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La familia Bergoglio, en una fotografía tomada en Buenos Aires

La familia Bergoglio, en una fotografía tomada en Buenos AiresGtres

¿Cuántos familiares le quedan al Papa Francisco? La sorprendente verdad sobre su familia

A sus 77 años, María Elena Bergoglio es el único vínculo directo con la generación del Papa. Reside en Argentina y no ha visitado el Vaticano durante el pontificado de su hermano

La historia del Papa Francisco no puede entenderse sin su origen familiar. Nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires en 1936, el actual Pontífice proviene de una familia de inmigrantes italianos que, como tantos otros en su época, cruzaron el Atlántico en busca de una vida mejor en Argentina. A sus 88 años, Francisco es el único de sus hermanos varones que sigue con vida, pero todavía mantiene un vínculo cercano con los miembros de su familia que aún permanecen.

Una familia entre Italia y Argentina

Los Bergoglio son originarios del Piamonte, en el norte de Italia, y su historia familiar está marcada por la emigración. En los archivos de Asti, una pequeña localidad piamontesa, aún se conserva la declaración de nacimiento de Giovanni Angelo Bergoglio, abuelo del Papa, quien en 1907 contrajo matrimonio con Rosa Vasallo, una figura esencial en la vida del Pontífice, pues, como él mismo ha declarado en varias ocasiones, fue ella quien «me enseñó a rezar». Pero la situación en Italia a comienzos del siglo XX no era sencilla. Tras varios intentos fallidos de negocio y una crisis económica en la región, la familia tomó la decisión de trasladarse a Argentina en 1929, como lo hicieron miles de compatriotas.

En Buenos Aires, Mario Bergoglio, el padre del Papa, se casó con María Regina Sívori. Juntos formaron una familia numerosa con cinco hijos: Jorge Mario (el futuro Papa), Alberto Horacio, Oscar Adrián, Marta Regina y María Elena. De todos ellos, esta última es la única que sigue con vida.

María Elena, la única hermana del Papa

A sus 77 años, María Elena Bergoglio es el último lazo directo que queda de la generación del Papa. Vive en Argentina y, aunque su hermano ha estado al frente de la Iglesia durante más de una década, no ha viajado al Vaticano para visitarlo, así como el Pontífice tampoco ha regresado a su tierra. Desde que fue elegido en 2013, el contacto entre ellos se ha mantenido a través de llamadas telefónicas y videoconferencias.

Otro de los familiares más conocidos es precisamente el hijo de María Elena, José Bergoglio, quien decidió fundar la organización «Haciendo Lío» tras inspirarse en un discurso de su tío durante la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil. Su labor se centra en ayudar a los más necesitados en los barrios más vulnerables de Buenos Aires. Otro de sus sobrinos es José Luis Narvaja, hijo de Marta Regina, quien, en cierta forma, ha seguido los pasos de su tío y ejerce como sacerdote jesuita.

María Elena Bergoglio tiene 77 años y es la única que sigue con vida de la familia del Pontífice

María Elena Bergoglio tiene 77 años y es la única hermana que sigue con vida de la familia del Pontífice

Pero quizás la historia más llamativa es la de su sobrino nieto Felipe Bergoglio, un joven de 20 años que desde agosto de 2023 juega como defensa en el Sporting Club Trestina, un equipo de la Serie D italiana. Su llegada a Italia marcó una conexión especial con la tierra de sus antepasados, y el apellido Bergoglio ha sido una constante en su vida, acompañándolo en cada paso de su camino.

«Cada vez que digo mi nombre o enseño mi documento, la pregunta es inevitable», ha reconocido Felipe en entrevistas. Sin embargo, lejos de verlo como una carga, lo considera un honor. Aunque aún no ha conocido al Papa en persona, planea viajar a Roma en los próximos meses para encontrarse con él.

Un apellido con historia

El apellido Bergoglio ha despertado curiosidad desde el momento en que Jorge Mario fue elegido Papa en 2013. Para Felipe, esta conexión con su tío abuelo no solo es un motivo de orgullo, sino también un lazo con la fe: «Mis compañeros de equipo a veces me piden una bendición antes de los partidos o cuando se lesionan. Ya me he acostumbrado», ha contado con humor.

Más allá de los lazos familiares o su apellido, el Papa Francisco ha dejado claro en diversas ocasiones su arraigo tanto a Argentina como a su herencia italiana. En su autobiografía Esperanza, recordó un episodio que marcó el destino de su familia:

Sus abuelos y su padre habían comprado billetes para viajar a Argentina en el buque Mafalda, conocido como el «Titanic italiano». Sin embargo, al no lograr vender a tiempo todas sus pertenencias, se vieron obligados a retrasar su viaje.

Este giro inesperado les salvó la vida, ya que el 25 de octubre de 1927 el barco sufrió una explosión y se hundió frente a las costas de Brasil, dejando cientos de víctimas. «No se imaginan cuántas veces he dado gracias a la Divina Providencia por ese cambio de planes», confesó el Pontífice al recordar aquel episodio. Un solo detalle, una simple decisión, y su destino –y quizá el de la historia– habría sido otro.

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