
Juan Manuel Uceta, vestido de sacerdote, rodeado de amigos, en una foto de 2023
El arzobispo de Toledo solicitará abrir el proceso de canonización de un sacerdote fallecido hace una semana
«Como ha hecho tantísimo bien, cuando llegue el momento, si Dios quiere», monseñor Francisco Cerro Chaves incoará la causa de Juan Manuel Uceta, que murió a los 52 años tras una larga enfermedad
Le conocía bien y le apreciaba, porque veía en él «un sacerdocio profundamente entregado, vivido en la entrega humilde y sencilla por donde ha pasado». Eran las palabras que dedicó monseñor Francisco Cerro, arzobispo de Toledo y Primado de España, a su amigo y sacerdote Juan Manuel Uceta Renilla durante el funeral por este último que se celebró el pasado sábado, 24 de mayo. Un día antes, Uceta Renilla fallecía a los 52 años de edad tras una larga batalla contra la enfermedad. «Juan Manuel nunca perdió el sentido de humor ni el sentido de la alegría, ni siquiera en los momentos de lucha de su enfermedad», destacó monseñor Cerro ante los más de 100 sacerdotes y los centenares de fieles y amigos que quisieron acompañarle en el funeral, celebrado en la toledana parroquia de San Julián.
Durante la eucaristía, el arzobispo de Toledo también dio una noticia que sorprendió y alegró a todos los presentes: «Como ha hecho tantísimo bien (como ese sacerdote herido que se abraza a la infinita misericordia del Corazón de Cristo, uniéndose a su pasión y dolor), cuando llegue el momento, si Dios quiere, pediré a la Iglesia que se abra para él el proceso de canonización», según ha informado el arzobispado de Toledo.
Como señalaba el Primado de España, eso ocurrirá «cuando llegue el momento», es decir, cuando pasen los cinco años que prescribe la Iglesia desde la muerte de la persona. Sin embargo, resulta significativo que, ya en la propia misa del funeral, se hable abiertamente de la santidad del fallecido. Y es que, según los que le conocieron, Juan Manuel Uceta era un sacerdote muy querido por sus feligreses de la parroquia de Santa María de Benquerencia, en el barrio del polígono de Toledo. Igualmente, era el delegado diocesano de Relaciones Interconfesionales y profesor del Instituto Teológico San Ildefonso y en el Instituto de Ciencias Religiosas Santa María.

El canal diocesano de Toledo le dedicó una pieza
Muchos obispos le conocían y apreciaban, y enviaron sus mensajes de pésame, como el arzobispo emérito de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez; el obispo emérito de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández; el titular de Orihuela-Alicante, monseñor José Ignacio Munilla; el emérito de Segovia, monseñor Ángel Rubio, y el auxiliar de Toledo, monseñor Francisco César García Magán.
En el muro de su perfil de Facebook han aparecido además numerosos mensajes de personas que le conocían y le querían. «Su inmensa sonrisa durante su enfermedad es algo que creo que no olvidaré», señala Milagros. «Has sido y serás para siempre una persona muy especial. No tengo ninguna duda de que nos volveremos a ver, para el Señor el tiempo no existe, somos nosotros los que nos obsesionamos con el. Doy gracias a Dios por ponerte en mi camino. Gracias por todo lo que me diste. Fuiste una de las personas que me presentaron a Jesús y eso no lo podré olvidar», ha escrito Ángel. «Sólo han pasado dos días desde tu marcha y ya te echamos mucho de menos. Ahora todo son recuerdos, vivencias y confidencias que quedarán para siempre. Todo se conserva cuando uno se entrega como tú lo hiciste, con esa sonrisa tuya constante, a pesar de la cruz que llevabas. Qué ejemplo tan grande nos has dado a todos. Cuídanos desde arriba, que aquí seguiremos recordándote. Espero que nos volvamos a ver pronto. Te queremos, querido amigo. Descansa… aunque conociéndote, seguro que allá arriba también vas a liarla», concluye Miguel Ángel.