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Abecedario filosóficoGregorio Luri

De Carnap a Catalina

La zarina Catalina era una mujer culta. Había leído a Bayle, Montesquieu, Voltaire, Diderot… A este último le propuso la creación de una imprenta en Riga para acabar de publicar la Encyclopédie

Actualizada 08:10

Carnap

Rudolf Carnap y Otto Neurath llegaron a la Universidad de Chicago tras la segunda guerra mundial. Juntos emprendieron la formidable tarea de editar la Enciclopedia Internacional de la Ciencia Unificada, que no consiguió ni unificar las posiciones de los editores, que acabaron separándose. Pero mientras trabajaron juntos hicieron de Chicago el centro del neopositivismo.

Carnap no congenió con sus colegas. Tenía la sensación de encontrarse en medio de un grupo de sabios medievales con largas barbas y solemnes túnicas que se dedicaban a resolver la cuestión de cuántos ángeles pueden bailar en la punta de una aguja. Sus colegas se burlaban de él recordando que, en el transcurso de una visita de Bertrand Russell a la universidad, ambos discutieron sobre la existencia de la realidad objetiva con tanto acaloramiento que acabaron preguntándose si podían demostrar la existencia de sus respectivas mujeres, que, por cierto, estaban presentes.

Carneades

Dos apuntes de Cicerón sobre Carneades:

1) Con su enseñanza pretendía excitar en los romanos el apetito de pensar.

2) Quería arrancar de los espíritus «el fiero monstruo de la afirmación precipitada y de la temeraria credulidad».

Caro Baroja, Julio

Memorable y profético fue el artículo que don Julio publicó en El País el 3 de julio de 1983, titulado El superhombrecito y su pareja.

Comienza así: «Vamos a suponer, por un momento, que Carlos Marx, hombre con ejemplar vida amorosa, y Federico Nietzsche, que la tuvo difícil, dejaron un hijo natural el primero, y el segundo una hija, de amores no reconocidos oficialmente. De la unión del hijo del creador del materialismo histórico con la hija del creador de la filosofía del superhombre nacieron muchísimos vástagos, hombres y mujeres de los que viven hoy descendientes en cuarta o quinta generación. Son un género de personas que tienen toda clase de reivindicaciones que hacer, toda clase de derechos colectivos que ejercer pero que los interpretan muy individualmente; poseen una alta idea de sí mismos y muy poca estima por los demás».

Un pequeño comentario: Quizás el calificativo más adecuado para definir la vida amorosa de Marx no sea precisamente el de ejemplar.

Carta de Marx a Abraham Lincoln

Carlos Marx le escribió una carta a Lincoln, en noviembre de 1864, en la que, entre otras cosas, le decía: «Muy señor mío: Saludamos al pueblo americano con motivo de su reelección. Desde el comienzo de la titánica batalla en América, los obreros de Europa han sentido instintivamente que los destinos de su clase estaban ligados a la bandera estrellada».

Casanova

«Creían –cuenta Casanova en La historia de mi vida– que yo estaba aquí de paso, que era una carga pasajera. Ni mi padre ni mi madre me hablaron nunca. En cuanto se murió mi padre, mi madre me abandonó. Así se libró de mí. Todo esto no me producía ni felicidad ni infelicidad, ni alegría ni tristeza. No sabía qué era el miedo, la angustia, la curiosidad, ni conocía ninguna especie de esperanza. Yo solamente escuchaba.»

Casiano, Juan

Juan Casiano (360-435) cuenta en sus Collationes que el monje Pablo había hecho tantos progresos espirituales que ni siquiera se permitía la ligerísima debilidad de mirar la ropa de una mujer. Desgraciadamente, yendo un día a visitar a unos hermanos, se cruzó casualmente con una mujer y sintió tanta aflicción que corrió a refugiarse en su monasterio como si estuviera huyendo «de un león o de un inmenso dragón».

A pesar de que su conducta obedecía a las más castas intenciones, Dios consideró que el escándalo del monje era un exceso y lo castigó con una parálisis completa que le impedía mover los miembros del cuerpo, incluyendo la lengua. Pero el castigo no acabó aquí.

Su estado requería tantas atenciones, que los monjes lo trasladaron a un cenobio de monjas, donde fue cuidado solícitamente por las hermanas. Así pasó los postreros cuatro años de su vida

San Casiano es también el refugio de Carl Schmitt en Plettenberg, su pueblo natal, cuando tras la derrota de Hitler, retirado de la vida pública, emprende el proyecto de su reivindicación, y el asilo de Maquiavelo en sus tiempos de desgracia, donde redactó El príncipe.

Castidad

Séneca: «Hoy en día la castidad se considera una prueba contundente de fealdad».

Castigo

«¿Quién iba a creer que este castigo infantil, recibido a los ocho años de la mano de una chica de treinta, decidió mis gustos, mis deseos, mis pasiones, para el resto de mi vida?», pregunta Rousseau en sus Confesiones.

Se está refiriendo al correctivo que le infringió la señorita Lambercier. Describe su experiencia de manera que no deja dudas: le encantó. Para confirmarlo, añade: «Lo más extraño es que este castigo me hizo querer aún más por quien me lo había impuesto».

Los caminos de la Ilustración son sinuosos.

Castro, Américo

Américo Castro, en La realidad histórica de España: «Los españoles son tal vez el único pueblo de Occidente que considera como nulos o mal venidos acontecimientos y siglos enteros de su historia, y que casi nunca ha experimentado la satisfacción gozosa de vivir en plena armonía con sus connacionales».

Catalina II

En julio de 1762, seis meses después del comienzo de su reinado, Pedro III de Rusia es depuesto por un golpe promovido por su mujer, Catalina, y el amante de esta, Orlov. Pocos días después Pedro III muere asesinado, aunque oficialmente falleció «de hemorroides y de un cólico.» A continuación, Catalina es proclamada zarina.

Era una mujer culta. Había leído a Bayle, Montesquieu, Voltaire, Diderot… A este último le propuso la creación de una imprenta en Riga para acabar de publicar la Encyclopédie.

Quería tener philosophes en la corte, como Federico de Austria. Invitó a Voltaire, a D’Alembert y a Diderot, que aceptó. D’Alembert, que cobraba una pensión de Federico II, le dijo a Voltaire que no había querido viajar a Rusia porque padecía de hemorroides «y estas son un asunto muy serio en ese país».

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