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Papa FranciscoGTRES

Las doce pruebas que enfrentó el Papa Francisco: balance de un pontificado

Ecología, migraciones, transparencia financiera, lucha contra los abusos, diálogo con el islam... El Papa Francisco ha hecho todo lo posible para orientar la barca de la Iglesia para que pueda responder aún mejor a su misión

Ecología, migraciones, transparencia financiera, lucha contra los abusos, diálogo con el islam... El Papa Francisco ha hecho todo lo posible para orientar la barca de la Iglesia para que pueda responder aún mejor a su misión. He aquí un repaso a los doce grandes proyectos emprendidos por el pontífice argentino.

«Acepto». El miércoles 13 de marzo de 2013, bajo el fresco del Juicio Final de la Capilla Sixtina, eran las 19.05 cuando el cardenal Jorge Mario Bergoglio aceptó el cargo que le habían conferido sus hermanos cardenales. Nadie, salvo quizá Benedicto XVI, puede saber qué emociones recorrieron al sumo sacerdote argentino en ese momento. Desde su residencia en Castel Gandolfo, espera ver aparecer a su sucesor en la Logia de la Basílica de San Pedro. Un mes antes, había confiado que ya no tenía fuerzas para ejercer el ministerio petrino. Los ciento quince cardenales electores buscaron fuerzas al otro lado del Atlántico Sur, en Argentina. Ante los doscientos mil fieles congregados en la plaza de San Pedro, el hombre que acaba de elegir el nombre de Francisco tomó el relevo del pontífice alemán e inauguró un pontificado de reformas.

Francisco atraviesa la Puerta Santa en la basílica de san Pedro del Vaticano

Francisco atraviesa la Puerta Santa en la basílica de san Pedro del Vaticano, el 24 de diciembre de 2024AFP

1. Una Iglesia para las periferias

«En cuanto al próximo Papa, necesitamos un hombre que, partiendo de la contemplación y la adoración de Jesucristo, ayude a la Iglesia a ir más allá de sí misma, hacia las periferias existenciales de la humanidad». El primer pontífice argentino de la historia estaba convencido de que una Iglesia autorreferente y autosuficiente es una Iglesia que agoniza. Las llamadas periferias existenciales, «donde reside el misterio del pecado, del dolor, de la injusticia... donde están todas las miserias».

2. La emergencia ecológica

Pocas veces una encíclica ha tenido tanta repercusión. Laudato si, el texto del Papa Francisco sobre la salvaguarda de nuestra casa común. Al igual que Barack Obama, entonces presidente de los Estados Unidos, decenas de jefes de Estado expresaron su admiración por la decisión del Papa «de hacer un llamamiento a la acción sobre el cambio climático de manera clara y firme, y con toda la autoridad moral que le confiere su cargo».

Más allá de la militancia ecológica, ha propuesto una «triple conversión», como explica el dominico Thomas Michelet en su libro Los Papas y la ecología (Artège, 2016) explica: «Conversión de los ojos y de los oídos, para ver y oír la angustia ante la que permanecemos sordos y ciegos. Conversión de la cabeza y del corazón, para discernir la raíz profunda del mal que hay en nosotros y que afecta a la Creación, establecer el diagnóstico y la terapia resultante y decidirse a aplicarla. Conversión de las manos, que ya no deben apropiarse y destruir siempre, sino ofrecer y compartir, construir y proteger, bendecir y alabar».

En resumen, Francisco ha revivido toda la enseñanza de la Iglesia sobre la ecología con un nuevo y audaz estilo.

En la ocupada agenda internacional del Papa Francisco en 2023, el primer viaje marcado fue a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur. Allí estuvo desde el 31 de enero y el 5 de febrero y entre sus reuniones más destacadas, además de las recepciones oficiales, se encontraron aquellas con desplazados internos y víctimas de los conflictos en ambos países.

