
Papa León XIII, autor de la encíclica social Rerum Novarum
El gesto olvidado de León XIII que él mismo definió como el más importante de su pontificado
El 11 de junio de 1899, el Pontífice que ha influido tanto en el actual Papa consagró la humanidad al Sagrado Corazón de Jesús
El nombre de León XIII, el Papa artífice de la encíclica Rerum Novarum, ha vuelto a resonar con fuerza desde que el cardenal Robert Francis Prevost escogió el pasado 8 de mayo el nombre de León XIV. Un gesto que habló claramente de quien iba a ser una de sus influencias y a quien iba a mirar de cerca, aparte de a su querido san Agustín de Hipona.
Hoy, León XIII vuelve a ser protagonista al recordarse que, tal día como hoy, pero de 1899, el Pontífice realizó un gesto que a veces puede pasar más desapercibido y que, sin embargo, él mismo llegó a definir como el acto más importante de su pontificado: la consagración del género humano al Sagrado Corazón.
Una fórmula para toda la humanidad
Corría el año 1899 cuando León XIII acogió el clamor de la Iglesia y de numerosas almas –incluida la de santa Margarita María de Alacoque y María Droste zu Vischering, conocida como Sor María del Divino Corazón– que suplicaban consagrar el mundo al Corazón traspasado de Cristo. Así, el Papa firmó la encíclica Annum Sacrum, auténtico manifiesto espiritual de esa consagración global.
En su encíclica, León XIII subrayó una verdad en la que insistió: Jesús es rey y dueño supremo. Sin embargo, su reinado no se limita únicamente a los bautizados; Él vino para todos los hombres. Así, afirmaba que «todo el género humano está verdaderamente sometido a su poder». Aseguraba que, al consagrarse a su Corazón, que es «el símbolo y la imagen sensible de su caridad infinita» las personas, «se dan y se unen a Jesucristo».
En preparación para este acontecimiento, los días 9 y 10 de junio, las iglesias de todo el mundo elevaron las Letanías del Sagrado Corazón. De este modo, el 11 de junio se llevó a cabo este gran evento universal, cuando en catedrales e iglesias de todo el mundo se leyó la fórmula de consagración.
Este acto se enmarca en un siglo XIX donde la devoción al Sagrado Corazón experimentó un notable florecimiento. El predecesor de León XIII, Pío IX, había sido un gran impulsor de esta devoción al establecer la celebración del Sagrado Corazón de Jesús de forma universal cada año, el viernes siguiente a la octava del Corpus Christi.