Un niño en la playa con problemas en el oído

Un niño en la playa con problemas en el oídoEl Debate

Chapuzones sin riesgo: la clave para proteger los oídos de los niños este verano

El 'oído de nadador' es la inflamación del canal auditivo externo provocada por el agua que queda atrapada después de nadar

Llega el buen tiempo y las piscinas se convierten en el lugar favorito para niños y familias que buscan refrescarse y pasar un buen rato al sol. Pero, entre chapuzón y chapuzón, hay un detalle que solemos pasar por alto, la salud de los oídos de los más pequeños. Tras la diversión en el agua puede esconderse un riesgo que si no se cuida, puede arruinarnos las vacaciones, y no es otro que las molestas infecciones de oído, especialmente la temida otitis externa o, como también se conoce, el «oído de nadador».

Esta condición no es más que una inflamación del canal auditivo externo, provocada por el agua que queda atrapada después de nadar. Ese ambiente húmedo es el paraíso para bacterias y hongos y los niños son más propensos a sufrirla. ¿El resultado? Picor, enrojecimiento, dolor (a veces bastante intenso), secreciones y, en casos más serios, hasta pérdida temporal de audición. Si no se atiende a tiempo, puede complicarse y necesitar tratamientos más invasivos.

Prevenir este problema

Pero no hay que alarmarse porque prevenir este problema es más fácil de lo que parece. Y aquí entra en juego un aliado fundamental, los tapones para los oídos. Aunque los tapones genéricos pueden ser útiles en algunos casos, los tapones personalizados, a medida, ofrecen una comodidad y eficacia superiores. Se adaptan como un guante a la forma y tamaño del oído de cada niño y están hechos con materiales hipoalergénicos que ofrecen un sellado perfecto e impiden el paso del agua sin causar molestias. Es como tener un traje de buceo solo para tus oídos, cómodo y seguro, lo que reduce de forma notable el riesgo de infecciones. Será importante que los padres se aseguren de que los tapones se ajusten correctamente y se mantengan limpios para evitar cualquier tipo de irritación o incomodidad.

Además de los tapones, hay pequeños gestos que ayudan mucho, como secar bien los oídos después del baño con una toalla suave, inclinar la cabeza hacia un lado y luego hacia el otro para que salga cualquier gota rebelde, y por supuesto, evitar a toda costa meter bastoncillos de algodón u otros objetos en el oído. Aunque parezcan inofensivos, pueden dañar la delicada piel del conducto auditivo y empeorar las cosas. Y si notas que tu hijo se queja de dolor de oído, tiene secreciones o parece escuchar menos de lo habitual, no dudes en consultar al especialista.

Al final, se trata de algo muy simple como es estar atentos y enseñar a los peques a cuidar de sus oídos. Con un poco de prevención y el uso de tapones a medida, podemos asegurarnos de que sus aventuras acuáticas sean seguras y divertidas. Porque el verano está para disfrutarlo al máximo y cuidar la salud auditiva es un pequeño gesto que puede evitar grandes problemas. Este verano, no olvides incluir los tapones en la bolsa de la piscina. ¡Que nada arruine esos chapuzones llenos de risas y alegría!

  • Marisa Sánchez Rodríguez, doctora por la Universidad San Pablo CEU. Licenciada en Farmacia. Graduada en Óptica, Optometría y Audiología por la USP CEU.

Temas

comentarios

Más de Expertos

tracking