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Cartas al director

El problema

Me sorprende que la nación no termine de reaccionar como ante ataques precedentes de nuestra historia contra el actual y puede que definitivo, al que la someten quienes quieren destruirla o cambiarla por lo que no fue nunca, y que no cabe en la Constitución: una confederación (asimétrica, por supuesto) de naciones.

Se trataría, claro, de republiquitas, dada la coalición de investidura y mantenimiento que sostiene a Sánchez, formada por comunistas que se dicen socialdemócratas, comunistas de los de siempre, y separatistas, compuestos a su vez por más comunistas (parte de ellos terroristas, aplaudidos por el resto), y por fascistoides.

Pero ya puestos (es ironía), podrían soñar con reinitos. Imaginen un juramento en la Seo con aquello de: nos, que cada uno somos y valemos tanto como vos, y todos juntos más que vos, os hacemos rey entre iguales...

Con la que está cayendo, amenazados el Estado de derecho (por lo que quieren hacer con la Justicia), la igualdad entre españoles (véase lo que obtienen algunos mediante chantaje), y la nación misma, el congreso del PP (convención electoral, según Rosell), quizá sirva para algo.

Decía no hace mucho Luis Ventoso, que el PP debe responder a algo así: ¿más Estado o más libertad?, ¿fiscalidad socialdemócrata y confiscatoria, o más liviana reduciendo gasto y deuda públicos mastodónticos?, ¿más o menos autonomismo? y, ¿qué hay de los principios del humanismo cristiano?

En el PSOE actual ya no están Redondo Terreros, Francisco Vázquez, o Tomás Gómez, por poner ejemplos de una izquierda tan equivocada como todas, pero con la que sería fácil estar de acuerdo en asuntos esenciales.

Recientemente PP y Vox han llegado a acuerdos en Valencia, Baleares y Murcia, lo cual es bueno, pero casa muy mal con que Vox acuse al PP de ser otro PSOE, argumento tan barato y falso como el del PSOE al afirmar que Vox y PP vienen a ser lo mismo (y, si se aproximasen, ¿qué?).

Recuerdo a Fraga a quien, por cierto, nunca voté. Pero tengo que reconocer que, dejando aparte su solidez intelectual, su sentido del deber o el de la oportunidad, eran muy superiores a los de los actuales dirigentes de PP y Vox juntos. Y también al de muchos de los votantes de ambos. Ahí está parte del problema.

José Luis Karag Machuca

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