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14 de mayo de 2024

Ugo Di Blasi

Ugo Di BlasiDiócesis de Lecce

Por qué ha reconocido el Papa la santidad de Ugo Di Blasi, un devoto del rosario

Se trata de un venerable reciente: murió en 1972. Por tanto, su santidad está «a la vuelta de la esquina», la sentimos cercana incluso cronológicamente. Su causa de beatificación comenzó en 1988

Devoto de la Virgen del Rosario, murió delante de una estatua que la representaba, justo cuando rezaba un rosario dedicado a ella. Ese sacerdote se llamaba Ugo Di Blasi. Y el Papa Francisco reconoció sus virtudes heroicas. Por eso se ha convertido en venerable y el siguiente paso en su camino hacia la santidad, en caso de que se reconozca un milagro por su intercesión, será la beatificación.
¿Qué tenía de «grande» la fe de Don Ugo di Blasi? Se trata de un venerable reciente: murió en 1972. Por tanto, su santidad está «a la vuelta de la esquina», la sentimos cercana incluso cronológicamente. Su causa de beatificación comenzó en 1988.

Especial solicitud con los presos

Ordenado sacerdote el 20 de julio de 1941 por monseñor Alberto Costa en la catedral de Lecce, el venerable Di Blasi dirigió una importante asociación juvenil católica, antes de convertirse en guía espiritual de muchos. Fue padre espiritual de seminaristas, tarea que desempeñó hasta 1953; asistente diocesano de la Juventud Femenina de Acción Católica; capellán de la cárcel de Lecce; vicario episcopal para el apostolado de los laicos.
Promovido a Vicario General de la Curia de Lecce, la vida de Ugo Di Blasi llegó a un abrupto final en la mañana del 6 de febrero de 1982, mientras rezaba el rosario arrodillado a los pies de la imagen de la Virgen del Rosario en la Basílica de San Juan Bautista.

Gran caridad

La fuerza del Venerable Di Blasi era la de ser un predicador, director espiritual y confesor válido y solicitado, incluso hacia los presos, por los que mostraba una particular solicitud. Desempeñó su ministerio sacerdotal con amor. En su servicio como Vicario General, demostró que sabía conciliar el celo pastoral con los deberes de gobierno. Superó con humildad los malentendidos, sabiendo disculparse.
En el ejercicio de su ministerio, mostró una gran caridad hacia los necesitados de todo tipo. Su predicación, sencilla e incisiva, le hizo ser apreciado por el pueblo. Dedicaba mucho tiempo a la oración. Muchos, entre ellos numerosos clérigos, buscaban su consejo. La fama de su santidad, como se lee en el portal de las Causas de los Santos del Vaticano, ha llegado hasta nuestros días, traspasando las fronteras de la archidiócesis de Lecce.
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