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Las fiestas de san Fermín son conocidas internacionalmente

San Fermín y el pañuelo rojo al cuello como homenaje a un mártir católico

La prenda icónica de la gran fiesta pamplonica tiene detrás una historia de fidelidad a la fe hasta sus últimas consecuencias

Desde ayer, miles de vecinos de Pamplona y turistas de todo el mundo recorren las calles de la capital navarra luciendo con orgullo ropa blanca y pañuelo rojo. El «uniforme» de San Fermín es un elemento tan icónico como los propios encierros -es, de hecho, de los pocos elementos que acertaba la ridícula película Noche y día, que situaba los Sanfermines en Sevilla-, pero no todo el mundo conoce su origen, muy ligado a la fe católica.

Decir «viva» a un santo

«Hoy la fiesta se celebra de forma muy superficial», lamenta el arzobispo de Pamplona y Tudela, Francisco Pérez, y pide tomar conciencia de que aun hoy «decir «¡Viva San Fermín!» es decir «viva» a un santo, a uno que me ayuda a vivir en la vida de fe, esperanza y caridad». En esta línea, el prelado recuerda el origen del pañuelo: es rojo y se lleva al cuello porque recuerda el martirio de San Fermín de Amiens y la forma específica en la que murió.

Ambiente sanferminero en la calle san Nicolás

Cuenta la leyenda que Fermín fue un sacerdote que vivió en el siglo III, y que tras predicar en Navarra marchó a evangelizar la Galia; en concreto, a la ciudad de Amiens, donde fue nombrado obispo con 24 años. Su tarea misionera le llevó a la cárcel y, después de negarse a dejar de anunciar el Evangelio, a que lo ejecutaran, degollándolo. De ahí que la prenda bermellón en torno al cuello simbolice la sangre derramada por el santo mártir.

Cómo llevarlo

Otra curiosidad en torno a la prenda es el modo de llevarla antes y después del Chupinazo: antes del 6 de julio a las 12 del mediodía, se lleva atado en el brazo; después del inicio oficial de la fiesta, se anuda al cuello hasta la medianoche del 14 de julio. Es tradición, una vez terminada la celebración, anudarlo a la verja de la iglesia de San Lorenzo, templo que alberga la capilla dedicada a San Fermín.

El chupinazo

Cabe señalar, además, que hay peñas que no llevan pañuelo rojo: La Única lo lleva verde, y La Jarana y el Txako, azules. La faja que suelen enrollarse a la cintura los participantes en los Sanfermines -a menudo con flecos en los laterales- también acostumbra a ser roja.

La ropa blanca

Hay menos unanimidad en el simbolismo de la ropa blanca. Para el arzobispo, esta refleja «la pureza del bautismo de San Fermín»: dicen que esta corrió a cargo de San Saturnino de Tolosa, que convirtió a los padres de Fermín y les bautizó, a ellos y a su hijo. Otra explicación, menos devota, señala que la ropa blanca se popularizó a raíz del año 1931, cuando una peña -La Veleta- la empleó para diferenciarse del resto.

Decapitación de san Fermín, en la basílica de Roncesvalles

La propia página web de los Sanfermines apunta otros posibles orígenes de la vestimenta: señalan que podría tener relación con la ropa de los chistularis de Biarritz -los músicos que tocan el chistu, aunque ellos llevan boina roja-, con los joteros que actuaban en el teatro Gayarre en la década de 1930 o con los pelotaris.