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Qué es la ketamina, la droga que podría tomar Elon Musk para la depresión

El jefe de Tesla habría recurrido a este fármaco según ha desvelado The Wall Street Journal

Primero fue el Príncipe Harry de Inglaterra quien admitía, en una entrevista en la televisión estadounidense, que usó psicodélicos como ayahuasca para curar el «dolor» y el «trauma» tras la muerte de su madre. Ahora, según un informe publicado por The Wall Street Journal serían Elon Musk, cofundador y director general de Tesla y Sergey Brin, fundador de Google, quienes habrían decidido recurrir a ciertas drogas como la ketamina o los hongos mágicos para controlar la depresión.
Tras esta afirmación del medio estadounidense, Musk, el hombre más ricos del mundo, no se ha pronunciado directamente sin embargo, sí dejó clara su postura a través de Twitter: «La depresión está sobrediagnosticada en los EE.UU., pero para algunas personas realmente es un problema de química cerebral», escribió el director ejecutivo de Tesla en respuesta al controvertido influencer Andrew Tate quien había tuiteando que «la depresión es una elección».

Trastornos del estado de ánimo

Los trastornos del estado de ánimo se encuentran entre las enfermedades mentales diagnosticadas con mayor frecuencia en todo el mundo. Según los expertos, los tratamientos farmacológicos actuales para estos trastornos, como los moduladores de la serotonina y las benzodiazepinas, tardan en surtir efecto y, cuando lo hacen, a menudo provocan efectos secundarios no deseados. Además, muchas personas con depresión no responden en absoluto a estos medicamentos. Los investigadores están ampliando el campo terapéutico investigando las propiedades antidepresivas y ansiolíticas de fármacos como la ketamina o derivados del compuesto psicodélico psilocibina, compuesto activo de los «hongos mágicos».

¿Qué es la ketamina?

La ketamina nació como anestésico sintetizado en 1962 y actualmente se utiliza de forma legal con fines médicos y veterinarios aunque también existe un consumo como 'drogas de síntesis'. Según el Plan Nacional sobre Drogas, sus efectos dependen de la composición, la dosis, el contexto en que se consuma y las características del consumidor. A dosis bajas, produce efectos similares a los de borrachera por alcohol, con pérdida de coordinación y dificultades para hablar y pensar o visión borrosa. A dosis altas puede provocar delirios, pseudoalucinaciones, pérdida de la noción del espacio y del tiempo y distorsión de la realidad. Algunas personas se ven fuera de su cuerpo o piensan que han muerto o van a morir de manera inmediata.
A pesar de todo ello, los investigadores llevan años tratando de demostrar el poder de este fármaco en enfermos psiquiátricos. El pasado mes de octubre un estudio publicado en el Journal of Clinical Psychiatry aseguraba que las personas que recibieron ketamina por vía intravenosa en tres clínicas privadas tuvieron una «mejoría significativa» en los síntomas de depresión, ansiedad e ideación suicida. Sin embargo, el estudio no incluyó los datos sobre los efectos adversos y la alta tasa de respuesta y remisión fue similar a la de otros tratamientos.

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