Este dulce, tradicional de la Semana Santa y de la madrileña fiesta de San Isidro, se consume en cinco variedades: las tontas, las listas, las de Santa Clara, las francesas y las ciegas. Cada una de ellas tiene sus particularidades y son típicas también de romerías y otras fiestas religiosas. Las rosquillas de Santa Clara, concretamente, fueron inventadas en el Monasterio de la Visitación de Nuestra Señora de las Monjas Franciscanas, a donde doña Catalina Núñez, esposa de Alonso Álvarez de Toledo, se retiró, descubrió y popularizó entre los madrileños.