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Cartas al director

Frankenstein enloquece

Fue el socialista Rubalcaba quien bautizó como Frankenstein al monstruo político que Pedro Sánchez diseñó para seguir en La Moncloa. Ya se sabe que en la novela de Mary Shelley y en la película interpretada por Boris Karloff, el monstruo creado por el Doctor Víctor Frankenstein con trozos de cadáveres termina trágicamente. Pues bien, el monstruo creado por Sánchez con piezas heterogéneas –exterroristas sin arrepentir, nacionalistas, separatistas, comunistas podemitas, socialistas y marxistas sin catalogar– había chirriado en sucesivas ocasiones y cada pieza tendía a tirar hacia su lado, desconocedor Sánchez de la enseñanza evangélica de que no se pueden remendar odres viejos ni telas viejas con piezas nuevas porque estas tiran y rasgan las viejas.

Pero ahora, con motivo del fallo del Tribunal Supremo en el que inhabilita para el servicio de Frankenstein a una pieza fundamental, como es el fiscal general, el monstruo demuestra su carencia de alma y su cuerpo enloquece y sin rumbo, dando traspiés, la emprende contra el Tribunal Supremo y cada uno de los restos que conforman el armatoste emite gruñidos inconexos, porque el autor del monstruo no es capaz de reconocer su error y no tiene voluntad de coger un destornillador y desarmar al monstruo.

Pablo Naranjo

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