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20 de abril de 2024

Íñigo Méndez de Vigo modera la mesa jurídica de la conferencia

Íñigo Méndez de Vigo modera la mesa jurídica de la conferenciaEl Debate

Conferencia CEU y One of us

Políticos e intelectuales claman contra el aborto: «Es una moda dominante»

Los ponentes han recalcado que esta acción no forma parte de ningún tratado internacional y, por tanto, no puede suponer un derecho fundamental

El aborto no es ni debe ser un derecho fundamental de la Unión Europea. Así lo han expresado representantes políticos e intelectuales de todo el continente europeo desde su capital, Bruselas. Este continúa siendo un tema candente y con gran impacto en la sociedad a nivel nacional, comunitario y mundial. Pero es el debate sobre si el aborto debe incluirse en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea lo que ha impulsado que se celebre la convención, promovida por el Real Instituto de Universitario de Estudios Europeos del CEU y la Plataforma One of Us.
El eje de la conferencia se sitúa en recalcar que el aborto es un fracaso para la sociedad y que la Carta de Derechos Fundamentales detalla el derecho a la vida, pero nunca el derecho al aborto. Para respaldar esta idea, han intervenido, entre otros, el ex primer ministro de Eslovenia, Alojz Peterle, el presidente de One of Us, Jaime Mayor Oreja, y el Presidente de la Fundación CEU San Pablo, Alfonso Bullón de Mendoza.
«Estamos aquí porque creemos en la vida y queremos protegerla». Con estas declaraciones contundentes ha comenzado la conferencia José María Beneyto, director del Real Instituto Universitario de Estudios Europeos de la Universidad San Pablo CEU. En esta línea ha continuado Ana del Pino, coordinadora en España de la federación One of Us, que calificaba al aborto como «una moda», y es que existe una sucesión de leyes «que lo favorecen y lo promueven». De igual forma, ha destacado que el aborto se ha erigido como algo progresista, feminista, moderno, solidario, mientras que significa «todo lo contrario».

En Hungría, el número de abortos se redujo a la mitad gracias a las políticas profamilia, como escuchar el latido del fetoEszter Parkanyi

Los ponentes han hecho hincapié en que se está desmantelando la idea de familia tradicional en favor de otras. Eszter Parkanyi, abogada húngara, cree que esta concepción de la vida ya está concebida como algo «pasado de moda». Parkanyi destaca que, en el caso de los abortos, en Hungría el número se redujo a la mitad gracias a las políticas profamilia del gobierno de Víktor Orbán. Entre ellas, la abogada ha subrayado la obligación de que las madres han de escuchar el latido del bebé antes de abortar, una medida que ya intentó implementar Vox en Castilla y León hace tan solo unas semanas.
Situados en la capital europea, todos los intervinientes han querido recordar por qué nació la Unión Europea. Marina Casini, presidenta del Movimento per la Vita, recalca que la UE surgió para defender la vida y acabar con las guerras entre hermanos. «Pero la paz no significa solamente que paren las armas, sino también respetar y honrar cada vida humana». Por su parte, György Hölvenyi, europarlamentario húngaro del Partido Popular Europeo (PPE), alega que a los provida les falta comunicación, ya que «otros han vendido su historia y si se repite muchas veces una mentira, la gente termina por creérsela».

«En ningún tratado internacional»

En la mesa legal, moderada por el exministro Íñigo Méndez de Vigo, los ponentes han repetido que, desde el punto de vista jurídico, el aborto no es un derecho ni una libertad. Asimismo, se ha destacado que, de incluirse el aborto como derecho fundamental en la Unión Europea, se invadirían las competencias de los estados miembros: «No se puede imponer el aborto a todos los países», comenta Tonio Borg, excomisario europeo de Salud. «Los padres fundadores nunca quisieron que la Unión absorbiera los derechos de los miembros».
One of Us

Un momento del encuentro en Bruselas

Natalia Ochoa, profesora de Derecho en la Universidad Camilo José Cela, incide en que esta idea de que el aborto es un derecho fundamental es consecuencia del llamado «lenguaje acordado», y es que en las conferencias internacionales «van repitiendo una serie de mantras que van calando en la sociedad».
Coincide con esto Paulo Rangel, vicepresidente del grupo popular europeo, y afirma que la gente piensa que todo tiene que ser un derecho constitucional y «esto no es así, hay que hacer pedagogía». Según Rangel, el derecho a la vida sigue siendo importante aunque se permita el aborto, ya que después de ciertos meses o condiciones continúa estando prohibido.

