San José habla: el poema del Siglo de Oro que revela la ternura del camino a Belén
La sencillez del léxico empleado lo hace apto para cualquier lector que, a poca cultura religiosa que tenga, conoce sobradamente cuanto en el texto se relata, así como lo que sucede «antes» (la Anunciación) y «después» (el nacimiento de Jesús)
'María y José no encuentran alojamiento en Belén' de Jan Massijs (1558)
En 1603, y en Alcalá, se publica la obra de Francisco de Ocaña (1570-1630) titulada Cancionero para cantar la noche de Navidad y las fiestas de Pascua. De él hemos entresacado el poema 'Camino de Belén'. Quien habla es San José.
Camino de Belén
Virgen singular,
que los gallos cantan,
cerca está el lugar.
Caminad, Señora, 5
bien de todo bien,
que antes de una hora
somos en Belén;
y allá muy bien
podréis reposar, 10
que los gallos cantan,
cerca está el lugar.
Yo, Señora, siento
que vais fatigada
y paso tormento 15
por veros cansada;
presto habrá posada
do podréis holgar,
que los gallos cantan,
cerca está el lugar. 20
Señora, en Belén
ya presto seremos;
que allí habrá bien
do nos alberguemos;
parientes tenemos 25
con quien descansar,
que los gallos cantan,
cerca está el lugar.
¡Ay, Señora mía!,
si librada os viese, 30
de albricias daría
cuanto yo tuviese.
Este asno que fuese
holgaría dar;
que los gallos cantan, 35
cerca está el lugar.
El poema se compone de 36 versos hexasílabos, repartidos en un estribillo de cuatro versos y cuatro agrupaciones de ocho, al final de las cuales se repiten los dos versos que cierran el estribillo.
El contenido del poema es sencillo, como lo es el léxico empleado y la estructura sintáctica puesta en pie: en el viaje de Nazaret a Belén, San José le confiesa a María, a la que se refiere como «Esposa» (verso 1), «Virgen singular» (verso 2), «bien de todo bien» (verso 6) y Señora” (versos 5, 13, 21 y 29) que está muy apesadumbrado al ver su cansancio (versos 15-16: «paso tormentos / por veros cansada»); y al mismo tiempo la reconforta asegurándole que falta poco para la llegada y que tendrán dónde cobijarse (versos 17-18: «presto habrá posada / do podréis holgar»), acogida por unos conocidos (versos 25-26: «posada tendremos / donde descansar» -lo que supone una alteración del relato del Evangelio de San Lucas (capítulo 2, versículos 1 al 7), pues buscaron refugio en un pesebre donde nació Jesús; por lo tanto, a la sensación de cansancio hay que añadir la de desamparo.
Y precisamente los dos versos finales del estribillo que se van repitiendo insisten en la certeza de San José de que Belén se encuentra cercano («que los gallos cantan, / cerca está el lugar» (versos 5-6, 11-12, 19-20, 27-28 y 35-36).
¿Dónde se sitúa el poema?
Para situar el poema en su contexto bíblico, podemos recordar el citado texto de San Lucas (comienzo del capítulo 2):
Texto de San Lucas
Cuatro estrofas
Y comencemos por el estribillo. Los cuatro versos hexasílabos forman una copla asonantada en los pares, con rima aguda /á/ («singular»/«cantad»). La «singularidad» de María reside en su virginidad. Volviendo al Evangelio de San Lucas, en el relato de la Anunciación (1: 26-38), María le pregunta al ángel Gabriel que cómo va a concebir en su vientre y dar a luz un hijo si no ha tenido relaciones sexuales («pues no conozco varón»); a lo que el ángel le responde: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios». Y volviendo al poema de Ocaña, precisamente el canto de los gallos es señal de que Belén, fin de viaje para los esposos, se encuentra a poca distancia (versos 3-4, reordenados: «el lugar está cerca porque los gallos cantan».
Las cuatro estrofas, en versos hexasílabos, tienen la misma distribución de rimas: riman en consonante el primero con el tercero; el segundo con el cuarto y el quinto; el sexto con el octavo; y el séptimo es un verso blanco (sin rima). A continuación se reseñan las rimas de cada estrofa, en las que la repetición de los dos versos finales del estribillo al término de cada una de ellas es factor esencial para el ritmo, así cono su contenido.