Una imagen del Pontífice durante su viajeAFP

3. La crisis migratoria

8 de julio de 2013: el Papa Francisco llevaba apenas unas semanas instalado en el trono de Pedro cuando decidió visitar la pequeña isla italiana de Lampedusa para «llorar a los muertos» de la inmigración. Frente al mar, tras un largo momento de meditación, arrojó una corona de flores en memoria de los miles de ahogados en el Mediterráneo, un mar que, con la crisis, se ha convertido en un «gran cementerio» –entre 2014 y 2020, más de 20.000 inmigrantes morirán en el Mediterráneo, según la ONU–. Este gesto es el primero de muchos.

En 2015, en un llamamiento sin precedentes, pidió que cada parroquia de Europa acogiera a una familia migrante. Un año después, a su regreso de un viaje a Lesbos (Grecia), llevó consigo al Vaticano a tres familias sirias musulmanas. Esta acogida suscitó polémica, pues algunos criticaron al jefe de la Iglesia católica por no dar prioridad a las familias cristianas.

Los católicos europeos consideran al Papa ingenuo en materia de inmigración. En su opinión, sus repetidos llamamientos a acoger a los inmigrantes amenazan en última instancia la paz y la cultura europeas. El Papa sabía que se le criticaba, pero no se acobardaba.

4. La paz mundial

Cada año, en octubre, su nombre aparecía cuando se trataba de predecir el ganador del Premio Nobel de la Paz. Al final, Francisco nunca lo recibió. Sin embargo, el 266º sucesor de Pedro nunca dejó de trabajar por la resolución o el apaciguamiento de numerosas crisis. Un ejemplo es el restablecimiento, a través de la Santa Sede, de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos en diciembre de 2014. En cuanto a la cuestión palestino-israelí, una de las primeras iniciativas históricas del Papa Francisco fue la organización de una oración interreligiosa que reunió a los presidentes israelí y palestino, uno al lado del otro, en los jardines del Vaticano. El método del Papa es sencillo: dialogar para llegar a la reconciliación.

Haciendo suyas las palabras de Pablo VI, «nunca más la guerra», en Fratelli tutti cuestionó la noción de «guerra justa», un concepto que consideraba «muy difícil» de defender hoy en día. Sobre la delicada cuestión de la pena de muerte, hizo modificar el Catecismo de la Iglesia Católica para declarar su práctica absolutamente «inadmisible» en todo el mundo.

Al día siguiente de la invasión de Ucrania por las tropas rusas, el 24 de febrero de 2022, el Papa Francisco acudió solo a la embajada rusa ante la Santa Sede para «expresar su preocupación». A este gesto sin precedentes siguieron decenas de llamamientos a la paz en sus homilías, discursos y Ángelus.

El Papa Francisco posa con los participantes del Sinodo

El Papa Francisco posa con los participantes del SinodoAFP

5. La sinodalidad

La tarde de su elección, en la Logia de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco dejó su impronta al presentarse como un simple obispo y referirse a la Iglesia de Roma como «la Iglesia que preside todas las Iglesias en la caridad».

Explicando en su primera encíclica, Evangelii Gaudium, que «la excesiva centralización, en lugar de ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera», el pontífice argentino multiplicó muy pronto las iniciativas para avanzar hacia un gobierno más colegial. Este es el objetivo del pequeño consejo de cardenales de los cinco continentes convocado por Francisco para apoyarle en su deseo de reformar la Curia.

En 2021, lanzará un sínodo mundial sin precedentes, de dos años de duración. El objetivo es hacer que la Iglesia católica sea más acogedora, participativa y misionera, menos clerical y centralizada.

6. Los abusos sexuales

Siguiendo los pasos de Benedicto XVI, el Papa Francisco está decidido a librar una «batalla sin cuartel» contra los abusos sexuales a menores y personas vulnerables en la Iglesia. Un año después de su elección, creó una comisión para proponer «las iniciativas más adecuadas» para garantizar que «crímenes como los que han tenido lugar no se repitan nunca más».

