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Eugenio Mallol

Entusiasmo y decepción en el mundo startup

El año bisagra antes de que estallen todas las tormentas que se ciernen sobre el sector tecnológico se cierra en España con sensación agridulce: se consolida la figura del emprendedor en serie y el sector público intenta animar el mercado, pero siguen fallando las corporaciones

Cuando Íker Marcaide abrió en el Edificio Europa de Valencia la sede de su startup PeerTransfer, una treintena de personas lo celebramos con él y su equipo, entre canapés y partidas de futbolín y ping pong nocturnas. Conocí el proyecto que había concebido en el MIT gracias al profesor Adolfo Plasencia, uno de nuestros pocos verdaderos intelectuales de la innovación, con libro publicado en MIT Press. Pocos años después de aquella inauguración, la startup acabaría saliendo a cotización en el Nasdaq de Nueva York bajo el nombre de Flyware, con una valoración inicial de 3.500 millones de dólares.

Hoy, Marcaide forma parte de ese reducido grupo de fundadores de compañías jóvenes y de rápido crecimiento que se han convertido en emprendedores en serie en nuestro país, junto a nombres como José Antonio Horcajadas, Miguel Vicente, Óscar Pierre, Pablo Fernández, Féliz Ruiz e Iñaki Berenguer, inexplicablemente excluido del informe «The Spanish tech ecosystem» impulsado por ENISA. Por supuesto, el ecosistema creado por el presidente de Mercadona, Juan Roig, podría encajar también en esta visión, pero a lo bestia.

Pocos años después de aquella inauguración, la startup acabaría saliendo a cotización en el Nasdaq de Nueva York bajo el nombre de Flyware

Se trata de más de la mitad de los principales fundadores de startups de éxito en España, nada menos. Muchos de ellos han creado su propia aceleradora o fondo de capital riesgo. El surgimiento y la consolidación de este fenómeno puede considerarse la principal novedad del ámbito startup de España durante los últimos años. Lo cual es una gran noticia y decepcionante a la vez.

Persisten muchos signos de inmadurez. Esta semana era nombrado académico de la Real Academia de Ingeniería el investigador José Capmany, creador de dos startups fundamentales en el ámbito de la fotónica: VLC Photonics e Ipronics. Es un caso extraño el suyo. Curiosamente, cerca del 60 % de los fundadores españoles tienen formación en Economía y Negocios, un porcentaje alto si se compara con el de otros países en los que el principal impulso emprendedor se nutre de estudios ligados a la informática y la ingeniería.

Esta semana era nombrado académico de la Real Academia de Ingeniería el investigador José Capmany, creador de dos startups

Pese a las buenas cifras del capital riesgo durante primer semestre de 2025, pocas cosas más que destacar desde el punto de vista estructural. El valor empresarial combinado de las startups españolas supera los 110.000 millones de euros, pero ni sola una empresa unicornio (1.000 millones de dólares de valoración, aunque habría que actualizar la cifra porque se ha quedado ya obsoleta) ha surgido de España desde 2023, salvo sorpresa navideña de última hora.

La locomotora que falla es la de las grandes corporaciones, especialmente la de las compañías del Ibex, que todavía no han sabido posicionarse como estimuladores de innovación de base científico-tecnológica. El informe reciente «State of European Tech» de la firma de capital riesgo Atomico destaca la paradoja de que haya 36 bolsas de valores con empresas tecnológicas cotizadas en toda Europa, pero las 10 principales representan el 97 % de todo el ecosistema y, en siete de ellas, una sola empresa concentra más de la mitad de la capitalización bursátil tecnológica nacional.

La locomotora que falla es la de las grandes corporaciones, especialmente la de las compañías del Ibex

Sucede en Alemania con SAP, que copa el 68 % del valor total de las empresas tecnológicas que cotizan en bolsa; en Suecia, con Spotify (72 %); y hasta en Reino Unido con ARM (60 %), dolorosamente adquirida por el fondo japonés Softbank, una herida que no deja de supurar, hasta el punto de que el director general del Barcelona Supercomputing Center, Mateo Valero, reclamó que Europa recuperara su propiedad.

En Irlanda y España, la tendencia es todavía más acusada, porque en ambos casos una sola empresa genera más del 90 % del valor total: Experian en Irlanda y Amadeus en España. «El mosaico de bolsas de valores de Europa impide que cualquiera de ellas alcance el punto de inflexión en el que la liquidez alienta más cotizaciones, generando a su vez más liquidez», dice el informe de Atomico.

El capital riesgo corporativo participa actualmente en apenas una de cada cinco rondas de financiación de startups

El capital riesgo corporativo, el que deberían impulsar las compañías supuestamente más interesadas en promover la innovación en España, para no tener que comprar la tecnología fuera (eso genera dependencia), participa actualmente en apenas una de cada cinco rondas de financiación de startups. La inversión extranjera sigue desempeñando un papel clave en todas las etapas.

El capital riesgo español sigue apostando por operaciones pequeñas, en la fase de capitalización inicial de las compañías. En ese caso, la elevada incertidumbre se compensa con paquetes de inversión más pequeños. Solo el 32% del dinero llega a a financiación tardía, por debajo de la media europea.

El capital riesgo español sigue apostando por operaciones pequeñas

El dinero público no está consiguiendo revertir la tendencia, pese a que llega. Puede generarse, de hecho, un efecto sustitutivo, si no consigue despertar al mercado corporativo. El Fondo Europeo de Inversiones (FEI) realizó en 2024 más de 100 operaciones en fondos de capital riesgo, un 30% más. Alemania, Francia, Países Bajos, España y Suecia han sido los principales receptores de financiación desde 2020.

La Sociedad Española para la Transformación Tecnológica (SETT), brazo inversor del Perte Chip, ha entrado los últimos meses en startups como la propia Ipronics, Ideaded, Sparc, Quantix y Multiverse Computing, y ha participado en inversiones a través de fondos como Axon y Big Sur Ventures.

Sin embargo, el mismo Perte Chip cierra la puerta a empresas jóvenes con su exigencia de avales para optar a líneas de ayuda y algunas convocatorias de organismos como el CDTI se quedan manifiestamente cortas, como una reciente del ámbito de defensa que se ha secado enseguida. Menos de una cuarta parte de los 200 proyectos presentados han podido ser financiados.

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el mismo Perte Chip cierra la puerta a empresas jóvenesFREEPIK

Sensación agridulce, por tanto, en el cierre de un año bisagra clave, antesala del estallido de todas las tormentas que se ciernen hoy sobre el sector tecnológico, con vientos de cola y de frente combinados. ¿Cuáles se impondrán? En tiempos de incertidumbre, se extrema el cuidado y la selección de las inversiones, tenemos los aventureros, nos faltan las corporaciones. «No es nada personal, son sólo negocios».

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