En primera línea Enrique Ossorio

¿Quién paga más sestercios por España?

Según Hegel los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen dos veces. Siguiendo esa máxima, en la España de 2023 está convocada otra subasta por el poder en la que las pujas no se contabilizan en sestercios

Durante las últimas semanas hemos podido leer en la prensa artículos de varios creadores de opinión y políticos que consideran que el proceso de investidura del presidente del Gobierno va a convertirse en una descarnada subasta. Sin duda, la política consiste en llegar a acuerdos y transigir para servir a los ciudadanos de la manera más acertada, pero tienen la sensación de que el aspirante que quedó en segundo lugar en las elecciones del 23 de julio va a pagar lo que sea a quien sea con tal de mantenerse en el poder. Los que sustentan esta tesis conocen la trayectoria de este candidato y, por eso, no dudan que pujará en la subasta, ofrecerá más que nadie sin importar las consecuencias negativas para España. Esto no es la primera vez que sucede. La historia de la humanidad es rica en acontecimientos y debería ser nuestra maestra para evitar chocar una y otra vez en la misma piedra.

Los romanos del siglo II después de Cristo se avergonzaron de la subasta del Imperio que se produjo en el año 193. El emperador Pértinax había alcanzado la púrpura después del asesinato de Cómodo. El nuevo César trató de emular, en sus escasos tres meses de gobierno, al emperador filósofo Marco Aurelio y se distanció del régimen de terror, arbitrariedad y derroche que había implantado Cómodo. Esta conducta loable fue su perdición porque desembocó en su asesinato a manos de 300 guardias pretorianos.

Tras colocar la cabeza de Pértinax en una lanza, los pretorianos sacaron a subasta el Imperio Romano y anunciaron que sería proclamado emperador aquel que ofreciera un mayor regalo a cada soldado de la guardia. Pujaron dos poderosos personajes: Tito Flavio Sulpiciano, prefecto de la ciudad de Roma, y el senador Didio Juliano, uno de los hombres más ricos de su época y que carecía de cualquier escrúpulo. La victoria fue de este último, que entregó para conseguirla 25.000 sestercios a cada soldado. Estamos hablando del sueldo de más de ocho años. Su oponente solo había ofrecido 20.000.

Para los romanos constituyó una gran ofensa este penoso proceso y las consecuencias fueron tres años de guerras civiles en las que la violencia y la muerte recorrieron amplios territorios de Europa y Asia. Esto fue así porque se sublevaron los tres gobernadores que tenían a su cargo las legiones más poderosas: Septimio Severo con las tropas de Germania y los Balcanes, Clodio Albino con las de Britania y Pescenio Níger con las de Siria. A lo largo del conflicto fallecieron de manera violenta tres emperadores, entre ellos Didio Juliano, y se instauró la dinastía Severa.

Según Hegel los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen dos veces. Siguiendo esa máxima, en la España de 2023 está convocada otra subasta por el poder en la que las pujas no se contabilizan en sestercios. Estas consisten en conceder una amnistía, un relator y un referéndum, reconocer la realidad plurinacional y reinterpretar la Constitución de 1978 y una variada ristra de planteamientos que harán retroceder los logros alcanzados tras las cuatro mejores décadas de democracia y prosperidad que ha atravesado España.

La expulsión del estudio de la Historia en las asignaturas que cursan nuestros alumnos, como consecuencia de la nueva Ley educativa del Gobierno de España, se convierte en un mayor sinsentido cuando recordamos hechos nefastos del pasado cuyo conocimiento nos debería ayudar a mejorar la acción política, las instituciones y, con ello, nuestro presente y el futuro.