En agosto de 2018, ante el aumento de las revelaciones, el pontífice publicó una Carta al Pueblo de Dios en la que señalaba al clericalismo como una de las principales causas de los abusos y pedía a los católicos que ayunaran y rezaran. A esta carta siguió la convocatoria de una cumbre especial sobre abusos en Roma en febrero de 2019. Unas semanas después, se publicó el motu proprio Vos estis lux mundi. Marca un verdadero punto de inflexión en la lucha contra los abusos, obligando a todos los clérigos y religiosos, por ejemplo, a denunciar cualquier abuso del que tengan conocimiento. También obliga a todas las diócesis del mundo a establecer uno o varios «mecanismos estables y de fácil acceso» para denunciar los abusos sexuales a menores. También establece un procedimiento para investigar a obispos o superiores sospechosos de delitos o de encubrirlos.

Francisco no se detiene ahí. En diciembre de 2019, suprime el secreto pontificio que cubría los procedimientos en materia de pederastia. Y en mayo de 2021, llevó a cabo una importante revisión de un capítulo del Código de Derecho Canónico relativo a las sanciones graves. Por fin se incluyeron los delitos contra menores. Además, la publicación de un informe sin precedentes sobre el ex cardenal McCarrick –culpable de numerosos abusos sexuales– demuestra la voluntad del pontífice de llegar al fondo de los fallos de la Santa Sede, que durante años no hizo nada para frenar su ascenso.

Sin embargo, el pontificado ha recibido algunas críticas, con víctimas que denuncian cierta lentitud o tibieza en la toma de decisiones. El propio Francisco reconoce sus defectos. «He cometido graves errores», se acusó a sí mismo en relación con un caso en Chile. Durante un viaje a ese país en 2018, defendió a un obispo sospechoso de haber encubierto a un cura pederasta, algo que un informe confirmaría. En 2021, expresó su vergüenza por los resultados del informe Ciase sobre abusos sexuales en la Iglesia en Francia. Pero, aunque estaba previsto que se reuniera con los miembros de la comisión Sauvé, finalmente la reunión se aplazó sine die. Algunos vieron en esta anulación una bofetada a Ciase, cuyas conclusiones habían ido demasiado lejos para Roma. Al año siguiente, el asunto Santier puso de manifiesto una serie de disfunciones en Francia y Roma en el tratamiento de los abusos cometidos por los obispos.

El Papa habla con algunos obispos tras la audiencia general del miércoles

El Papa habla con algunos obispos tras la audiencia general del miércolesEFE

7. El Papa Francisco y la lucha contra el clericalismo

Desde el inicio de su pontificado en 2013, el Papa Francisco alertó a los obispos latinoamericanos contra el clericalismo, un mal cuyas causas explicó como una «falta de libertad cristiana». En el verano de 2018, a raíz del estallido de un escándalo de abusos sexuales en Irlanda, llamó en su Carta al Pueblo de Dios a superar lo que definió como «un modo desviado de concebir la autoridad en la Iglesia».

Y si el pontífice pone tanto empeño en erradicar este mal es porque establece un vínculo muy claro entre el abuso de poder, emanado del clericalismo, y los abusos sexuales: «decir no a los abusos es decir no, categóricamente, a toda forma de clericalismo», escribe. Al mismo tiempo, Francisco no ha dejado de denunciar el riesgo de «clericalizar a los laicos». Tal visión puede explicar su decisión de no avanzar en la cuestión de la ordenación de hombres casados al final del Sínodo sobre la Amazonia en octubre de 2019, cuyas conclusiones, sin embargo, llamaron a la apertura.

Al mismo tiempo, el nombramiento de algunos laicos en puestos clave, como Paolo Ruffini, elevado al rango de prefecto del dicasterio para la comunicación en 2018 y primer jefe laico de un dicasterio en la historia del Vaticano, ilustra su voluntad de reforzar el lugar de los laicos en la institución. El pontífice también lanzará fuertes admoniciones a los diáconos, recordándoles su papel de servicio y aconsejándoles que se alejen del altar para no convertirse en «medio sacerdotes».