Consecuencias

Lo cierto es que para modificar la Carta se necesita la unanimidad de los países miembros, algo que naciones como Polonia, Hungría, Malta o Chipre no firmarían. Nuno Melo, europarlamentario del PPE añade que, de hacerse efectivo, deberían de cambiarse también los tratados y una de las consecuencias más inmediatas podría ser la desaparición de la objeción de conciencia y de la libertad de discurso. «Macron no tiene derecho a imponer su visión sobre un tema con un impacto civil obvio», ha apostillado, haciendo referencia a la propuesta del presidente francés. Christian Frei, teólogo y ético alemán es contundente: «El derecho al aborto viola el principio constitutivo porque restringe el derecho a la vida de un futuro ciudadano».
La europarlamentaria popular Isabel Benjumea volvió a hacer referencia a la oferta de Macron, ya que viendo los aplausos que suscitó en la Eurocámara, hay que darse cuenta de que «somos una minoría». Por eso, cree que hay que trabajar desde las asociaciones, llegar a la esfera pública y reconquistar el lenguaje. «Tenemos que convertirnos en activistas y salir de nuestros círculos».

«La imposición de unas ideas»

El presidente de One of Us, el exministro Jaime Mayor Oreja, ha apuntado que Europa vive una transición y, como todas, conllevan debilidad y duda. Al igual que comentó previamente Del Pino, el exparlamentario cree que el aborto es una «moda dominante» y aplaude a todos aquellos que luchan contra ella. «Aunque algunos traten de ningunear las raíces, nosotros decimos que es precisamente ahora cuando son importantes los fundamentos cristianos de nuestra sociedad», ha concluido.
Por su parte, Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la Fundación CEU San Pablo, ha subrayado que existe una cantidad ingente de personas quieren entrar a vivir con nosotros pacíficamente y de la cual los medios no hablan. «No saltan vallas ni infringen leyes, están dispuestos a adaptarse a nuestra cultura, puesto que solo quieren vivir». Esta es la situación, según Bullón de Mendoza, en la que se encuentran las vidas a las que se les ha privado mediante medios violentos de vivir entre nosotros. «Se trata de la imposición de unas ideas y una pretensión totalitaria», ha apostillado.
El exministro italiano Rocco Buttiglione se pregunta si podemos comparar los derechos de un adulto con el de un feto o los de un caballero con los de un siervo. «Europa está encogiéndose en el mundo, está en decadencia. El mundo ya no quiere seguir nuestro ejemplo. Sin los valores cristianos no podemos hacer que la Unión funcione».
Balázs Orbán, director político del primer ministro húngaro, ha expuesto el éxito de las políticas de su país: más matrimonios, menos divorcios y, sobre todo, la reducción de los abortos a la mitad. Todo gracias, según Orbán, a las ayudas económicas a las familias, a las facilidades para acceder a la vivienda, el incremento en guarderías y la inversión en campañas gubernamentales.
La diputada italiana Elisabetta Gardiniha, del partido de la primera ministra Giorgia Meloni, ha resaltado que toda su coalición se presentó con un programa que hablaba de un compromiso con la familia, por lo que tiene un respaldo mayoritario de la sociedad italiana. Llama a ser concretos y claros para que el éxito de sus políticas se expandan desde Italia al resto de Europa.
Para cerrar la conferencia, el filósofo francés Rémi Brague ha destacado que la revolución sexual ha beneficiado a los males de la especie. Brague cree que es la mujer la que paga el precio de los abortos con esa práctica invasiva, que tiene consecuencias físicas y psicológicas. «No sabemos lo que siente un embrión, un feto o un recién nacido, por lo que sería bueno aplicar el principio de precaución». El aborto, concluye, es una solución que impide tratar el problema verdadero.

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