Dos personas sonriendo

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¿Qué alarga la vida según la neurociencia?

Ser amable y bondadoso son claves para potenciar la sociabilidad, atraer lo bueno, y, por tanto, mejorar la salud y vivir más

Mejorar la salud, ser feliz y vivir más años son los objetivos más recurrentes entre las personas y por los que les llevan a practicar deporte, comer de forma equilibrada y procurarse paz. Pero ¿y si te dijeran que, además de todos estos hábitos saludables hay una fórmula que también contribuye a lograrlos?

El neurocientífico Jonathan Benito, profesor de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Madrid, apuesta por un nuevo reto: el poder de la amabilidad. «Al combinar amabilidad con asertividad evitarás que la amabilidad sea confundida con debilidad y conseguirás una comunicación más efectiva con los demás y, gracias a ello, unas relaciones interpersonales mucho más saludables y equilibradas», explica Benito en su nuevo libro El poder de la amabilidad (Editorial Planeta), que sale a la venta este 21 de mayo.

El autor analiza el por qué de las conclusiones que expresa en su libro. «La ciencia cada vez conoce más elementos que otorgan felicidad a largo plazo. No son habladurías baratas de las redes sociales, sino el resultado del esfuerzo de miles de grupos de investigación de todo el mundo. La felicidad está ahí, al alcance de todos, te lo garantizo como científico. Solo hay un pero, para ser feliz: te lo tienes que currar», asegura.

La clave está, expresa, en evitar la agresividad y la hipercompetitividad. Hay que diseñar el día a día de tal manera que implique realizar acciones cuyo resultado final incremente nuestra felicidad. «Un buen modo de empezar es que te concentres en acumular experiencias por encima de lo material. Especialmente si son actos de bondad». Cuantos más actos de bondad y amabilidad realiza una persona, más feliz es.

Otra clave es la sonrisa. «No importa si no sabes hablar un idioma o incluso si no puedes hablar en absoluto, con solo una sonrisa puedes lograr cosas que serían imposibles de alcanzar con un millón de palabras juntas. Es, sin duda, la herramienta de comunicación social más poderosa que posee el ser humano. Una sonrisa genuina y prolongada activará las neuronas espejo de tus interlocutores, estimulando en su cerebro las mismas áreas que se activarían si estuvieran realizando la acción ellos mismos», argumenta Benito.

Así, para lograr ser amables, no hay que descuidar las fórmulas básicas de prosociabilidad como usar las palabras «hola», «adiós», «perdón», «por favor» y «gracias»; potenciar la escucha activa, manteniendo un interés genuino por lo que nos están contando y, en una discusión, expresar nuestras opiniones desde el respeto, sin culpar a los demás. Con estas estrategias se logra «atraer lo bueno», ser más feliz, y por tanto, vivir más.

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