Nathalie Becquart es monja desde los 26 años

Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo de los ObisposLorenzo Moscia / Secretaría del Sínodp

8. El lugar de la mujer

«Sufro [...] cuando veo, en la Iglesia [...] que el papel de servicio de la mujer se desliza hacia un papel de servidumbre», declaró el Papa al inicio de su pontificado en agosto de 2013. Seguro de que este tema del lugar de la mujer en la Iglesia le era particularmente querido, el Papa subrayó la necesidad de desarrollar una «teología de la mujer». Un año después, concedió el Premio Ratzinger a la francesa Anne-Marie Pelletier, biblista especializada en esta cuestión.

Aunque Francisco cerró la puerta a la ordenación de mujeres al diaconado en su exhortación apostólica Querida Amazonia en 2020 y advirtió en varias ocasiones contra la tentación de «funcionalizar» la vocación femenina, llamó no obstante a seguir reflexionando sobre el diaconado femenino y sobre el «principio mariano» que debe regir la Iglesia junto al «principio petrino», esencialmente masculino.

El pontificado también está marcado por el nombramiento de varias mujeres para altos cargos en el Vaticano. El nombramiento de Nathalie Becquart como subsecretaria del Sínodo de los Obispos en 2021 es sin duda uno de los más significativos. La monja francesa se convirtió así en la primera mujer en obtener el derecho a voto en esta asamblea, cuya influencia se vería muy reforzada a lo largo del pontificado. Ese mismo año, nombró a la hermana Alessandra Smerilli «número 2» del Gran Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, así como a la hermana Raffaella Petrini, secretaria general del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano. También nombró a 3 mujeres para el Dicasterio para los Obispos, a fin de que también ellas puedan participar en el proceso de nombramiento de obispos.

Otros nombramientos reflejan el nuevo rumbo del argentino, como el de Barbara Jatta en 2016, que se convirtió en la primera directora de los Museos Vaticanos. También elevó a varias mujeres al cargo de subsecretarias: Gabriella Gambino y Linda Ghisoni al Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, Sor Carmen Ros Nortes a la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Francesca Di Giovanni a la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado.

9. La reforma de la Curia y la transparencia financiera

«Alzheimer espiritual», «rostro sombrío», «rumor», «calumnia», «chismorreo», «beneficio mundano», «exhibicionismo»... En su ya célebre discurso sobre las quince enfermedades de la Curia romana pronunciado en la Navidad de 2014, el Papa Francisco no perdonó a su administración. Tras el escándalo del Vatileaks, que había sacudido el final del pontificado de Benedicto XVI, el Colegio Cardenalicio había encomendado al cardenal Bergoglio la tarea de reformar el sistema.

Además de la reforma espiritual exigida por el Papa en aquel discurso, el pontífice argentino se dotó rápidamente de los medios para llevar a cabo una reforma estructural de la Curia. Para ello, se rodeó de un pequeño grupo de trabajo formado por cardenales de los cinco continentes.

Además de reformar los órganos de comunicación de la Santa Sede y agrupar los consejos pontificios, el Papa y su Consejo abordaron la gestión de las finanzas vaticanas. La hoja de ruta era clara: lucha contra la corrupción y el blanqueo de dinero, transparencia, simplificación y clarificación de los procesos de toma de decisiones. Por ejemplo, la poderosísima Secretaría de Estado fue liberada de todos los fondos financieros y bienes inmuebles que había administrado hasta entonces.

Al destituir manu militari en septiembre de 2020 al antiguo número 3 del Vaticano, el cardenal Angelo Becciu –por entonces sospechoso de malversación de fondos cuando era adjunto de la Secretaría de Estado–, el papa Francisco aceleró su reforma. La apertura de un juicio histórico en el Vaticano en julio de 2021 a raíz del escándalo por la arriesgada compra de un edificio en Londres demuestra el cambio cultural que se ha producido bajo el pontificado: a partir de ahora, hasta un cardenal puede verse en el banquillo de los acusados para responder de sus actos.

