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Emilio García Sánchez, vicepresidente de la Asociación de Bioética de Ética Médica

Emilio García Sánchez, vicepresidente de la Asociación de Bioética de Ética MédicaCEU UCH

V Congreso Nacional de Bioética

Emilio García Sánchez: «El deseo de tener un hijo no justifica usar técnicas que devalúen otras vidas»

El vicepresidente de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica ha sido el primero de los intervinientes en la mesa redonda sobre los interrogantes bioéticos actuales

La fecundación in vitro, la manipulación de embriones y los diagnósticos prenatales como el cribado cromosómico son los procedimientos que mayores interrogantes bioéticos despiertan en torno al inicio de la vida. Sobre ello ha tratado la mesa redonda organizada en la primera jornada del Congreso Nacional de Bioética, organizado por la Universidad CEU San Pablo, el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala y la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), que se celebra de forma virtual hasta el miércoles.

El vicepresidente de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica, Emilio García Sánchez, ha sido el primero en intervenir y ha hecho especial hincapié en las controversias éticas en torno a la fecundación in vitro y sobre la lógica del deseo en cuanto al origen de la existencia de la vida. «La vida del hijo vale tanto porque es humana, es un bien en sí mismo. La bondad de su existencia no puede depender nada más de sí mismo».

Lo que hace digna la causa, el origen de la existencia de la vida, es el amor incondicional de los padres

El fin no justifica los medios

Mediante esta explicación, el vicepresidente de la asociación de bioética ha querido recalcar que el deseo de los padres de tener hijos, un deseo loable y lógico, no ha de convertirlo en un medio para la satisfacción de este deseo. «Lo que hace digna la causa, el origen de la existencia de la vida, es el amor incondicional de los padres. No se debería olvidar que el respeto de la vida humana debe comenzar por el respeto al origen de la existencia de la vida, porque si no acabaría devaluándose la dignidad de otras vidas humanas», ha concluido García.

El cuestionamiento ético de la fecundación artificial parte del hecho de que se implantan varios embriones fecundados en el útero materno y, aunque se hayan implantado satisfactoriamente, son eliminados ante el deseo de los padres de tener un solo hijo y no tres (o la cantidad de embriones implantados). No obstante, también se instrumentaliza el medio –la manera de concebirlo– hasta el punto de que se encarga a un técnico en un laboratorio. La discriminación filial, elegir unos embriones ya implantados y desechar otros, se une también a la discriminación eugenésica que se da cuando a la lógica del deseo se aplica también a la salud del embrión. No solo se desea un número determinado de hijos y se eliminan los demás, igual de dignos e igual de hermanos, sino que también se desechan los que no están sanos.

Ante un diagnóstico prenatal adverso

Por su parte, Elena Juaristi, profesora de derecho administrativo de la Universidad CEU Cardenal Herrera, ha abordado la cuestión de los diagnósticos prenatales adversos y la manera de comunicarlos. Esta jurista ha incidido sobre el hecho de que está generalizado en el sistema sanitario que ante la posibilidad de que el feto padezca algún tipo de patología o anomalía se presenta el aborto como principal opción. Una de las consecuencias de ello, según explica Juaristi, ha sido el aumento de los abortos de personas con síndrome de Down.

El cribado cromosómico es el procedimiento que «trata de normalizar la relación entre el cribado prenatal y la finalización de la gestación, como respuesta al diagnóstico de anormalidad», ha explicado Juaristi. La manera de comunicar la existencia de patologías o anomalías en el feto es fundamental para la decisión que han de tomar los padres, sobre tratamientos o intervenciones. La respuesta que den los facultativos médicos ante un diagnóstico adverso ha de ser completa y objetiva, y se ha de informar a la madre sobre su derecho a no saber.

Son cambios permanentes que pasan a las próximas generaciones. Esto no importaría tanto si los riesgos no fueran tan graves

Modificación genética de embriones

La última intervención de esta mesa redonda ha corrido a cargo de Lucía Gómez Tatay, profesora de bioética en la Universidad Católica de Valencia, que ha arrojado luz sobre los interrogantes éticos de la manipulación de embriones, ante el surgimiento de las técnicas CRISPR aplicados a este ámbito. Este método de modificación del genoma humano en su variante germinal afecta también a la descendencia, es decir, «son cambios permanentes que pasan a las próximas generaciones –explica la profesora–. Esto no importaría tanto si los riesgos no fueran tan graves, que si pasan de generación en generación se convierten en un problema y no en un beneficio».

Estos riesgos que entraña la modificación genética despiertan una serie de cuestiones éticas, como la destrucción de embriones humanos ya que antes de pulir la técnica de CRISPR hay que pasar por años de investigación con embriones humanos que serán destruidos. También la asignación de recursos, los costos de oportunidad de financiar este tipo de investigación sobre otras. Otro de estos interrogantes éticos surge de que la edición del genoma podría utilizarse para mejorar las capacidades físicas y mentales y la implantación de los niños `de diseño´. La última de ellas es la vulneración del consentimiento informado, debido a que el embrión no puede darlo y recae sobre los padres el peso de una modificación que afectará a toda su descendencia.

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