

Conservadores y progresistas

Durante la crisis del Poder Judicial, tanto los políticos como los medios de comunicación utilizan de forma bochornosa los conceptos conservador y progresista, para referirse a sus magistrados. Esto deteriora su imagen de imparcialidad. A los jueces se les debe distinguir por su calidad jurídica, no por su ideología política, ya que el Tribunal Constitucional es un órgano jurisdiccional y no un órgano político.

Se utiliza falazmente el progreso como patrimonio de la izquierda, y resulta sarcástico, que políticos de extrema izquierda, como Iglesias, se proclamen progresistas. Si progreso significa avance y perfeccionamiento ¿Puede ser progresista quien piensa, como sostiene Iglesias, que «la expropiación es consustancial a la democracia» y que «la existencia de medios de comunicación privados, constituyen un ataque a la libertad de expresión»? ¿Es progresismo pedir la liberación de asesinos de ETA y justificar la prisión de disidentes políticos en Venezuela?

Progreso es justicia, libertad y solidaridad, valores ajenos al ejercicio legislativo de este Gobierno. No es progresista un Gobierno que intenta controlar a los jueces, que ha liquidado el delito de sedición, que ha rebajado las penas por prevaricación, que ha indultado a los golpistas y que está sacando de la cárcel a delincuentes sexuales.

José Antonio Prieto Solís

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