
Madre Mariana de san José, Agustina Recoleta
Madre Mariana de san José y su gran labor de escritora mística desde la clausura
A lo largo de este Cuaderno de la Encarnación titulado La madre Mariana de san José (1568-1638) y las monjas Agustinas Recoletas hoy, su autor, Javier Onrubia Rebuelta, nos relata los hechos más notables de la mística
Las Monjas Agustinas Recoletas del Monasterio de La Encarnación de Madrid dan a conocer su estilo de vida y a su fundadora, la madre Mariana de san José, notable mística y escritora, con una publicación escrita por Javier Onrubia Rebuelta.
Mariana de San José
La madre Mariana de san José, fundadora de las Agustinas Recoletas y de varios monasterios, fue una gran escritora, notable mística, y destacada maestra espiritual. A lo largo de las 38 páginas de este Cuaderno de la Encarnación titulado La madre Mariana de san José (1568-1638) y las monjas Agustinas Recoletas hoy, su autor, Javier Onrubia Rebuelta, nos relata los hechos más notables de su vida, desde su nacimiento y muerte; el inicio del proceso de canonización (1993); hasta la publicación de sus obras completas (2014).

Real Monasterio de la Encarnación de Madrid
Tú Señor mío, me mandas que te ame: dame lo que me mandas y mándame lo que quisieres. Concédeme que te ame con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mis fuerzas y con todo mi espíritu

Las Agustinas Recoletas hoy
Además, en esta publicación, el autor describe el día a día de las Agustinas Recoletas en nuestros días: el horario que siguen y los aspectos más destacados de su carisma. Termina este Cuaderno de la Encarnación con un mensaje sobre la plena vigencia y actualidad de la vida contemplativa, de la fecundidad de la vida que transcurre entre la oración, el trabajo, el silencio, la soledad y el recogimiento, tal y cómo la viven actualmente las hijas espirituales de la Madre Mariana de san José.
Dadme, Señor, luz para entender, capacidad para retener, facilidad para aprender, gracia para hablar. Regid mis pasos en vuestro servicio e infundid sobre las tinieblas de mi entendimiento los rayos de vuestra claridad, y en mi alma la gracia de vuestra bendición
La web Declausura recuerda que El libro La madre Mariana de san José (1568-1638) y las monjas Agustinas Recoletas hoy de Javier Onrubia Rebuelta puede solicitarse al Monasterio de La Encarnación. Monjas Agustinas Recoletas, Madrid.Teléfono 91 547 05 10. / laencarnacionmadrid@gmail.com
El autor de esta publicación es colaborador habitual del programa Monasterios y Conventos de Radio María y estudioso y divulgador de la historia y espiritualidad de la Orden de San Jerónimo y de los Eremitas Camaldulenses de Monte Corona.
Una vida entregada a Dios
La Madre Mariana de San José nació en Alba de Tormes (Salamanca) el 5 de agosto de 1568. Quedó huérfana de madre a los diez días después de nacer. A los 18 años, tras la muerte de su padre, tomó el hábito como monja agustina. El 21 de febrero de 1587 hizo la profesión religiosa.
Mariana encabezó la fundación del primer convento de monjas agustinas recoletas en Éibar, de ahí que se le considere la fundadora de las Monjas Agustinas Recoletas. Fue en Éibar en 1603. Un año más tarde profesó en la nueva forma de vida recoleta.
En 1604, Madre Mariana abrió otro monasterio recoleto en Medina del Campo y después otros en Valladolid (1606), Palencia (1610) y finalmente la Encarnación, en Madrid (1612), donde la madre Mariana pasó los 22 últimos años de su vida.
Murió el 15 de abril de 1638. Fue enterrada primero en la testera del panteón donde son enterradas las demás religiosas. Posteriormente fue trasladada a un lugar más destacado en la Iglesia. El 12 de junio de 1644 tres médicos certificaron que su cuerpo se mantenía incorrupto, como se encuentra actualmente.
Apenas fallecida la Madre Mariana, su sucesora en el priorato del monasterio de la Encarnación pidió a todas las monjas de los diversos monasterios, que habían convivido con ella o la habían tratado, que escribieran un informe sobre su vida y virtudes. En poco más de un año se reunieron 40 informes de estas monjas. Sin embargo, por la pobreza del monasterio, el cambio de la dinastía de los reyes y la dificultad en aquella época de tramitar una causa de canonización, no se inició el proceso. No obstante, su fama de santidad continuó extendiéndose cada vez más, sobre todo con la fundación de monasterios de Monjas Agustinas Recoletas en varias regiones de España y en México, según las Constituciones redactadas por la Madre Mariana.
Experiencias místicas que extendieron su fama de santidad.
Sus escritos y consejos la acreditaron en primer lugar como una de las más insignes místicas del Siglo de oro español, comparable con santa Teresa y San Juan de la Cruz, y que hoy conservan intacto su mensaje de actualidad. Son muchos los episodios de su vida en los que relata momentos de auténtico abandono corporal y sentimiento de éxtasis. De esas experiencias pedía al Señor que no se manifestara en rasgos observables en su exterior.
Llevaba en la mano el libro Imitación de Cristo (de Tomás de Kempis) y, abriéndolo, topé con un capítulo que trata del día de la eternidad. A pocos renglones que leí, no pude pasar adelante, porque me sentí arrebatada y fuera de mí. Me parecía que estaba mi espíritu hecho una cosa con Dios nuestro Señor y, llevada de un sumo gozo, aunque sin operaciones eficaces, sentía que, deshecha mi alma en el Señor, le daba a gustar de aquellos infinitos bienes que tiene guardados a sus escogidos (…). Fue mucho lo que entendí, vi y gocé. Cuando volví (en mí) me hallé con los ojos clavados en el cielo y tan llena el alma de gozo y tan suspendida en él que, por mucho rato, me parece estuve de esta manera. (Positio Summ, Doc, p. 108)
Las ansias de perfección de la Madre Mariana la incitaron siempre a mortificar sus apetitos y a elegir una vida austera: largas horas de oración, templanza en la comida y en el sueño y disciplinas corporales –como el crucifijo con púas que llevaba en su pecho–. Su celo por la gloria de Dios, su elevada vida de oración y de experiencia mística, o su fortaleza en los dolores y pruebas son algunas de las cualidades de la Madre Mariana que hicieron popular su fama de santidad en el siglo XVI y XVII.