Cartas al director
Carta a la alcaldesa de Elgoibar
Maialen Gurrutxaga (PNV) fue una vecina más que contempló con asombro cómo, durante la madrugada, la cruz que coronaba la cima del monte Morkaiku en el pueblo de Elgoibar ya no se recortaba en el cielo. Durante la noche del lunes, unos jóvenes la habían tumbado, rompiendo la unión de la cruz con su base.
Algunos vecinos han celebrado la gesta, pues la cruz conmemoraba la muerte en la Guerra Civil del alférez Carlos de Borbón y Orleans, tío del Rey emérito y era, por tanto, una cruz franquista.
La mayoría del pueblo, sin embargo, ha vivido la desaparición de la cruz con dolor, pues ya no la veían como un símbolo franquista, sino como parte del paisaje, montañoso e íntimo, de los habitantes del pueblo.
Dice la alcaldesa que varias personas le han preguntado si no podría recolocarse la cruz en su base. Pero la alcaldesa afirma que habrá que bajarla del monte «por seguridad», aunque para eso «habrá que romperla». En su base se pondrá una placa de memoria.
No soy elgoibaltarra, pero creo que la cruz debe reponerse para que siga sirviendo a cada cual cuando necesite levantar la vista al cielo. Quizá los jóvenes aprendan que así no se hacen las cosas.
El PNV ya abandonó su viejo lema y no se qué lugar ocupará Dios hoy en su ideario político. Si no lo hacen por Dios, háganlo por el pueblo.
Maialen, tienes la última esperanza.