Mi amigo Alfonso

Al día siguiente de morir mi padre, Luis de la Peña Riva, Jueves Santo de 2019, Alfonso publicó un entrañable artículo en su columna de La Razón con el encabezamiento de «Mi amigo Luis». Creo que a lo largo de su vida, mi padre no encontró un compadre mejor, más hecho a su medida, a su mentalidad y a su sentido del humor. Admiraba a Alfonso, se querían de veras, su compañía se hizo imprescindible en sus vidas.

Ussía fue un escritor con un estilo personalísimo marcado por su sobresaliente ingenio. Estaba especialmente dotado como agudo articulista y provocaba el entusiasmo de quien sabía tomarse la vida relativamente en serio. Parecía que escribía sin esfuerzo, que sus chistes siempre eran los más graciosos. Me sobrepasaban sus imitaciones, eran tan extraordinarias que mis risas incontenibles eran ordinariamente brutales. Además, fue valiente sin medida y la antítesis del materialismo. Todas estas cualidades cautivaban el espíritu de mi padre.

Alfonso, amigo principal de la familia, más que un tío querido, llenó de recuerdos nuestra casa. De objetos de incalculable valor emocional que fue regalando a su amigo Luis y que ahora conservo con devoción. El lepanto del Giralda de Don Juan, su tarjeta American Express, una pitillera de Alfonso XIII, tantos gemelos juanistas con las iniciales de Juan III y un largo etcétera. La admiración por el viejo Rey fue tan grande como su lealtad férrea a la Corona y su inmenso amor a España.

Querido Alfonso, enmarqué una cariñosísima carta larga que me dirigiste y ahora al releerla, se me saltan las lágrimas con tu recuerdo y el de mi querido padre. Alfonso, allá donde estés, al amparo del buen Dios, recibe mi mayor abrazo; el de mi padre ya lo sientes en el paraíso. Hasta siempre, amigo.