Cartas al director
Cochambroso
¿Qué le sobra por esperar al asombro?: hastiado de comportamientos y declaraciones vergonzosos, esperpentos y otras cochambres, al pobre españolito sólo le falta que sus dignísimos representantes políticos sepan trabajar, sepan actuar con honradez y sepan que robar es robar, por mucho que mandileen con el «y tú más».
Y, ¿se extrañan esos representantes del oleaje actual que campa en cada una de las consultas electorales que se celebran? Sin Estado o algo parecido; sin norte en el horizonte; sin el menor atisbo de entender que el interés general o el bien común son la argamasa que solidifica estructuras, a todo lo más que llegan algunos saltimbanquis de la política es a la formación de grupúsculos de arribistas blandiendo el espíritu de la actual ministra de Hacienda, una tal también de apellido Montero, sobre el dinero público: como no es de nadie, el primero que llegue puede quedarse con él.
Y suma y sigue..., los partidos cobijando a granujas que algún dividendo reportan..., hasta que la cosa explota y todo se solventa con la expulsión del gañán de las filas... Y el partido tan contento: cochambroso.