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Cartas al director

Luis Alberto de Cuenca

El poeta Luis Alberto de Cuenca, por méritos y por erudito, es demasiado grande para caber en ningún sillón. Es filólogo y bibliófilo, ensayista e historiador, traductor y recitador, letrista musical y coleccionista, contertulio de televisión y de radio, académico de las Letras de Granada y académico de la Historia. Es crítico y columnista de ABC, y cowboy cinéfilo. Su currículum por obras escritas, –y por trabajos desempeñados en el ámbito cultural–, es tan inmenso, que le convierten en uno de los últimos genios intelectuales de España. Y la RAE, se habría engrandecido con el mejor poeta actual de nuestra lengua. Este mes de mayo de 2025, para el Maestro De Cuenca, será inolvidable: ganador del importante premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, además de una exposición homenaje en Barbastro (Huesca) sobre él y su Poesía de Cine. Y en la Feria del libro de Madrid, será de los autores más vendidos que tiene la admiración, el respeto y el cariño de sus múltiples lectores.

Si como literato Luis Alberto es gigante, como persona es cercano y brillante. La RAE, sin él, es menos Real y menos Academia. Española sí, porque ha prevalecido, –en algunos, por desgracia–, eso «tan nuestro» como es la envidia. Se han perdido aquellos del voto en blanco en la RAE, la incorporación de este poeta vital, que aportaría el alma de sus versos (versos que, como ha escrito el maestro José Luis Garci de Luis Alberto, «son una de las siete maravillas de nuestra cultura»). Cuestión de justicia no sólo poética: De Cuenca ha sido, es y será siempre, mucho más que un candidato a la RAE. Es un señor, es un sabio, es un escritor con mayúsculas, y, como sus poemas tan libres, Luis Alberto de Cuenca no necesita ningún sillón de la lengua que le retenga. ¡Maestro: gracias por todo tu arte; que tú, y tu poesía, sois … «de cine»!

David García

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