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03 de mayo de 2024

Alberto Raposo, vicario general de la Diócesis de Alcalá de Henares

Alberto Raposo, vicario general de la Diócesis de Alcalá de HenaresAlfonso Úcar

El cura rockero que dejó su banda para ayudar al obispo: «La música ayuda a descubrir a Dios»

Alberto Raposo es matemático, sacerdote y teólogo. Durante 20 años ha formado parte de la banda de rock La Voz del Desierto

¿Qué hacen tres curas y cuatro laicos por las calles de Nueva York, en camiseta y gafas de sol? No es el comienzo de un chiste sino el videoclip de Yo Soy el que Soy, de La Voz del Desierto, en el que sus integrantes pasean por la gran manzana al son de sus guitarras y batería. Uno de ellos es Alberto Raposo (Madrid, 1972). Él mismo cuenta que antes de cada concierto rezaban siempre un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria. «Luego invocamos también a la Virgen de Guadalupe y a san Juan Bautista, el patrón del que tomamos el nombre», afirma.
El también párroco en Arganda del Rey (Madrid) ha sido nombrado hace apenas un mes vicario general de la diócesis de Alcalá de Henares, donde ha ejercido todo su ministerio pastoral, aunque su carrera musical le ha llevado a viajar por todo el mundo. Ante la responsabilidad que el obispo le ha encomendado, Raposo ha tenido que colgar la guitarra y dejar los escenarios.
–¿Quién es Alberto Raposo?, Antes de ser vicario general era usted párroco en Arganda del Rey, y ¿antes de esto?
–Antes de entrar en el seminario, hice una carrera civil y soy matemático. No llegué a ejercer, salvo por unas clases en el seminario menor a unos alumnos que no sabían hacer quebrados. Desde que soy sacerdote, he ejercido en distintas tareas de la diócesis. He sido y sigo siendo párroco en Arganda del Rey y ahora se me ha encomendado la tarea de la Vicaría General. Además, he estado también en la Delegación de Jóvenes y de formador en el seminario.
–Forma parte también de un grupo de rock, La Voz del Desierto, ¿cómo surgió la banda?
–Formaba. Me resulta incompatible con mis tareas como vicario, un poco complicado compaginarlo todo. Han sido 20 años en el grupo de música, pero tengo el corazón agradecido a Dios de todo lo que nos ha hecho vivir. Hemos hecho giras por Estados unidos, hemos tocado en Jornadas Mundiales de la Juventud, en Madrid, Panamá y Lisboa. Ha sido una experiencia de Iglesia muy bonita, por ejemplo, ver gente que a lo mejor venía a un concierto como «a ver a qué venimos» y se acababa confesando con alguno de los sacerdotes y poniendo su vida delante de Dios. Pero La voz del desierto no se ha disuelto, ahora tiene un guitarra menos.
–¿De qué hablan sus canciones? ¿Qué intentan transmitir con sus letras y sus vídeos?
–Hemos tratado siempre de hacerlo todo lo profesional posible, pero al mismo tiempo nuestras letras hablan de Dios, hablan de la Sagrada Escritura, de experiencias de oración, del Magisterio de la Iglesia y de los Papas. Todo ello empapado con experiencias personales. Por ejemplo, el texto de Absalón, el hijo del rey David que se rebela contra su padre y al final muere. ¿Cómo llevar esto a una canción de tres minutos? Se trata de dar la píldora para que te abra el apetito la canción y vayas a las Escrituras a empaparte de todo ese texto.
Alberto Raposo, en un concierto de La Voz del Desierto

Alberto Raposo, en un concierto de La Voz del DesiertoLa Voz del Desierto

–Han actuado en varias JMJ, en la PEJ y otros eventos… ¿Guarda algún momento con especial cariño? ¿Alguna anécdota?
–Muchas, pero así a bote pronto, aunque hay muchos conciertos que nos han marcado mucho, uno de los últimos más grandes que hemos dado ha sido en la plaza del Comercio de Lisboa durante la JMJ. Tuvimos la suerte de tocar después de Hakuna, y fue una maravilla ver una plaza tan grande llena de jóvenes que alaban al Señor, que cantan, que rezan, que juegan, que se llenan de alegría con el Papa. Recuerdo también un concierto en la Plaza de España, en Madrid.
Recuerdo otro concierto. Nos habían invitado a Dallas un fin de semana a lo loco y estuvimos tocando, luego nos poníamos a confesar. Estuvimos como tres horas los curas confesando sin parar. Se hizo de noche. Fue una experiencia muy bonita de cantar al Señor, de conversiones, de gente que llevaba alejada mucho tiempo y de repente por medio de estos encuentros y de la música se acerca de nuevo a Dios.
–Usted lo sabrá por experiencia, ¿estamos viviendo un boom de la música católica?
–Creo que sí, estamos asistiendo a un momento de esperanza muy bonito en España. En Hispanoamérica, lo tienen más en su propio ser, en su manera de vivir la fe. Pero en España, han surgido todos esos grupos, y los que ya llevamos más tiempo. Hay un momento de comunión. La conferencia episcopal se ha involucrado mucho en esto y es de agradecer porque se ha creado un movimiento en torno a la música que está dando muchos frutos y está ayudando a muchas personas, muchos jóvenes, a descubrir a Dios a través de este canal. Es un instrumento más, no es el único, no es el fundamental, pero te ayuda a acercarte a Dios, que es el fin que buscamos.
Alberto Raposo, durante su entrevista

Alberto Raposo, durante la entrevistaAlfonso Úcar

–Ya se ha cumplido un mes de su nombramiento como vicario general de la diócesis. ¿Qué retos se plantean para el futuro?
–Tomando el guante que nos ha lanzado nuestro obispo fundamentalmente la clave de la santidad, la comunión y trabajar juntos para la misión. En ese trípode quiere sustentar nuestro obispo don Antonio la pastoral y la misión de la diócesis. La secularización avanza rápidamente, pero al mismo tiempo se vive un reto muy bonito que es evangelizar como en tiempos de san Pablo y san Pedro. Hay un reto grande de que la sociedad pueda conocer al Señor y el Evangelio.
–La diócesis de Alcalá de Henares está catalogada por la fundación Haz entre las opacas de España, junto a Segovia o Almería. ¿Están tomando acciones hacia la transparencia?
–Hemos creado ya para la web un portal de transparencia, donde vamos a ir colgando todo lo necesario para revertir estos datos. También el otro día el obispo nos presentó a todo el presbiterio las cuentas de estos años atrás, cómo están las arcas de la diócesis y también los ingresos y los gastos. Estamos tratando de hacerlo todo más transparente para que hasta el último céntimo en cuestión y también los bienes inmuebles y los muebles, quede todo reflejado en internet. Tenemos que ir a la cabeza de la transparencia, porque además no tenemos nada que ocultar. Nos dedicamos a la Evangelización, al servicio de los más necesitados, a la atención de los migrantes que vienen y en una mejor distribución de aquellos bienes que la Iglesia tiene.
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