El 19 de marzo de 2022, tras 9 años de trabajo, el Papa publicó por fin la nueva Constitución Apostólica que reforma la Curia Romana. Titulada Praedicate Evangelium («Proclamad el Evangelio»), sustituye a la constitución Pastor Bonus publicada por Juan Pablo II en 1988. El texto reforma el funcionamiento y la misión de la administración central de la Iglesia, orientándola hacia la evangelización. Francisco ratifica muchas de las reestructuraciones establecidas durante su pontificado, así como algunas decisiones inéditas, en particular, la posibilidad de nombrar a laicos, hombres o mujeres, al frente de los dicasterios. También desea que la Curia ya no se sitúe entre el Papa y los obispos del mundo, sino «al servicio de ambos».

El Papa Francisco y el imán Al-Tayeb en Abu Dabi firmaron el documento sobre fraternidad humana, el 4 de febrero de 2019. Esta imagen es el símbolo del diálogo entre religiones por la paz mundial y la convivencia común. Fue el segundo viaje del Pontífice ese año, ya que el primero fue a Panamá para la JMJ que se celebró en enero de ese año. Tras esto, Francisco visitó Marruecos, Bulgaria, Macedonia del Norte, Rumanía, Mozambique, Madagascar y Mauricio, Tailandia y Japón. Además, en 2019 publicó la exhortación apostólica Christus vivit, dirigida a los jóvenes y a todo el Pueblo de Dios tras el Sínodo de la Amazonia

El Papa Francisco y el imán Al-Tayeb en Abu DabiVatican News

10. El diálogo con el islam

Quizás uno de los temas principales del pontificado, el diálogo con el islam ha alcanzado un nivel sin precedentes bajo Francisco, después de que las relaciones con los musulmanes hubieran llegado a un punto muerto tras los malentendidos suscitados por el discurso de Benedicto XVI en Ratisbona en 2006. En una década marcada por el terrorismo islamista y la crueldad de Daesh en Oriente Medio en particular, el Papa ha intensificado sus encuentros con dignatarios musulmanes. Su credo: la cultura del encuentro es la única alternativa a «la barbarie de quienes avivan las llamas del odio», explicó en una conferencia sobre la paz organizada en la universidad egipcia de Al-Azhar en 2017.

En febrero de 2019, esta brújula le llevó a Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), donde selló un acuerdo histórico con el gran imán de Al-Azhar, Al-Tayyeb. Juntos firmaron un documento sin precedentes titulado Sobre la fraternidad humana, un auténtico compendio de valores comunes a todas las religiones y destinado a ser entregado a todos los líderes influyentes.

La tercera encíclica del Papa Francisco, Fratelli tutti, representa un paso decisivo en el diálogo interreligioso. En ella cita varias veces a Ahmed Al Tayyeb –quien, según el Papa, le inspiró para escribir la encíclica– y renueva su llamamiento a todas las religiones para que condenen la violencia cometida en su nombre. En 2022, durante un viaje a Bahréin, se reunió por sexta vez en cinco años con su «hermano» Al Tayyeb.

En 2021, al reunirse con el ayatolá al-Sistani en Irak, el Papa demostró su voluntad de diálogo con el islam chií. Para el padre Christopher Clohessy, eminente especialista del islam chiíta, este encuentro envía a los chiíes el mensaje de que no se les olvida y de que son «parte integrante del proceso de diálogo y de paz en el mundo».

