El Papa Francisco ha recorrido la plaza de San Pedro saludando a los feligreses
Semana Santa 2022
El Papa llama a la revolución de la paz «desde los balcones y en la calle»
El Papa Francisco ha pedido hoy desde una abarrotada Plaza de San Pedro «que no nos acostumbremos a la guerra» y que nos comprometamos «a pedir la paz con voz potente»
El mensaje del Papa tras la bendición ‘Urbi et Orbi’ del Domingo de Pascua ha sido un clamor contra la guerra y con un único objetivo: que los responsables de las naciones escuchen el grito de la paz.
El obispo de Roma, visiblemente enojado por la guerra en Ucrania, ha recordado que «toda guerra trae consigo consecuencias que afectan a la humanidad entera: desde los lutos y el drama de los refugiados, a la crisis económica y alimentaria, de la que ya se están viendo señales». Frente a esta realidad, asegura que «Cristo, vencedor del pecado, del miedo y de la muerte, nos exhorta a no rendirnos frente al mal y a la violencia. ¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! ¡La paz es posible, la paz es necesaria, la paz es la principal responsabilidad de todos!»
«Vidas destrozadas»
Las referencias a Ucrania han sido las más extensas del discurso. Ha recordado que lleva en el corazón «a las numerosas víctimas ucranianas, a los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas». Pero sobre todo se ha mostrado conmovido por «la mirada de los niños que se quedaron huérfanos y huyen de la guerra». En este sentido, el Santo Padre ha recordado que «mirándolos no podemos dejar de percibir su grito de dolor, junto con el de muchos otros niños que sufren en el mundo».
En medio de este desastre que supone la invasión rusa a Ucrania, el pontífice ha manifestado que no faltan signos de esperanza, «como las puertas abiertas de tantas familias y comunidades que acogen a migrantes y refugiados en toda Europa». A este respecto, el Papa ha pedido «que estos numerosos actos de caridad sean una bendición para nuestras sociedades», y que ayuden a hacerlas acogedoras para todos.
«Que Cristo asista a los pueblos»
Tras lamentar la guerra en Ucrania, el Papa Francisco ha recordado todas las otras guerras y conflictos que siguen abiertos en el mundo. Ha hecho un triste recorrido que empezaba por Jerusalén, para que haya reconciliación entre cristianos, judíos y musulmanes. También ha pedido paz en el Líbano, Siria, Irak, Libia o Yemen.
En Asia ha querido recordar la situación en Myanmar, «donde perdura un dramático escenario de odio y violencia»; así como Afganistán, «donde no se consiguen calmar las peligrosas tensiones sociales».
Con respecto a África ha pedido «que acabe la explotación de la que es víctima y la hemorragia causada por los ataques terroristas, especialmente en la zona del Sahel». La situación de Etiopía, «afligida por una grave crisis humanitaria», ha tenido un recuerdo por parte del Papa, así como la República Democrática del Congo.
En América Latina ha solicitado «que Cristo resucitado acompañe y asista a los pueblos que, en estos difíciles tiempos de pandemia, han visto empeorar, en algunos casos, sus condiciones sociales, agravadas también por casos de criminalidad, violencia, corrupción y narcotráfico».
Al Papa, además de visiblemente contrariado por la situación que atraviesa Europa, se le ha visto cansado en estos días de Semana Santa. En la Vigilia de Pascua no presidió la Santa Misa en la Basílica de San Pedro, aunque sí predicó la homilía, sentado, y bautizó a los catecúmenos. La guerra ha estado en el trasfondo de unas jornadas que tuvieron su momento más emotivo en el Via Crucis del Viernes Santo, con una rusa y una ucraniana cargando juntas con la cruz.
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