Captura autocrática
Un autócrata accede al poder muchas veces aupado por el populismo, la demagogia o a la manipulación de situaciones sociopolíticas que distorsionan la racionalidad en la decisión de voto del pueblo o la percepción objetiva y realista de la situación política, económica o social
Existe un debate global sobre la forma en que mueren las democracias, y que no siempre es consecuencia de un golpe de Estado, sino de la acción de dirigentes elegidos democráticamente y que van desmontando uno a uno todos los pilares democráticos. Este concepto se denomina 'captura autocrática', y constituye una amenaza real a la altura del siglo presente, especialmente si no se detecta a tiempo el futuro riesgo autócrata.

El siglo XX aporta evidentes antecedentes históricos de este tipo de situaciones, que se suceden hasta nuestros días en múltiples modalidades. Pero no voy a referirme al pasado en este artículo, sino al presente y al futuro.
Un autócrata accede al poder muchas veces aupado por el populismo, la demagogia o a la manipulación de situaciones sociopolíticas que distorsionan la racionalidad en la decisión de voto del pueblo o la percepción objetiva y realista de la situación política, económica o social.
Y cuando el autócrata accede al poder, comienza su demolición meticulosa, sostenida, sistemática, de los pilares democráticos. ¿Qué tipo de cosas ocurrirían en un hipotético país en vías de una posible captura autocrática? Por ejemplo:
Intentar dinamitar la separación de poderes. Menoscabar la independencia judicial. Intentar instrumentalizar la Fiscalía. Eludir el control parlamentario. Despreciar al Parlamento. Despreciar y perseguir a la oposición democrática. Someter y marcar a la oposición interna. Utilizar de forma partidista todos poderes del Estado. Manipular permanente las encuestas de opinión públicas. Colonizar organismos y empresas estatales. Debilitar a los Cuerpos de Seguridad y a las Fuerzas Armadas. Erosionar la unidad territorial. Enfrentar a unos territorios con otros.
Impedir la acción de los medios de comunicación negándose a responder preguntas. Implantar la opacidad informativa. Apropiarse de las televisiones y medios de comunicación públicos. Discriminar a los medios de comunicación críticos en favor de los afines. Establecer una espiral del silencio para todo lo que afecte a su gestión. Manejar constantemente la Teoría del Marco para que sólo se hable de lo que perjudique a la oposición y nada de lo que afecte al gobierno.
Aprobar leyes sectarias que reescriben la Historia a su favor. Fomentar el enfrentamiento entre los ciudadanos. Alcanzar pactos con enemigos declarados del Estado de derecho. Negociar asuntos de Estado con golpistas y delincuentes. Gobernar con grupos anti-sistema. Favorecer a grupos sociales o sindicales afines al servicio de su ideología. Etcétera.
La teoría de la Navaja de Ockham viene a decir que la explicación más simple suele ser la más probable. Si en un país ocurren algunas de estas cosas, y mucho peor si ocurren todas ellas, es posible que sus ciudadanos y los contrapoderes debieran estar alerta ante una posible captura autocrática de su democracia. Antes de que sea tarde.
- David Pérez es concejal del Ayuntamiento de Madrid (Partido Popular)