Los materiales han sido eficaces con los virus de la covid-19, de la gripe, del herpes simple y con adenovir

Los materiales han sido eficaces con los virus de la covid-19, de la gripe, del herpes simple y con adenovirCSIC

Salud

¿Se pueden utilizar virus para curar enfermedades?

Esto se produce gracias a los bacteriófagos, que son aquellos que se aprovechan naturalmente de las bacterias al infectarlas y replicarse dentro de ellas hasta que estallan

Aunque parezca imposible, todos los seres vivos tienen sistema inmune, hasta las bacterias que se encuentran en nuestro cuerpo. De primera mano, este organismo procariota unicelular parece simple, pero son capaces, mediante un complejo organismo, de reconocer qué virus las ha infectado previamente y atacarlos para evitar la infección.
Por muy raro que parezca, gracias a su actividad y su forma de vida, son capaces de curar enfermedades raras que afectan a los humanos.
Esto se produce gracias a los bacteriófagos. Los virus bacteriófagos son aquellos que se aprovechan naturalmente de las bacterias al infectarlas y replicarse dentro de ellas hasta que estallan, matando a su huésped microbiano.
Gracias a que inyectan su material genético en el interior de la célula, la bacteria puede capturar parte de esos ácidos nucleicos e insertarlos dentro de su genoma. Pero no se agrega al genoma bacteriano en cualquier lugar, sino que elige ubicaciones específicas: las secuencias CRISPR. Por sus siglas en inglés.
CRISPR significa «repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente espaciadas», y más o menos traducido a un nivel de comprensión no científica, podríamos decir que son «una especie de tijeras moleculares que permiten cortar y pegar trozos de material genético en cualquier célula». Fue considerado el mayor avance científico de 2015, año de su descubrimiento.
El profesor titular de microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid, José Antonio López Guerrero, explica que «para tratar de reparar genes defectuosos se pueden utilizar incluso virus directamente contra algunas enfermedades ocasionadas por bacterias, lo que se llaman bacteriófagos. Las terapias de bacteriófagos se utilizaron con el desarrollo de los antibióticos y ahora, con la aparición de enfermedades de bacterias hiperresistentes. Es decir, vuelven otra vez a considerarse como una o como una vía terapéutica».
Gracias a esto, se podría decir que cuando un virus inyecta su material genético en una bacteria, esta reconocerá los ácidos nucleicos extraños y la proteína cas9, será la encargada de cortar el DNA. Así, el material genético del virus acabará troceado, sin capacidad para reproducirse.

Las aplicaciones prácticas

La edición genética abre una gran cantidad de puertas. Podrían hacerse estirpes de mosquitos incapaces de transmitir la malaria o cultivos que resistieran mejor la escasez de agua. Incluso, podría cambiarse parte del DNA y hacer así que una enfermedad genética deje de manifestarse. Pero aunque el CRISPR/cas9 se postule como uno de los mecanismos para llevar a cabo este nuevo campo de terapia génica, los investigadores son conscientes de que no es la única herramienta que puede utilizarse.
Recientemente, se ha aprobado un tratamiento génico para una enfermedad genética por la que las personas acaban desarrollando ceguera (la amaurosis congénita de Leber tipo 2). Las personas enfermas no pueden producir una proteína necesaria en el proceso de detección de la luz por la retina debido a una mutación en un gen. Pero si se logra insertar el gen capaz de producir esta proteína, el problema está resuelto.
Es un proceso tremendamente complicado y para el que no se tenía solución hasta hace pocos años. Problemas éticos y de seguridad hacían que la cura se dilatara. Pero esta enfermedad ya tiene un tratamiento aprobado, el primer tratamiento génico de la historia que se declara apto para uso clínico. Y es un virus.
Se ha conseguido insertar en las células de la retina el gen que codifica para la proteína que falta a las personas que sufren esta enfermedad.
Aunque el tratamiento es temporal y no da resultados para toda la vida de la persona, representa el inicio de la edición genética como arma terapéutica.

Virus para tratar enfermedades

Esto es posible gracias a la biología de los propios virus. Los virus son capaces de inyectar material genético dentro de las células. Es más, logran que se inserte dentro del genoma hospedador y que se replique. Por lo tanto, si se utiliza la maquinaria de un virus, podría insertarse teóricamente una infinidad de secuencias a nuestro gusto. Podrían insertarse los genes que codifiquen las proteínas requeridas en muchas enfermedades genéticas.
Hay virus que son tremendamente útiles. Los virus adeno-asociados (AAV) son un grupo interesante y valioso por sus características: son capaces de infectar células humanas, no dan una notable respuesta inmune y, sobre todo, no son patógenos.
El profesor López Guerrero explica que se pueden utilizar virus como vacuna. «Ahí tenemos la vacuna contra la viruela que fue un virus o la vacuna contra la poliomielitis. Se puede utilizar también virus como vacuna empleando al virus como una herramienta recombinante, es decir, la vacuna Sputnik, AstraZeneca...»
En el caso de AstraZeneca, el virus es o es adenovirus que se ha modificado para que lleve genes del coronavirus. Además, según comenta el profesor, se utilizan virus en terapias génicas, que utilizan adenovirus, herpesvirus, retrovirus, virus parientes lejanos del virus del SIDA.
Si queremos insertar un gen en las células humanas, ‘solamente’ haría falta crear un virus adeno-asociado que contuviera ese gen en su interior y después usarlo para tratar a la persona enferma.
Con estos virus hay numerosos ensayos clínicos al respecto y en fases muy diferentes. Quizá alguno de ellos acabe siendo un novedoso tratamiento de Parkinson, Alzheimer, distrofia muscular de Duchenne o fibrosis quística.
También hay otros virus más allá de los AAV igualmente interesantes, como algunos lentivirus. Pero de momento solo hay dos tratamientos aprobados que utilizan virus como vectores de genes. El primero fue el ya comentado para la amaurosis congénita de Leber tipo 2.

Se usan los virus para transportar genes en biología molecular, que repercuten también a la salud directa o indirecta en humanos

Si una persona tiene algún tipo de cáncer que esté evadiendo la respuesta inmune, este tratamiento podría ser de gran utilidad. Los linfocitos T son capaces de reconocer antígenos, proteínas en la membrana de las células tumorales que son extrañas, y atacar las células para evitar su proliferación. Pero en muchas ocasiones las células cancerosas desarrollan mecanismos para camuflarse o hacer que los linfocitos no puedan reconocerlos.
«Se pueden utilizar ya los virus o las vacunas contra algunos virus. Un ejemplo de esto son las vacunas contra cáncer o las del papiloma. Se usan los virus para transportar genes en biología molecular, que repercuten también a la salud directa o indirecta en humanos. Hay muchos virus como herramientas o directamente como vectores para prevenir y tratar enfermedades», concluye el profesor.

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