11. El ecumenismo

Esta es una de las grandes imágenes del pontificado. El 12 de febrero de 2016, casi mil años después del gran cisma de 1054, el jefe de la Iglesia católica se reunió por primera vez con el Patriarca ortodoxo de Moscú. Este encuentro histórico, que tuvo lugar en el aeropuerto de Cuba, selló el estrechamiento de las relaciones entre las dos Iglesias. Le siguieron numerosos intercambios artísticos y religiosos, entre ellos el préstamo de las reliquias de San Nicolás de Bari a la Iglesia ortodoxa rusa. Sin embargo, la política de acercamiento se interrumpió bruscamente cuando, el 24 de febrero de 2022, las tropas rusas invadieron Ucrania, con la bendición del Patriarca Kirill. Justo cuando el Papa y el Patriarca tenían previsto reunirse en Jerusalén en junio de ese mismo año, las desavenencias generadas por la guerra de Ucrania estallaron a la luz pública, y el Papa Francisco pidió a Kirill que no se convirtiera en «monaguillo de Putin». Este revés en la historia de las relaciones con los ortodoxos rusos es sin duda uno de los mayores pesares del Papa Francisco.

En un frente completamente distinto, en 2016 el Papa Francisco visitó Estocolmo (Suecia) para conmemorar el 500 aniversario de la Reforma luterana. Junto con representantes de la Federación Luterana Mundial, firmó una declaración conjunta en la que pedía superar los «conflictos del pasado» y avanzar hacia una mayor comunión y solidaridad.

En 2018, Francisco participó en un gran encuentro ecuménico en Bari con los jefes de las Iglesias cristianas de Oriente Medio –también estuvo presente una delegación del Patriarcado de Moscú–. Con el éxodo de cristianos de Oriente como telón de fondo, el obispo de Roma reafirmó el valor del «ecumenismo de la sangre».

También fue para hacer una «peregrinación ecuménica» que viajó a Ginebra (Suiza) en 2018 para celebrar el 70ª aniversario del Consejo Mundial de Iglesias. Esta organización reúne a unas 348 iglesias ortodoxas, protestantes y anglicanas, que representan a 500 millones de fieles. En él, explica el núcleo de su planteamiento: la unidad de los cristianos no debe ser una «estrategia» para ganar más influencia en el mundo, sino «un acto de obediencia al Señor y de amor al mundo».

El estilo y la personalidad de Francisco le han llevado también a forjar estrechas relaciones con sus hermanos cristianos, en particular con el Patriarca Bartolomé de Constantinopla, con quien se ha reunido una docena de veces y que le inspiró la encíclica Laudato si, y con el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, con quien trabajó en particular para resolver el conflicto de Sudán del Sur.

El activismo ecuménico de Francisco muestra su deseo de mover las líneas en un ámbito en el que todo el mundo se ha acostumbrado a ceñirse a sus posiciones.

12. Disputas litúrgica

El 16 de julio de 2021, el Papa argentino causó sensación con el motu proprio Traditionis Custodes, que derogaba la decisión tomada por Benedicto XVI en 2007 de ampliar las posibilidades de celebrar la misa según el misal de 1962, calificado de «forma extraordinaria del rito romano». Este término fue abandonado por Francisco, que ahora prefiere hablar del «rito antiguo», destinado a extinguirse con las generaciones formadas antes del Concilio. Esta decisión provocó una gran incomprensión en los sectores más tradicionales de la Iglesia católica, en particular en Francia y Estados Unidos.

Sin embargo, en febrero de 2022, el Papa confirmó el derecho de la Fraternidad de San Pedro a celebrar según el rito anterior al Concilio, ya que esta comunidad, fiel al Papa, había sido fundada específicamente con este fin. En aras del apaciguamiento, el Papa desea dejar a los obispos el discernimiento caso por caso, según la situación local. No obstante, Francisco desea la mayor unificación posible de la liturgia, según el canon del Misal promulgado por Pablo VI en 1969.

El 29 de junio de 2022, en su carta apostólica Desidero Desideravi, el Papa Francisco recordó que la liturgia debe garantizar «una misma oración», capaz de expresar la unidad de la Iglesia deseada por el Concilio Vaticano II.

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