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tribunaMonseñor Florencio Roselló*

La libreta del Papa

¡Cuánto da de sí una libreta manuscrita, redactada «a vuelapluma», escrita desde el corazón, desde los primeros sentimientos, entre la sorpresa y la gratitud! Un programa ilusionante, que contagia y anima a sumarse a este proyecto que es el Evangelio

Actualizada 04:30

El jueves, 8 de mayo, aparecía en el balcón de la plaza de San Pedro el cardenal Robert Prevost, León XIV, elegido nuevo Papa. Su voz temblorosa, sus ojos vidriosos de emoción. Con una libreta en la mano derecha, ¿con notas manuscritas, tal vez mecanografiadas?, y su mano izquierda gesticulando y queriendo escenificar su contenido. Sonreía entre la emoción y la incredulidad. Las notas de la libreta las miraba de reojo, no leía, daba la impresión de que eran cuatro notas elaboradas «a vuelapluma», pero ¡qué cuatro notas!

He querido dejar pasar unos días para escuchar al Papa León en homilías, en bendiciones. Me he dedicado a leer lo que va diciendo, no lo que los demás van diciendo, para ver los guiños que está haciendo a la Iglesia y al mundo. Y de todo lo que ha dicho me quedo con las notas de su libreta, que seguro que las escribió él. Creo que ahí se concentra un proyecto pastoral ilusionante.

Me conmueve su defensa de la paz y lo enlazo con el sueño de Francisco. El Domingo de Pascua, el Papa estaba enfermo, a las puertas de la muerte, y sus últimas palabras fueron: «La paz no es posible sin un verdadero desarme». León XIV apenas llevaba una hora como Papa, y sus primeras palabras también son por la paz: «La paz esté con vosotros», y luego introduce el camino para conseguirla: «Una paz desarmada y desarmante». Francisco muere pidiendo paz y León XIV comienza su pontificado gritando paz, por siete veces utiliza la palabra paz en su saludo.

Siguiendo la estela del Papa Francisco, que abría los brazos a todo el mundo cuando en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa de 2023 dijo: «En la Iglesia caben todos, todos, todos». El Papa León XIV nos habla de que «Dios ama a todos incondicionalmente», apuesta por una Iglesia «siempre abierta a recibir a todos, como esta plaza con los brazos abiertos». Con el nuevo Papa las puertas de la Iglesia van a seguir estando abiertas para acoger a todos, y entre esos todos están los pobres, los presos, los inmigrantes.

León XIV es partidario de construir puentes, apostar por el diálogo, buscar consenso. En esto Francisco también allanó el camino de la Iglesia, y más al final de sus días cuando manifestó: «La luz de la Pascua nos invita a derribar las barreras que crean división y están cargadas de consecuencias políticas y económicas». Y unos días antes fue todavía más duro al decir: «Una persona que piensa en construir muros, cualquier muro, y no en construir puentes, no es un cristiano». León XIV fue muy directo: «Construid puentes, mediante el diálogo y el encuentro, para ser un único pueblo, siempre en paz».

Su segunda nacionalidad, la peruana, le ha marcado para apostar por una Iglesia misionera. Más de la mitad de su vida ha estado en Perú, se ha mojado, ha compartido el barro de las inundaciones, ha visitado a caballo comunidades inaccesibles. Ha comido frijoles, arroz blanco, arroz con pato, ceviche y el seco de cordero. Afectivamente se mostró al mundo cuando, en la plaza de San Pedro, saludó a la diócesis que le vio nacer como obispo, a Chiclayo: «Si me permiten, un saludo, en particular, a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú». El Papa León tiene alma misionera porque, como dijo su predecesor: «La Iglesia es 'en salida' o no es Iglesia».

Aunque en su saludo inicial no hizo referencia al tema de abusos en el seno de la Iglesia, ya se manifestó cuando dijo: «No podemos cerrar el corazón, la puerta de la Iglesia a las personas que han sufrido abusos». Declaraciones realizadas a la periodista Andrea Tornielli, para medios vaticanos en 2023, cuando el Papa Francisco le llamó para ocuparse del Dicasterio de los Obispos. También instó a la Iglesia a «la urgencia y a la responsabilidad de acompañar a las víctimas».

Un tema sensible, y en el que también coincide con el Papa Francisco, es la inmigración. León XIV fue inmigrante e hijo de inmigrantes, así que nadie mejor que él para comprender el desarraigo que supone dejar tu tierra para buscar un futuro mejor. Recientemente, el cardenal Robert Prevost, en su cuenta de X, se adhirió a un mensaje del Papa Francisco contra las políticas migratorias de Trump: «El acto de deportar personas que en muchos casos han dejado su propia tierra por motivos de pobreza extrema, de inseguridad, de explotación, de persecución o por el grave deterioro del medio ambiente, lastima la dignidad de muchos hombres y mujeres, de familias enteras, y los coloca en un estado de especial vulnerabilidad».

El día de su elección señaló que quería una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina. Va a seguir apostando por los laicos y las mujeres. El Sínodo de la Sinodalidad está llamado a ser protagonista del futuro de la Iglesia donde la presencia de laicos sea una constante. Y la mayor presencia de la mujer en la Iglesia, una realidad más pronto que tarde.

¡Cuánto da de sí una libreta manuscrita, redactada «a vuelapluma», escrita desde el corazón, desde los primeros sentimientos, entre la sorpresa y la gratitud! Un programa ilusionante, que contagia y anima a sumarse a este proyecto que es el Evangelio. Desde el día de su elección ya manifesté mi adhesión al nuevo Sumo Pontífice, León XIV. ¡Santo Padre, para lo que quieras y cuando quieras!

  • Monseñor Florencio Roselló es arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela

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