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28 de abril de 2024

En primera líneaJuan Van-Halen

El presidente de Europa

Sánchez hizo un mal cálculo porque el semestre coincide con las elecciones del 23 de julio, y aunque él parezca no saberlo, incluso lo haya negado, el resultado electoral alcanzará de lleno a la presidencia de España

Actualizada 01:30

El presidente del Gobierno presentó recientemente sus planes, al menos los que le convino desvelar, para la presidencia española del Consejo de la UE que se iniciará el 1º de julio. Los medios gratificados y gratificantes, y algunos despistados, presentaron a Sánchez como futuro «presidente de la Unión Europea», incluso los más palmeros como futuro «presidente de Europa». Inevitablemente me recordó aquella demencial intervención de la entonces ministra de Sanidad y secretaria de Organización del PSOE, la inefable Leire Pajín: «El próximo acontecimiento histórico en el planeta será la coincidencia de las presidencias de Zapatero y Obama». Consideraba una especie de conjunción planetaria la presidencia rotatoria de España del Consejo de la UE, comparable a la presidencia de Estados Unidos. Y nosotros, pobres analfabetos, sin enterarnos.
Aquella afirmación hizo correr lágrimas de risa y aún hoy se recuerda con sorna. El egocentrismo de Sánchez no desmerece del que demostró su mentor Zapatero. A Pajín se la retribuyó en 2019 con un chollo en la ONU, la presidencia de la Red Española de Desarrollo Sostenible que forma parte de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU. En 2011 Pajín fue distinguida con el Premio Dulcinea, nombre de memoria cervantina. No creo que la premiada sea capaz de responder ni a media docena de preguntas sobre la gentil Dulcinea, en realidad la labradora Aldonza Lorenzo, personaje imaginario del famoso hidalgo. Para Don Quijote Aldonza, su Dulcinea, era la más bella doncella del mundo a la que dedicaba sus hazañas.
La Comisión Europea es, por así decirlo, el Gobierno de Europa y ostenta el poder ejecutivo y la iniciativa legislativa. Su presidenta es, todos lo sabemos, Ursula von der Leyen. Además, entre las siete instituciones que forman la UE, existen un Consejo Europeo y un Consejo de la UE, instituciones diferentes, el primero con poder y el segundo con un poder mermado. Las funciones del Consejo de la UE han ido de más a menos. La consideración del Consejo Europeo, como órgano diferenciado del Consejo de la UE, ha disminuido formalmente las funciones y poderes de este Consejo.
Son dos Consejos con parecido nombre y facultades bien distintas. El Consejo Europeo lo preside actualmente Charles Michel, político belga de larga trayectoria que comenzó a sus veintitrés años y llegó a la presidencia del Gobierno de Bélgica. La duración del mandato del presidente del Consejo Europeo es de dos años y medio. El Consejo de la UE es una institución de presidencia rotatoria y sucesiva de seis meses por la que desfilan todos los Estados de la UE, grandes y pequeños. Cada 18 meses se suceden en la presidencia tres Estados, el Trío, y no son los gobiernos ni sus presidentes sino los Estados los que se turnan. El Trío actual –enero 2022-junio 2023– lo conforman Francia, República Checa y Suecia. El próximo Trío –julio 2023-diciembre de 2024–, que se abrirá con el semestre de España, lo formarán, además, Bélgica y Hungría.
Ilustración Sánchez

Paula Andrade

Durante esos seis meses los distintos Estados de la UE presiden por turno las sesiones en todos los niveles del Consejo, y contribuyen a garantizar la continuidad del trabajo de la UE en la institución. Los Estados que presiden durante los 18 meses colaboran estrechamente, encabezando, un semestre cada uno de ellos, las tareas de ese sistema que estableció el Tratado de Lisboa en 2009. Además de conformar un programa común, fija los objetivos a largo plazo, y decide los temas principales que habrá de abordar el Consejo durante los meses de vigencia del Trío. Desde este programa común cada Estado que preside presenta un programa detallado.
La presidencia rotatoria de España desde el 1º de julio producirá propuestas de interés, decididas en colaboración con sus dos Estados coincidentes en ese año y medio de Trío, pero de eso a considerarlo algo así como la conjunción planetaria de la despistada Pajín va todo un universo, y acaso nunca mejor dicho. Sánchez ha empezado con mal pie sus vísperas europeas. Hizo un mal cálculo porque el semestre coincide con las elecciones del 23 de julio, y aunque él parezca no saberlo, incluso lo haya negado, el resultado electoral alcanzará de lleno a la presidencia de España. Si Feijóo ganase las elecciones, como no son los gobiernos ni sus presidentes sino los Estados quienes ejercen las presidencias rotatorias, una España distinta, con planteamientos diferentes, habría de tomar el relevo. Por mermadas que estén las funciones de la Comisión de la UE.
Hubiese sido normal, además de una muestra de educación, que Sánchez informara a la oposición de sus planes europeos. No lo ha hecho. Feijóo recibió ya en abril información del primer ministro sueco, Ulf Kristersson. Suecia preside la Comisión de la UE hasta el 30 de junio y el político sueco fue más educado que Sánchez. No puedo escribir que me sorprenda. En Sánchez ya no me sorprende casi nada, ni siquiera cuando vulnera los dictados de la Junta Electoral de no pedir expresamente el voto antes de comenzar la campaña electoral. Lo hizo en Dos Hermanas. El acto era en un local cerrado pero hasta allí llegaron funcionarios de Justicia para abuchearle. ¿Ya no puede ir tranquilo ni a sus mítines?
Otra mala noticia para Sánchez: Biden quiere que el secretario general de la OTAN, Stoltenberg, continúe en su puesto al menos un año más. Otra puerta que se cierra a los sueños del supuesto futuro presidente de Europa. Mientras, a los españoles que nos den por la retambufa, argentinismo que no sé si conoce Xavier Trías cuando reiteradamente nos ha deseado ese menester.
  • Juan Van-Halen es escritor. Académico correspondiente de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando
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