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29 de abril de 2024

Carmen Sánchez Maíllo

Tres lugares de la casa

Tres lugares que aportan unidad, consistencia y sentido a quienes viven la casa

Actualizada 10:07

Hay tres lugares esenciales en cualquier casa familiar. Tres lugares inconfundibles y únicos para las personas que habitan el hogar. Tres lugares que aportan unidad, consistencia y sentido a quienes viven la casa.
  • Lecho o cama: Además del lugar de descanso es también es el del origen de la vida que los padres pueden generar, el del encuentro íntimo entre los progenitores, que propicia y fortalece la unidad y el vínculo de los padres. No es cualquier lugar de la casa, es un lugar al que lo sagrado no es ajeno pues en él participan los padres de la dimensión creadora del Creador del mundo. Cuando los hijos adquieren una cierta conciencia es bueno que sepan que no se entra allí de cualquier modo, ni en cualquier circunstancia. No sólo es la privacidad, es un lugar cuya dimensión está vinculada con el amor del que ellos son fruto y eso requiere de cierto respeto, de distancia y consideración. El profesor De Luri incide en esta idea cuando dice que «es crucial para los hijos conocer la historia de amor de la habitación de al lado». Pues la noticia de que ese amor ha sido y sigue siendo posible les confiere una certeza imborrable para sí mismos.
  • Mesa: lugar de llegada y de acogida en una casa, donde la familia se reúne a comer, a celebrar, a compartir la vida: lo que sucede, lo que nos alegra o nos entristece. La mesa en un hogar es la plaza de una ciudad. Es un lugar central de reunión y puesta en común de esa micro sociedad que es una familia. Es el lugar al que invitamos a comer o a cenar a nuestros amigos o familiares. Antiguamente en cada casa se horneaba un pan, y de allí nos viene la palabra compañeros (de cum panis) quienes compartían el pan. Hoy ha proliferado de nuevo el cuidado del pan, respetar la fermentación lenta de la levaduras que enriquecen la masa, horneado en horno de leña cuando lo hay, y mantener la elaboración con masa madre. Hay que ser conscientes de que cuidar la mesa es cuidar la familia. No hay nada mejor que llegar a casa y encontrar una comida estupenda, ni nada tan desolador como llegar al hogar y que no haya nada, ni nadie con para acompañarte a reponer fuerzas.
  • Altares (hoy sepulturas): lugar de la memoria personal y familiar, del recuerdo de nuestros seres queridos que ya no están, pero que nos han dejado su legado personal y espiritual. Las primitivas casas romanas (domus) se levantaban sobre los enterramientos de los familiares. Poco a poco esta práctica comenzó a prohibirse por motivos de salubridad y se sustituyó por un altar que contenía figuras o máscaras con los que se les recordaba y se les veneraba. Hoy nuestras casas familiares ya no se ponen en pie sobre los enterramientos, pero en todas ellas hay fotos, álbumes y objetos (cuadros, jarrones, heredados) que nos recuerdan a quiénes ya no están con nosotros en este mundo, pero que con esperanza confiamos en que nos protegen desde otro lugar.
No debe perderse jamás la importancia de estos tres lugares de la casa que conforman el mobiliario básico de cualquier hogar: cama de matrimonio, mesa de comedor y aquellos objetos que mantienen viva la presencia de quienes amamos y ya no están en este mundo material.
  • Carmen Sánchez Maíllo es secretaria académica del Instituto CEU de Estudio de la Familia
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