Estrofa 1: rima consonante /-óra/ (versos 1 -«señora»- y 3 -«hora»-); rima consonante /én/ (versos 2 -«bien»-, 4 -«Belén»- y 5 -«bien»-); rima consonante /ár/ (versos 6 «reposar»- y 8 -«lugar»-; verso blanco, el 11.
San José anima a su esposa para que siga caminando, porque solo falta una hora para llegar a Belén (la distancia de Nazaret a Belén es hoy, aproximadamente, de unos 150 km), y porque allí podrá recuperarse del cansancio del viaje (que realiza embarazada). Y se dirige a ella llamándola «bien de todo bien» (verso 6, ejemplo de anadiplosis que reitera la palabra «bien» enfatizando su significado), en alusión a que es modelo de virtud y bondad, la madre de Jesús -Hijo de Dios-, y mediadora entre Este y el género humano.
En el verso 8, la forma verbal «somos» equivale a «estamos» como verbo intransitivo y con el significado de «nos encontramos en un determinado lugar». El hecho de emplear un presente de indicativo y no un futuro («antes de una hora / somos en Belén») indica que San José tiene la certeza de que queda poco tiempo para concluir el viaje de Nazaret a Belén.
Estrofa 2: rima consonante /-énto/ (versos 13 -«siento»- y 15 -«tormento»-); rima consonante /-áda/ (versos 14 -«fatigada»-, 16 -«cansada»- y 17 -«posada»-); rima consonante /ár/ (versos 18 «holgar»- y 20 -«lugar»-; verso blanco, el 19.
San José se lamenta de que la Virgen vaya cansada (versos 13-14: «Yo, Señora, siento / que vais fatigada» [lamento que vayáis]; el verbo «sentir» significa en este contexto «lamentar, tener por doloroso y malo algo»); y sufre congoja ante su cansancio (versos 15-16: «y paso tormento / por veros cansada»; el verbo «pasar» significa aquí «sufrir»); pero confía en que pronto podrá descansar en un albergue (versos 17-18: «presto habrá posada / do podréis holgar»; «holgar» con el significado de «descansar»; y el adverbio relativo «do» [donde] está en desuso, aunque aún sea frecuente en a lengua poética).
Estrofa 3: rima consonante /-én/ (versos 21 -«Belén»- y 23 -«bien»-); rima consonante /-émos/ (versos 22 -«seremos»-, 24 -«alberguemos»- y 25 -«tenemos»-); rima consonante /ár/ (versos 26 «descansar»- y 28 -«lugar»-; verso blanco, el 27.
De nuevo San José le dice a su esposa que muy pronto van a llegar a Belén (versos 21-22: «Señora, en Belén / ya presto seremos» [de manera inmediata estaremos en Belén], y que allí encontrarán un buen lugar en el que alojarse (versos 23-24), porque encontrarán allegados que les den cobijo donde descansar (versos 25-26: «parientes tenemos / con quien descansar»; el relativo «quien» se ha utilizado en lugar de «quienes», ya que se requiere concordancia en número con su antecedente).
Estrofa 4: rima consonante /-ía/ (versos 29 -«mía»- y 31 -«daría»-); rima consonante /-ése/ (versos 30 -«viese»-, 32 -«tuviese»- y 33 -«fuese»-); rima consonante /ár/ (versos 34 «dar»- y 36 -«lugar»-; verso blanco, el 35.
Tras una expresión de aflicción (verso 29: «Ay, señora mía»), la San José le confiesa a la Virgen que si hubiera parido ya (verso 30: «si librada os viese»), daría como regalo cuanto tuviera (versos 31-32: «de albricias daría / cuanto yo tuviese»; «dar albricias» significa celebrar una buena nueva ofreciendo algún regalo). Más aún, San José incluso estaría satisfecho de regalar el asno que los transporta (versos 33-34: «Este asno que fuese / holgaría dar» [«que» con el significado de «aunque»]) Pero hay que esperar a llegar a Belén para que la Virgen se ponga de parto.
La aparente complejidad sintáctica que se deriva de la continua presencia de nexos subordinativos no obstaculiza la comprensión de un texto en el que la sencillez del léxico empleado lo hace apto para cualquier lector que, a poca cultura religiosa que tenga, conoce sobradamente cuanto en el texto se relata, así como lo que sucede «antes» (la Anunciación) y «después» (el nacimiento de Jesús en un pesebre, ya en Belén, adonde la Virgen María y San José han llegado procedentes de Nazaret ante la obligación del empadronamiento).