Hacer el ridículo no es muy difícil. Especialmente si uno se lanza a la demagogia partidista sin mirarse antes en el espejo. El ministro Óscar López, en su flamante condición de candidato-ariete anti Ayuso en Madrid, ha enviado una carta a la militancia socialista donde critica lo que llama «el ático millonario» de la presidenta de Madrid. Su ardor socialista queda un poco desairado cuando se recuerda que López es a su vez propietario de cuatro viviendas, según consta en su declaración de bienes. La demagogia barata tiene estas cosas…
Imagínese que al comienzo de una temporada le dicen que cuando acabe lo van a echar de su empresa. ¿Con qué ánimo iría a trabajar? Pues eso es lo que le ocurrió al piloto español Carlos Sainz en Ferrari. Pero se sobrepuso al trauma y tras su segundo puesto en la carrera de cierre de temporada en Abu Dabi concluye en el quinto puesto (dos por delante de Hamilton, el piloto que han elegido los italianos para sustituirlo). Sainz ha ofrecido un rendimiento extraordinario, con dos victorias y 19 podios. Un desempeño magnífico dadas las condiciones psicológicas en que ha competido. Toda la suerte el próximo año para él en Williams. En cuanto al veterano ídolo de la afición, Fernando Alonso, el noveno puesto con que acaba la campaña también es de valor, dadas las prestaciones de su lata con ruedas (perdón, queríamos decir, bólido).
El dictador sirio ya está en Moscú, acogido por otro autócrata, su protector Vladimir Putin, que lo mantuvo en el poder por las armas hasta que su campaña en Ucrania le impidió atender a los dos frentes. Rusia aflojó y una inquietante coalición con mando salafista ha tomado Damasco como en un paseo militar. Asad ha gobernado Siria durante 24 años, con mano de hierro y crímenes que siempre pesarán en la memoria y sobre su conciencia. Su historia es curiosa. Estudió medicina y se formó como oculista en Londres. Era un hombre de apariencia apocada y occidentalizado, muy interesado en la tecnología y nada en la política. Cuando murió su hermano, el delfín, en un accidente, su padre llamó a Bashar de vuelta a Siria para que tomase las riendas en un futuro. Y ahí Bambi se convirtió en un bárbaro. Pero ni así ha salvado su poltrona. El problema para Occidente es que lo que viene ahora tal vez no mejore el horror que había, sino todo lo contrario.
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