Simulación de la misma cara antes y después de adelgazar
Cómo cambia la cara al perder peso y qué hacer para mejorarlo
La 'cara de Ozempic' es la consecuencia de la pérdida de peso de forma acelerada
delgadez, mejillas hundidas, nuevas arrugas y piel flácida en el rostro y el cuello, son los efectos del denominado por los endocrinos y dermatólogos como 'cara de Ozempic'. Y es que, el notable incremento en el uso de métodos destinados a perder peso de manera acelerada ha traído consigo un aumento paralelo en la aparición de efectos secundarios asociados.
Perder grasa en el rostro no solo cambia la apariencia, sino que también puede dar la impresión de un envejecimiento prematuro. Expertos de Cleveland Clinic explican que este fenómeno, cada vez más observado en pacientes que recurren a tratamientos como Ozempic para adelgazar, tiene explicaciones médicas claras.
La grasa subcutánea, ubicada bajo la piel, cumple un rol clave en la estructura facial, aportando volumen y firmeza. Una pérdida rápida de peso reduce estas reservas, lo que provoca hundimiento en mejillas y cuello, además de flacidez cutánea.
El proceso, según el endocrinólogo Dr. Vinni Makin, acelera signos que suelen asociarse al envejecimiento natural. «Una pérdida brusca de grasa subcutánea puede imitar el paso del tiempo en el rostro», señala.
A ello se suma la disminución de proteínas esenciales como el colágeno y la elastina, encargadas de mantener la piel firme y elástica. Su reducción contribuye a un aspecto más envejecido y a la pérdida de tonicidad cutánea.
Arrugas y líneas de expresión
Uno de los signos más evidentes es la aparición de arrugas y líneas de expresión. Esta consecuencia está directamente relacionada con la pérdida de colágeno, una proteína esencial que proporciona estructura y firmeza a la piel. Al reducirse su presencia, el tejido cutáneo pierde elasticidad, lo que da lugar a pliegues y marcas finas, especialmente alrededor de los ojos, la boca y la frente.
Ojos hundidos
En paralelo, muchas personas advierten que sus ojos adquieren un aspecto más hundido. Esta transformación se debe a la disminución del volumen de las bolsas grasas que normalmente rodean esta zona. Al reducirse dicha grasa, los ojos pueden parecer más retraídos, acentuando la fatiga facial y el envejecimiento.
Labios finos
También los labios pueden perder parte de su volumen natural. La grasa subcutánea contribuye a la apariencia tersa y juvenil de esta zona. Cuando se reduce bruscamente, los labios pueden volverse más delgados y menos definidos, lo que altera la armonía general del rostro.
Piel flácida
Otro de los efectos frecuentes es la flacidez de la piel, tanto en el rostro como en el cuello. De modo similar a lo que ocurre en otras zonas del cuerpo como el abdomen o los brazos, el cutis puede mostrar una caída evidente, sobre todo en personas mayores de 35 años o en quienes han perdido muchos kilos en poco tiempo.
El Dr. Makin subraya que «una pérdida de peso rápida puede provocar la aparición de piel flácida en el rostro y el cuello», lo que se traduce en mejillas caídas, desdibujamiento del óvalo facial y aparición de la llamada papada.
Estructura ósea más prominente
Por último, al desaparecer parte de la grasa que suavizaba los contornos del rostro, la estructura ósea se vuelve más visible. Elementos como los pómulos o el ángulo mandibular pueden parecer más prominentes, lo que, si bien en algunos casos puede interpretarse como un rasgo atractivo, en otros transmite una imagen de agotamiento o rigidez.
Qué hacer
Por su parte, la doctora Leida Rojas, profesional de la clínica de salud y estética Único Life Clinics, explica que en el rostro humano existen compartimentos grasos, tanto superficiales como profundos, que también se reducen durante un adelgazamiento rápido. Como resultado, la piel –al no poder adaptarse con la misma velocidad a la nueva estructura subyacente– pierde tensión y firmeza, lo que se traduce en un aspecto más envejecido y descolgado. «El efecto es como el de un vestido que nos queda grande», compara la especialista.
Frente a la inquietud por la posible irreversibilidad de estas secuelas, la doctora asegura que sí es posible corregirlas. Por un lado, se puede recurrir al ácido hialurónico para restaurar el volumen perdido en ciertas áreas del rostro, como los surcos nasogenianos o las mejillas. Por otro, existen los inductores de colágeno, cuya acción se orienta a recuperar la firmeza de la piel mediante la estimulación de fibras estructurales como el colágeno y la elastina. Si bien otra posibilidad sería recuperar peso para rellenar nuevamente los compartimentos grasos, esta alternativa no se recomienda si el adelgazamiento responde a razones de salud.
En este sentido, la doctora subraya que «cuando perdemos peso es fundamental cuidar la piel del rostro durante todo el proceso, estimulando la producción de colágeno y elastina para preservar la tonicidad y prevenir la flacidez». Para ello, propone una serie de tratamientos estéticos orientados a preservar la juventud facial tras una pérdida de peso rápida:
Tratamientos
- Radiofrecuencia: sesiones que favorecen la generación de colágeno y elastina, y que sirven como preparación para otros procedimientos.
- Infiltración de inductores de colágeno: producen un efecto lifting que mejora visiblemente la firmeza cutánea.
- Ácido hialurónico: útil para corregir el hundimiento en zonas clave como las mejillas, el óvalo facial, las sienes o las ojeras.
- Exosomas y polinucleótidos: efectivos frente al fotoenvejecimiento, también mejoran la textura y calidad de la piel.
Finalmente, la doctora Rojas pone el acento en la importancia del cuidado facial cotidiano. Mantener una rutina adecuada en casa, basada en limpieza, hidratación y protección solar, es clave para consolidar los resultados obtenidos y prevenir el deterioro cutáneo. En este sentido, recomienda el uso regular de espuma limpiadora, sérum, crema hidratante y protector solar con factor SPF 50. «Así, se consigue mantener los resultados y prevenir el fotoenvejecimiento», concluye.