Escudo de armas del Papa león XIV
Un heraldista explica el nuevo escudo del Papa: «El abandono de la tiara es definitivo»
El académico José Antonio Vivar del Riego da las claves sobre el escudo de armas de León XIV
«Hay continuidad respecto de sus armas de cardenal, y ha decidido seguir el diseño de Benedicto XVI y de Francisco respecto del uso de la mitra en lugar de la tiara, por lo que yo ya consideraría que el abandono de la tiara [la triple corona que usaron los romanos pontífices desde el siglo VIII hasta el XX] es algo definitivo». Es la primera impresión que saca José Antonio Vivar del Riego, numerario de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y especializado en heráldica religiosa, tras analizar el escudo de armas de León XIV.
Siguiendo con la tiara, tanto Benedicto XVI como Francisco no quisieron utilizar tiara sobre su escudo, sustituyéndola por una mitra con sus ínfulas colgando. Vivar del Riego lo interpreta como «una ruptura muy simbólica con la tradición de muchos siglos, que expresa un distanciamiento respecto del poder temporal de la tiara como corona, centrándose en el espiritual de la mitra como tocado litúrgico. León XIV se ha mostrado mucho más cercano al simbolismo eclesiástico que Francisco, más en la línea de Benedicto XVI y de Juan Pablo II».
«Bergoglio mantuvo el diseño de su escudo cardenalicio cuando fue elevado a Papa», explica, mientras que «Juan Pablo II cambió el color de la cruz y la letra M, que eran negras en su escudo cardenalicio y pasaron a oro en el papal. Las armas del cardenal Ratzinger se disponían en cuatro cuarteles, que se redujeron a una participación tripartita cuando fue elegido Papa».
Las armas del Papa León XIV tiene una composición muy sencilla y equilibrada. «Lleva como armas un escudo tajado: 1º, de azur, una flor de lis de plata; 2º, de plata, el emblema de la orden de San Agustín».
La flor de lis
«La primera partición», explica Vivar del Riego, «la flor de lis de plata, tiene un significado muy claro, que apunta a la devoción mariana. Como se sabe, el símbolo del jarrón de lirios, el propio lirio o su forma heráldica, la flor de lis, se han utilizado en muchas ocasiones en heráldica eclesiástica para significar a la Virgen María, y así, por ejemplo, en escudos que se pueden ver en catedrales con dedicación mariana».
Respecto de la segunda partición, contiene el emblema de los Agustinos, un emblema que comparten con escasas diferencias tanto la primitiva Orden de San Agustín, como la Orden de Agustinos Recoletos, que deriva de aquella. «El emblema se basa en dos elementos, ambos relacionados con la figura del santo y su conversión: el libro, al que también se refiere el lema de la orden Tolle, lege (toma y lee), y el corazón flechado e inflamado. Si se busca el origen de estos símbolos, se verá que tienen su origen en el propio relato de la conversión del santo en sus Confesiones: ‘Habías asaetado nuestro corazón con tu caridad y llevábamos tus palabras clavadas en nuestras entrañas’ (Conf. 9,2,3), 'Heriste mi corazón con tu palabra y comencé a amarte' (Conf. 10,6,8)».
Para Vivar del Riego, «es normal que la heráldica eclesiástica utilice símbolos devocionales o litúrgicos con preferencia a los personales: la heráldica de linaje ha desaparecido en gran medida de los escudos eclesiásticos modernos, así como otras alusiones que antes se hacían al alma mater del obispo, a títulos nobiliarios, u otras». En cambio, sí confirma que se conservan en escudos episcopales, por ejemplo, alusiones al santo patrón de la localidad natal, símbolos de sedes anteriormente ocupadas, y otros símbolos «que tienen que ver con el iter eclesiástico del prelado, normalmente desde el punto de vista del simbolismo religioso».
«Sin embargo», precisa, «un excesivo particularismo puede ‘rechinar’ con la proyección católica universal que ha de tener un Papa: no parece adecuado que el Papa de la Iglesia católica universal ponga en su escudo en pleno siglo XXI la ermita de su pueblo, por mucha devoción que le tenga».
Desde este punto de vista, ¿por qué León XIV ha considerado adecuado mantener un símbolo que le incardina en una concreta orden religiosa, o preferirá presentarse en su heráldica sin este encasillamiento?
«No tenemos tantos Papas en la época moderna procedentes de órdenes religiosas como para opinar: Francisco sí conservó en su escudo un sol con el anagrama IHS, propio de los jesuitas, pero está claro que León XIV se ha mostrado con una actitud muy diferente a la de Francisco en materia simbólica», resuelve el experto. «Desde el punto de vista heráldico, la segunda partición del escudo presenta un problema: el color del campo, que en el escudo cardenalicio era de plata (blanco), se presenta aquí con un tono amarillento que la nota de prensa vaticana describe como 'fondo claro', un color que no se corresponde con ninguno de los esmaltes propios de la heráldica. Es de esperar que más adelante se utilice un modelo menos apresurado, que subsane este error», señala el experto.