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26 de abril de 2024

¡Adán y Eva' de Suzanne Valadon

¡Adán y Eva' de Suzanne Valadon

¿Cuál es la diferencia entre pecados mortales y pecados veniales?

Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación entregándose a sí mismo

El pecado, según el catecismo de la Iglesia católica «es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes».

Ofensa

En este sentido, el pecado «hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como «una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna». (San Agustín, Contra Faustum manichaeum, 22, 27; San Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q. 71, a. 6) )
El pecado «es una ofensa a Dios. El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de Él nuestros corazones. Es una desobediencia, una rebelión contra Dios» por el deseo de hacerse «como dioses», pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal, tal y como sucede en Gn 3, 5.
El pecado es así «amor de sí hasta el desprecio de Dios», según San Agustín en De civitate Dei, 14, 28. Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús que realiza la salvación entregándose a sí mismo, según afirma san Pablo en Flp 2, 6-9.
'Duelo a garrotazos' de Francisco de Goya.

'Duelo a garrotazos' de Francisco de Goya.

Según su objeto

La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza de Jesús: «De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones. robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre» (Mt 15,19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado.

La gravedad: pecado mortal

A partir del punto 1854, el Catecismo distingue entre «pecado mortal y venial»; una distinción ya perceptible en la Escritura (cf 1Jn 5, 16-17) y que se ha impuesto en la tradición de la Iglesia.
  • El pecado mortal «destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior».
  • El pecado mortal «ataca en nosotros el principio vital que es la caridad», necesita una nueva iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón que se realiza ordinariamente en el marco del sacramento de la Reconciliación.
  • Cuando la voluntad se dirige a una cosa de suyo contraria a la caridad por la que estamos ordenados al fin último, el pecado, por su objeto mismo, «tiene causa para ser mortal» sea contra el amor de Dios: como la blasfemia, el perjurio, etc., o contra el amor del prójimo, como el homicidio, o el adulterio.
'Detalle de 'Dante y Virgilio' de William Adolphe Bouguereau

'Detalle de 'Dante y Virgilio' de William Adolphe Bouguereau

Condiciones del pecado mortal

Para que el pecado sea mortal hay tres condiciones:
  • Que tiene como objeto una materia grave
  • Es cometido con pleno conocimiento.
  • Deliberado consentimiento.
El pecado mortal requiere el carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón (cf Mc 3, 5-6; Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del pecado.
La gravedad de los pecados es mayor o menor: un asesinato es más grave que un robo. La cualidad de las personas lesionadas cuenta también: la violencia ejercida contra los padres es más grave que la ejercida contra un extraño.

Pecado venial

  • El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere.
  • Cuando la voluntad del pecador se dirige a veces a una cosa que contiene en sí un desorden, pero que sin embargo no es contraria al amor de Dios y del prójimo, como una palabra ociosa, una risa superflua, etc., tales pecados son veniales» (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1-2, q. 88, a. 2, c).
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