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Cartas al director

Respeto infantil mutilado

Un medio de comunicación se hizo eco de la denuncia de una familia: el maestro de música había enseñado a su hijo de tercero de Educación Primaria una canción sexista y discriminatoria para con las mujeres y eso no se podía consentir. Una canción que habían aprendido, desde la década de los ochenta, varios miles de discentes, pues en todos los colegios del pueblo se impartía el mismo libro de texto con ese repertorio. Por la gravedad de los hechos, y para que no cunda el ejemplo, se transcribe aquí mismo la letra de la terrible canción que un servidor tarareó hace cuarenta y cinco años y por lo que, al igual que tuvo que hacer el maestro, pide perdón con dolor de corazón: «¿Adónde vas culona, con tanto culo? A la besuguería, a por besugo. El besuguero dice, que no hay besugo. Entonces la culona, menea el culo, con disimulo». ¡Oír para creer!

Ningún medio de comunicación se hizo eco de la ocurrencia de una familia: el equipo directivo, el claustro y la asociación de padres aceptaron la propuesta que les hizo un psicólogo y el niño de segundo de Educación Primaria fue tratado como una niña a la vuelta de las vacaciones navideñas. Sus compañeros de clase también recibieron la correspondiente sesión informativa y atención psicológica para que entendieran las sinrazones de su compañero y las de los adultos que, en un principio, velan por su bien. Por la irrelevancia de los hechos, y para que cunda el ejemplo, decir que este niño de siete años empezó a recibir un tratamiento hormonal, que se prolongará por el resto de sus días, eligió el nombre propio de chica que más le agradaba, se dejó crecer el pelo, renovó todo su vestuario, el material escolar y la decoración de su habitación, y está a la espera de pasar por quirófano en un futuro próximo para que le extirpen sus atributos masculinos y le implanten los que corresponde a toda mujer hecha y derecha. ¡Ver para descreer!

Jesús Asensi Vendrell

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